Publicado el 11.10.2007
El anuncio de la popular presentadora de televisión, Eva Hache, de presentarse a las próximas elecciones generales con el objetivo de desembarcar «a lo bestia» en la vida política española no es, simplemente, una buena estrategia de marketing para presentar su nueva temporada televisiva. Siga adelante, o no, Eva (y la cadena televisiva que le apoya con su «juego televisivo de impacto») ha introducido un nuevo elemento de reflexión política.
Hay antecedentes de cómicos y presentadores de televisión que, aprovechando su popularidad mediática, decidieron probar suerte en la vida política. En Francia, por ejemplo, el cómico Colouche lo intentó en las presidenciales francesas de 1981, con una descarada campaña. «¡Que suerte tienen los pobres de vivir en un país tan rico!», afirmaba con su cara de payaso. Y, recientemente, a principios de 2007, el ecologista Nicolas Hulot, presentador del programa medioambiental «Ushuaïa» de la TF1, anunció que se presentaba a las presidenciales si los otros candidatos no incorporaban en sus programas electorales el «pacto ecológico» que ya había sido firmado por casi un millón de franceses. Nicolas Sarkozy, Ségolène Royal y François Bayrou se apresuraron a firmar, delante de las cámaras, los 5 compromisos y los 10 objetivos del pacto con el incómodo Hulot quien, según lo sondeos, podía conseguir el 10% del voto si mantenía su empeño. Hulot se retiró («por honestidad») no sin antes anunciar que crearía un observatorio de seguimiento del pacto.
Más conocidos son los intentos de actores que dan el salto de la gran y pequeña pantalla a la contienda política: Ronald Reagan, presidente de los Estados Unidos; Arnold Schwarzenegger, gobernador de California; o el republicano Fred Thompson, que anunciaba su candidatura a la nominación presidencial en el popular programa de televisión de Jay Leno. Aunque la sorpresa del año son los realities y concursos televisivos para escoger candidato a través de votaciones populares.
Eva Hache sabe lo que hace, pero debe ser consciente de lo que puede representar. Hay un fondo de provocación irreverente e irónica en su reto que conecta muy bien con el hastío y el cansancio creciente hacia la política formal en nuestra sociedad y también con la necesidad de remover, agitar y subvertir los escenarios previsibles de la política española, incorporando nuevas energías y rostros. Eva podría canalizar el malestar ciudadano y propinar una burlesca bofetada en la cara del sistema. Más risa dan los políticos que tenemos, se escucha.
Muchos ciudadanos sienten un placer oculto y mal disimulado ante la posibilidad de «reírse» de la política y de los políticos con una propuesta rompedora. Es su manera de decir que ya basta, que nuestros representantes no resultan «serios». Recuerden el caso de Cicciolina en la Italia de los 80 o el de Ariel Santamaría (el Elvis Presley de Reus) que ya ocupa su escaño de concejal. Más estrafalaria resultó la candidatura del perro «Sonrisas» que en 1998 consiguió un buen número de votos en las elecciones municipales de Río de Janeiro. «Más vale tener un perro de candidato que un candidato perro», era su lema. El can emulaba la suerte del «mono Tiao» que diez años antes recibió suficientes votos para disputarle esa misma alcaldía al candidato vencedor. Su éxito fue tal que el macaco recibió un sentido y masivo homenaje cuando falleció.
Algunos han creído ver en la propuesta de Hache una interesada operación promocional de marketing que puede beneficiarla a ella y a su programa, pero también puede ser una puya más para la maltrecha y deteriorada imagen de la política y la democracia. Otros consideran que para representar a los ciudadanos y asumir responsabilidades públicas hay que ser algo más que un «cómico» y que tomarse la política a guasa, o como un juego, es casi fraudulento. Además, parece que nadie advierte las dificultades que tendrá la Junta Electoral Central, si la decisión se consuma, para administrar los tiempos institucionales de la publicidad electoral con una candidata que tiene plató televisivo… cada día.
Eva se ofrece como opción para «la gente que no se siente representada con ningún partido», aunque su programa electoral no se conoce todavía. «No sabemos lo que se lleva ahora», ha dicho displicente y sin rubor el director del programa, insinuando que lo preguntarán a sus espectadores. La cómica se ha comprometido a ocupar el escaño si sale elegida y a utilizarlo para «servir a la patria». Sus ojos saltones, su verbo desenfadado, sus comentarios mordaces y su probada capacidad de reírse de todo y de todos podría ser un acicate para estimular la creatividad -un tanto sosa- de nuestro Parlamento.
La presentadora también puede seguir los pasos del carismático Nicolas Hulot y proponer un «pacto cómico» con los candidatos con compromisos evaluables. No se trataría de que Rajoy o Zapatero se comprometan por escrito a contar un chiste o largar un ocurrente palíndromo en los grandes debates parlamentarios para que Eva renuncie. Quizás podría ser algo más elaborado, si ella utiliza su programa (y su web) para canalizar propuestas, debatirlas y votarlas con sus espectadores y proponer, por ejemplo, la creación de una escuela internacional de payasos sin fronteras para combatir con la sonrisa tanta desdicha. Seguro que se lo compran.
Enlaces de interés:
The Big President. ¿Quieres ser Presidente?
Concurso para elegir, entre las distintas candidaturas presentadas, un nuevo presidente del Gobierno.
Documentos de interés:
La sèrie de Sarkozy
Fuente: AVUI (29.06.2009)
El azote de Sión (y no sólo)
Fuente: ElMundo.es (12.05.2009)
Entrevista a Vladdo Flórez (periodista): «En Colombia se recurre al humor negro»
Fuente: El Periódico (14.06.2009)
Stephen Colbert, un cómico rumbo a la Casa Blanca
Fuente: El País 28.10.2007
Beppe Grillo: cuando el blog atraviesa la pantalla
Fuente: Blog de Enrique Dans 01.10.2007
[…] La sonrisa y risa políticas La risa es la aliada natural de la política emocional, la política del futuro. Ha sido protagonista -también- en la gira diplomática de Hillary Clinton por distintos países y en la gira europea del presidente Barack Obama que exhibe su fortaleza moral y política con la seducción de su amplia sonrisa y su sentido del humor. Es el poder inteligente, el “smart power”. El poder inteligente sonríe; no amenaza. Así se ganan las nuevas batallas. Nada que ver con los graciosos machistas, misóginos, homófobos o racistas, modelo Silvio Berlusconi. Tampoco nos referimos, esta vez, a los cómicos y los humoristas que revitalizan la percepción política con sus críticas anti-sistema o anti-política. Estamos hablando, en serio, de otra cosa. Con el objetivo de “reiniciar” las relaciones con Moscú, Clinton centró la atención mundial al obsequiar a su homólogo ruso, Serguei Lavrov, durante su encuentro en Ginebra, con un pequeño artefacto que recordaba el botón rojo nuclear y tenía una etiqueta con la palabra reset. Lavrov le hizo notar que la traducción en ruso no era correcta, ya que la palabra utilizada -peregruzka- significa sobrecargar y no reiniciar. El buen humor y las carcajadas, recogidas por los medios de comunicación en distintas imágenes, constatan una vez más el poder y la efectividad de la risa que seduce, comunica y logra acompañar a la palabra con una mayor efectividad. Una imagen distinta que representa el auge del smart power (poder inteligente) formulado por Joseph Nye, quien sintetiza en este concepto dos ideas anteriores: el “poder duro” de la era Bush y el “poder blando” también acuñado por Nye. […]
[…] El cómico francés Colouche abrió el camino y, con su cara pintada de payaso, se presentó a las elecciones presidenciales en 1981, con una provocativa campaña: “¡Que suerte tienen los pobres de vivir en un país tan rico!”. En España, años más tarde, la presentadora de televisión Eva Hache, coincidiendo con el lanzamiento de su nueva temporada en antena en 2007, anunció a bombo y platillo su intención de presentarse a las elecciones generales con el objetivo de desembarcar “a lo bestia” en la vida política española. Su estrategia -televisiva y mediática- introdujo un nuevo elemento de reflexión política. Hache mostró un fondo de provocación irreverente e irónica en el reto planteado que conectó muy bien con el desencanto existente y dejó en evidencia la necesidad de remover, agitar y subvertir los escenarios previsibles dentro de la política española. La diversión sirvió de gancho a la audiencia, pero no fue un salto al vacío. Hay un caldo que empieza a hervir. […]
[…] Enlaces de interés: Elecciones de noche y de día Los cómicos y la política HP contra ZP Artículos relacionados: […]
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