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Cara y cruz de Bibiana Aído

El pasado 2 de febrero la ministra de Igualdad, Bibiana Aído, cumplía 32 años. Aprovechando este acontecimiento, la Revista Elle lanzaba un manifiesto bajo el título «Respeta mi imagen, júzgame por mi trabajo«. Una campaña que quiere reivindicar la defensa de la imagen de la mujer y que cuenta con el apoyo de más de mil firmas – entre las que se encuentran las de muchas mujeres políticas como Ana Botella, Trinidad Jiménez, Soraya Sáenz de Santamaría, Inés Sabanés, Leire Pajín, Alicia Sánchez Camacho, Rosa Aguilar, Carmen Alborch o Rosa Díez.

En este contexto, he querido reflexionar sobre la cara y la cruz de la ministra Aído que se ha visto en el foco de atención en diversas ocasiones, a pesar de ser desconocida todavía por gran parte de la sociedad.

LA CRUZ. Bibiana Aído, Ministra de Igualdad, es una de las más desconocidas del actual Gobierno (6 de cada 10 personas afirman no saber quién es). Pero no camina sola. Los ciudadanos consultados por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), y cuya opinión se conocía hace ya algunas semanas en uno de sus Barómetros, tampoco identifican a otros 10 de sus 17 colegas. En cuanto a valoración política, aprueban a muy pocos ministros y ella es la peor situada con una nota de 3,6 puntos.

LA CARA. Coincidiendo con esos datos sociológicos del CIS, Google publicaba la lista de los términos de búsqueda más populares en 2008. Es lo que se conoce como la lista Zeitgeist («el espíritu de los tiempos», en alemán). Y, contrariamente a las encuestas citadas, Bibiana Aído se situaba en primer lugar de la preferencia de búsqueda entre los ministros, por encima de los vicepresidentes Pedro Solbes o María Teresa Fernández de la Vega, los más conocidos y valorados del gobierno Zapatero junto a Carme Chacón. También el blog de Aído (la ministra tiene su bitácora desde hace meses) es la sexta búsqueda más popular entre la blogosfera. Es la única política que goza del privilegio de estar entre los diez primeros puestos.

LA HIPÓTESIS. La contradicción, entre el grado de conocimiento y valoración de Bibiana Aído en el conjunto de la ciudadanía y de popularidad e interés en Google, puede llevarnos a plantear algunas hipótesis sobre la existencia o no de un corte generacional o tecnológico que pueda explicar estas diferencias o sobre si el comportamiento de los internautas es distinto al del resto de la sociedad. La lista de Google, en la versión española, muestra tendencias sociales y también está sujeta a modas, sucesos y noticias de actualidad que disparan el interés concreto de los usuarios, siendo muy variable la motivación y desigual la intensidad y la continuidad de tal o cual búsqueda. Pero es indudable que ofrece un reflejo certero y nos proporciona una perspectiva única y precisa sobre el comportamiento y el «espíritu» de nuestra sociedad, ya que se realiza sobre el estudio de un conjunto de miles de millones de búsquedas realizadas durante el año. Los resultados, aunque distorsionados en algunos casos por el hábito muy extendido de acceder a las páginas favoritas a través del buscador, sí que reflejan el interés y la curiosidad de los usuarios internautas por las personas o los términos «nuevos».

El Barómetro del CIS, en cambio, está basado «sólo» en 2.481 entrevistas en toda España. No pretendo comparar ni establecer valoraciones de calidad o de rigor demoscópico entre un sondeo y un ranking. Pero sí creo que algo pasa cuando lo más buscado entre los jóvenes (los usuarios mayoritarios de Internet) no es lo más valorado o conocido por el conjunto de los ciudadanos. ¿Brecha digital y generacional? Hay algo más, aunque no sea evidente.

Algunos podrán pensar que la popularidad de Bibiana se debe, en parte, al pico de audiencia que se produjo por la gran cantidad de noticias y opiniones públicas generadas por el debate sobre el término «miembra». Otros atribuirán al hecho de ser mujer, joven y atractiva el interés de muchos internautas.

Quedarse sólo con estas interpretaciones resulta superficial, aunque estoy seguro que forman parte del «espíritu» que hay detrás de bastantes impulsos de búsqueda y que ocultan un transfondo misógino y machista que lleva a infravalorar los resultados obtenidos y a no aceptar otras posibilidades adicionales.

Pero hay otra hipótesis posible: Bibiana Aído conecta con lo emergente porque forma parte de lo nuevo. Su estilo, su actitud, su presencia… sus temas son los temas de buena parte de la Sociedad Red. Es la ministra más joven de nuestra democracia. Ha mantenido su blog, a pesar de las responsabilidades de su cargo, (el 80% de los políticos que crearon el suyo durante las pasadas elecciones lo abandonaron poco después) y lleva acumuladas centenares de miles de visitas. Postea (escribe) con regularidad sobre política, sobre su ciudad y sobre muchas de las preocupaciones que comparte con gran parte de los electores (colectivos jóvenes, progresistas y feministas) a los que trata, primero, como lectores. Ella y otros jóvenes representantes políticos, como los diputados Eduardo Madina (PSOE), Jorge Moragas (PP) o Raül Romeva (IC-V), entre otros, no conciben ya su acción política al margen de su identidad y su actividad en la Red.

LA OPORTUNIDAD. El tiempo puede jugar a su favor. Lo que viene, lo más dinámico (lo que ya está aquí), se parece más a ellos, a su manera de comunicar y relacionarse que a la mayoría de los representantes públicos y políticos de nuestro país. Transformar la popularidad en la Red en una oportunidad de comunicación y liderazgo político nuevo, diferente y con futuro es el reto que tienen por delante. Pero es necesario emplearse a fondo para no ser sólo espuma digital, en un contexto donde Internet gana ya, en su conjunto, a la televisión en consumo de tiempo (12,1 horas a la semana frente a 11,7), según el estudio europeo Informe Anual sobre el desarrollo de la Sociedad de la Información de la Fundación Telefónica (Diciembre 2008).

En el caso de Bibiana, es la primera titular del Ministerio de Igualdad, de reciente creación, la más joven y la bloguera del gabinete. Pero convertir la singularidad en una acción política transformadora es algo más que notoriedad. Como la política 2.0 es algo más que «tener» un blog. No es fácil pero es, seguramente, la única estrategia posible. Además a las mujeres se las juzga el doble, se les perdonan los errores la mitad y les cuesta más llegar donde deberían estar, por méritos propios y por igualdad democrática. Las dificultades son enormes. Es la última de la fila en la foto política gubernamental, pero es la primera de la otra lista, la más buscada. El reto consiste en transformar la preferencia y el interés personal en conexión y proyección política. Lo que diferencia una moda pasajera de una tendencia es la proyección en el tiempo. Tiene todo el de 2009 por delante antes de la próxima Zeitgeist. No es demasiado, pero es su momento.

Documentos de interés:
Facebook entra en política
Fuente: ADN (14.01.2009)

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4 COMENTARIOS

  1. Buenos días Antoni: lo cierto es que ayer comentaba a María en Proyectos Proyectos Pasiones http://proyectospersonaspasiones.blogspot.com/2009/04/liberte-egalite-p2p.html) , que a pesar de que en la esfera pública ( la institucional, estructural, «lo que hay») pueda estar impregnada de antiguos modos todavía, no es menos cierto que se abre paso, como tú dices, lo emergente.
    ¿Qué emerge? Nuevas esferas, nuevos grupos , nuevas formas de hacer política. En esta esfera en la que incluyo a Bibiana Aido, por qué no?, la seducción, los sentimientos, ¿pueden incorporarse al discurso político? Pues quizás para el dicurso sea necesario compartir códigos comunes y por tanto racionalizar ( Teresa Fernández de la Vega) pero lo que parece claro es que la atracción es un componente favorable al diálogo cuando la hay y en caso de no haberla hay que suplirla con más diálogo. Por lo tanto este elemento de comunicación puede ser tan bueno añadirlo a la comunicación como cualquier otro, si de llegar a consensos se trata, no?
    Por otro lado los grupos sociales emergentes, «alternativos» como las personas jóvenes» , o las mujeres han ido formando para apoyarse en ellos, grupos alternativos, con lenguajes propios etc que van reponiendo la esfera pública común, inmiscuyéndose en la esfera dominante. La proscripción que los adultos hemos hecho de la seducción como un elemento más de la comunicación quizás esté más valorada por esos grupos.
    Un abrazo

  2. “El gran estilo nace cuando lo bello obtiene la victoria sobre lo enorme.” Friedrich Nietzsche
    Idioa, lector@s,
    Perdonad que publique un comentario con un texto mío, ya publicado. Pero me parece que contribuye al debate iniciado.
    Es del capítulo Benazir Bhutto (La “belleza” también es política)
    de mi libro POLÍTICAS.
    Aquí va el fragmento: «Pero, más que su trayectoria predestinada y su dramático final como mártir, Benazir deslumbró al mundo con el magnetismo de su rostro, su elegancia y la calidad de su oratoria. Mujer de físico atractivo, presencia distinguida y robusta, con rasgos faciales marcados y realzados con ayuda del maquillaje (rojo para los labios y negro para los ojos), se convirtió en un símbolo de modernidad y democracia en un país anclado en las tradiciones más reaccionarias y en la inestabilidad política permanente, por la tutela militar de la vida pública, cuando no por el golpismo más sangriento. Un país de hombres donde las mujeres eran, casi, invisibles.
    Era la visibilidad de una mujer joven, glamurosa y preparada lo que resultaba intolerante para una sociedad machista. Bernard-Henri Lévy hablaba de la “intolerable provocación de un rostro hermoso”, recordando a Benazir como “una mujer visible e, incluso, ostensiblemente, espectacularmente, visible. Una mujer que no dudaba en celebrar sus mítines en uno de los países más peligrosos del mundo a cara descubierta y sin velo. Todo lo contrario de esas otras mujeres avergonzadas, ocultas, criaturas de Satán y, por lo tanto, condenadas, que son las únicas mujeres que toleran esos apóstoles de un mundo sin mujeres”.
    Al día siguiente del atentado suicida y homicida, los medios de comunicación publicaron una foto suya- la última- en la que se veía su rostro de perfil, sosteniendo unas cuartillas con la mano izquierda y cogiendo, con la otra, un lápiz de labios rojo intenso, a punto de retocarse con gesto delicado y experimentado. La belleza de la instantánea y la intimidad del momento contrastaban con la brutalidad de los minutos posteriores. Fue la foto de portada. Un símbolo de oficio, no de presunción o de rutina.
    Benazir sabía de la fuerza de la imagen en política. La cuidaba, cuidándose ella. Por respeto y por interés. Convencida de que la dignidad de los pakistaníes se conseguía, también con el orgullo de la belleza de quien aspira a representar la identidad nacional.
    Esa foto refleja una de las características políticas de Benazir. Considerar la belleza, incluida la suya, como una reivindicación confiada, desafiante y seductora frente a la fealdad de la miseria, la pobreza, el machismo y la tiranía.»

  3. Saludos Antoni,
    Gracias una vez más por tus investigaciones en la red que divulgas en tus artículos y con las que nos permites acceder, mediante enlaces, a espacios de opinión insospechadamente interesantes.

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