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Crisis y liderazgo femenino

La crisis financiera es la crisis de la testosterona.

Diversas investigaciones independientes han identificado el exceso de esta hormona (propia del género masculino) en los brókeres y gestores financieros como una de las razones que inhiben y bloquean razonamientos más sensatos, equilibrados y prudentes. La testosterona es una poderosa química natural que aumenta la agresividad y la inconsciencia ante el  riesgo al estimular  comportamientos irracionales, que buscan el placer y la autoafirmación en una escalada constante. Nunca es bastante.
El hombre se reta a si mismo y a otros hombres. La avaricia es, pues, una consecuencia lógica…, y muy varonil. Y sus efectos son desgarradores en términos de cohesión, sostenibilidad y seguridad.

Quizá por ello, cada vez más, tomamos consciencia de la importancia de la igualdad, la pluralidad y la diversidad de hombres y mujeres en los órganos directivos como una de las bazas más solventes para garantizar el éxito a largo plazo. Según el informe “More women in senior position”, elaborado por la UE en enero de 2010, y que incluye un apartado específico sobre entidades financieras, la presencia de más mujeres en puestos de decisión es clave para el crecimiento económico. Sin embargo, las mujeres siguen infrarrepresentadas en la toma de decisiones económicas. Sólo el colapso financiero ha supuesto un cambio radical en la hegemonía masculina del liderazgo financiero, como sucedió hace meses en Islandia cuando altas ejecutivas asumieron la dirección financiera del país recuperando la senda de la prudencia y la estabilidad.

Y no solo pueden reparar los daños o evitarlos, en la concepción más paternalista y androcéntrica de nuestra cultura empresarial, sino que el liderazgo de las mujeres en la alta dirección financiera es garantía de buen gobierno y buenos resultados. Hay presidentas o primeras ejecutivas de bancos, como Ana Patricia Botín en Banesto o como lo fue Zoe Cruz en Morgan Stanley, pero todavía ninguna mujer ha gobernado ninguno de los bancos centrales más importantes del mundo, sean entidades clásicas e históricas como el Banco de Inglaterra o de nuevo cuño como el Banco Central Europeo (BCE).

Debemos ir mucho más allá si se quiere, precisamente, mejorar la rentabilidad a través de la igualdad en todos los niveles de la organización, como han podido comprobar en forma de cuentas de resultados aquellas empresas del Ibex 35 que intentan cumplir con los planes de igualdad -que sugieren los Códigos y obligan leyes,  como la Ley de Igualdad de 2007 – y que son las más rentables.

Algunos bancos, como el Scotiabank, el BNP Paribas, o como Caixa Galicia, que ha impulsado su Plan de igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres, parece que han comprendido que la feminización de sus estructuras de dirección y de gestión les acerca a la sociedad y a la excelencia, al mismo tiempo. Quizás así podremos romper las barreras negativas que impiden el acceso a las mujeres empresarias en España, que aunque ya suponen el 32,5% del empresariado, sólo reciben el 8% de los créditos bancarios para emprendedores, según datos ofrecidos por el Banco Mundial de la Mujer en España (WWB).

Los datos son abrumadores. Quizás por eso nos debería escandalizar tanto ignorarlos como despreciarlos. Las conclusiones de otro reciente informe internacional Paths to the power elaborado por la consultora Deloitte,  confirman que las mujeres son un recurso nacional crítico para el crecimiento económico. El progreso de las mujeres tiene implicaciones vitales para la salud y el crecimiento de los gobiernos, empresas y naciones. Ambos sectores públicos y privados deben continuar alimentando y promoviendo la diversidad de talento –incluyendo mujeres de alto potencial- si desean mantenerse competitivos y crecer.

También es abrumadora la constatación de las dificultades que en forma de graves discriminaciones y fuertes prejuicios —absolutamente injustos, miopes y necios— están sólidamente instalados en nuestra sociedad. Como lo es que el sueldo medio de las mujeres en España fue en el 2008 un 21,8% inferior al de los hombres, según los  datos de la Encuesta Anual de la Estructura Salarial recientemente publicada por el Instituto Nacional de Estadística.

Más que nunca, el buen gobierno de nuestras empresas y bancos debería empezar en la igualdad. Así como el desarrollo de nuestro futuro. No hay tiempo que perder. La justicia y “el interés” son inaplazables.

Publicado en: Cinco Días (24.08.2010) (versión pdf)

Enlaces de interés:
Las mujeres tiene más inteligencia colectiva (La Vanguardia, 2.10.2010)
La mujer directiva en España (Informe elaborado por PwC e Isotès)

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52 COMENTARIOS

  1. Soy politica de Republica Dominicana, creo en la feminizacion del poder, de los puestos de mando. Feminizar la democracia implica un mundo justo.

  2. No sabía lo de la testosterona y los brokers, pero cierto es que las mujeres están en desventaja en los puestos más altos de las empresas. A veces miro en portales de empleo ofertas tipo «ofertas directivos» y en la mayoría de los casos buscan el hombre es el mejor posicionado.
    Aunque no entiendo esto, ya que las mujeres son grandes directivos, con un temple frío y saber estar. No en vano las mujeres son las que más destacan en su periodo universitario. Pero el rol de jefe sigue siendo masculino por lo que parece. Bueno, ahora ya no tanto por lo que comentas.
    Yo ahora mismo tengo jefa y la vedad es que estoy muy a gusto. Sólo falta ver esto mismo en altos cargos mundiales.

  3. Pues lamentablemente, cree que vamos aún con mucho retraso. Pues esa ausencia de testosterona en la mujer la hace menos competitiva que a sus colegas masculinos y ahí pierden oportunidades. El techo de cristal existe y está más bajo de lo que parece. Y como explica Alfons Cornella, muchas mujeres se van en la cumbre de su carrear profesional porque ya no tienen más ganas de soportar ese «techo» y esa presión de «vestuario». Dificilillo el problema…

  4. No comparto para nada la visión de este artículo por varios motivos: el primero porque da una visión machista de la mujer, al considerarla menos avezada (y con menos testosterona), y el segundo porque es ridículo: yo mismo he conocido a mujeres mucho más ambiciosas que muchos hombres (incluso en mi misma empresa).
    Esto no tiene nada que ver con la testosterona, y culpar solo a los varones de la crisis es una estupidez. La crisis económica tiene su razón en la codicia y eso la tenemos todos (y todas). Este modelo es insostenible.
    En lo único en que estoy de acuerdo es que en muchas empresas (españolas sobre todo), es más difícil que una mujer llegue a puestos directivos. Pero nuevamente eso no es por la «testosterona» (que por cierto, las mujeres también la tienen, a razón de 0.25mg / al día, y se puede alterar de acuerdo a las circunstancias).
    Basta ya de chorradas. La crisis es muy seria, y es nuestro modelo competitivo, codicioso y consumista el que nos ha llevado a ello. Decir lo que dice este artículo, es simplemente perpetuar el modelo y dejar que en el futuro vuelva a repetirse (aunque sea en manos de mujeres).

  5. Soy el del comentario anterior. Solo quería disculparme por las formas de mi comentario (les doy importancia, si no, no estaría haciendo esto). 🙁
    Muchos hombres (varones) nos sentimos doblemente apaleados por la crisis. No sólo porque la estemos sufriendo, sino porque con artículos como éste (que leyéndolos ahora en frío, veo que tienen otro trasfondo) sentimos además, que nos culpan de ella. Tengo un salario que apenas llega a mileurista, consigo llegar a fin de mes, pero al menos, como está la cosa, conservo por ahora mi empleo. Mi situación es la misma que la de muchos hombres… y mujeres. Nunca tuve una chaqueta, ni una corbata, vivo de alquiler (la vivienda propia es un sueño), y sería afortunado si consiguiera ganar 25.000€ brutos anuales.
    Por eso, cuando oigo la generalización de que «los hombres nos llevaron a la crisis», me arden los oídos. Es como poner el dedo en la llaga. Es una generalización que nos mete a todos en el mismo saco, un saco que yo (como la mayoría de los afectados por la crisis) ni siquiera he llegado a tocar, mientras la televisión nos bombardea con programas dedicados a la vida de gente millonaria (lo de Cuatro y la Sexta, aparte de telebasura, es un regodeo y un insulto a los telespectadores).
    Mi opinión anterior, ahora, más calmado se puede traducir en que la crisis se debe a unos valores consumistas que nuestra sociedad tiene que abandonar si queremos salir de esta. Lo peor es que veo mucha resistencia al cambio, y eso sólo perpetuará y empeorará nuestra ahora precaria situación.
    En fin, que tuve un mal día y, al final, descargué mi frustración en este artículo. Te ruego que aceptes mis disculpas. ¿Quizá esta vez si fue mi testosterona?

  6. Jose, quizás si fue la testosterona, pero te agradezco, y creo que los lectores también, tu argumentación que amplía y enriquece. «Feminizarnos» nos hace mejores…personas. Y tú lo has hecho ahora. Gracias por el coraje. Por el primero y el segundo 😉

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