Publicado el 09.01.2008
La victoria de Hillary Clinton ha sorprendido a todo el mundo pero no se ha improvisado ni es fruto de la suerte o del capricho de un electorado volátil y vulnerable. Hillary ha sabido reaccionar tras el fracaso de Iowa. Su estrategia ha llegado al corazón de los electores, en especial las mujeres, y ha conseguido parar el efecto Obama en el momento justo y decisivo.
Tres claves para comprender su éxito en New Hampshire:
1. Reacción y reposicionamiento
2. Emoción y humildad
3. Perdón y renovación
1. Reacción y reposicionamiento
«El verdadero cambio sería tener por primera vez una mujer presidenta». Hillary se ha dado cuenta que la bandera del «cambio» que enarbola Obama es el motor de esta campaña de primarias. Apuntarse a la renovación (comprenderla, escucharla, interpretarla) y afirmar que el verdadero cambio sería que una mujer fuera comandante en jefe es un reposicionamiento para quien había renunciado a un factor clave de movilización de voto: las mujeres madres de familia. Las que más votan, las que más determinan el voto comunitario. El tímido ensayo de míting, con su madre y su hija juntas, de la última semana en Iowa puede volver a repetirse.
2. Emoción y humildad
«Esto es muy personal para mí. No es sólo un asunto político o público». La poderosa Hillary, la de de las donaciones millonarias, la más organizada y preparada calculó su golpe en un míting de tuperware. Un sencillo café, rodeada de mujeres muy normales de clase media norteamericana, sirvió de escenario perfecto para la política de las emociones: Hillary se mostró humilde y pareció sincera. Con una meticulosa estrategia de comunicación sus asesores dejaron caer que Hillary se «había quebrado«.
El morbo voraz de los medios picó el anzuelo y en muy pocas horas el vídeo de la «derrotada» Hillary se transformó en el mejor spot de la campaña por su capacidad viral.
No me puedo resistir a reproducir, íntegramente, sus palabras. Medidas, justas, perfectas. El maquillaje impoluto y la calidad de las imágenes (luz, sonido, encuadre) demuestran que nada se improvisó. Clinton dijo: «Esto es muy personal para mí. No es sólo un asunto político o público. Veo lo que está sucediendo. Debemos revertirlo. Y algunas personas piensan que las elecciones son un juego, piensan que se trata de quién gana y quién pierde. Se trata de nuestro país, se trata del futuro de nuestros hijos. Se trata de todos nosotros. Algunos de nosotros nos postulamos teniendo muy pocas posibilidades. Y lo hacemos, cada uno de nosotros, porque nos preocupamos por nuestro país. Pero algunos de nosotros estamos en lo cierto y otros están equivocados, algunos de nosotros estamos preparados y otros no, algunos sabemos lo que haremos desde el primer día y otros realmente no lo han pensado lo suficiente».
3. Perdón y renovación
«Durante una semana les he escuchado a todos ustedes, y eso me ha permitido encontrar mi propia voz». Esto ha sido lo mejor. Justo después de ganar en New Hampshire, Hillary ha reconocido, de manera implícita, «sus errores» de arrogancia y exceso de profesionalización. Ha recobrado su espíritu («mi propia voz») en contacto íntimo y cercano con los electores («escuchándoles») alejada del pasado que representa su marido y de la casta política de Washington. La ruptura con esa etapa y con la clase política puede significar la auténtica renovación para Hillary. Sobre estas bases, su poderosa maquinaria puede recuperar la iniciativa y resituar el eje de confrontación con Obama en el terreno más favorable para ella: la preparación y la determinación.
Documentos de interés:
Why Hillary Won (por Karl Rove)
Fuente: The Wall Street Journal (versión pdf)
Análisis de urgencia para comprender las claves de "comunicación política" de la reacción electoral de Hillary. http://tinyurl.com/2yobo5