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La fe de Obama

Publicado en: El Periódico de Catalunya (03.09.2010) (versión pdf en castellano)(versió pdf en català)

Una de las virtudes de Obama es la templanza. Resistente como el bambú, se dobla frente a las adversidades para no quebrarse y volver a recuperar la centralidad y la verticalidad. A veces, ceder es ganar. Lo demostró con la histórica reforma sanitaria aprobada por el Senado cuando muy pocos creían en sus posibilidades. Pero la cuestión religiosa es otra cosa. La crisis provocada por su decisión de apoyar la construcción de una mezquita en la zona zero de Nueva York puede derrumbar su presidencia.

 Obama corre el riesgo de perder la conexión emocional con sus compatriotas. La misma que le llevo a la victoria. En sus vacaciones en la isla de Martha’s Vineyard le habrá venido bien leer el libro que adquirió al llegar a la isla: Freedom, de Jonathan Franzen. Un relato sociológico de la clase media norteamericana después de los atentados del 2001 y durante los primeros años de George Bush. Una novela sobre el concepto de libertad.

Uno de cada cinco estadounidenses cree que Obama es musulmán. El dato es de una encuesta del Pew Forum on Religion and Public Life que se realizó antes de que el presidente anunciase públicamente su apoyo a la construcción de la mezquita. Solo el 34% le identifica con su religión, la cristiana. Y el 43% no sabe cuál es el credo que profesa. Si la encuesta se hubiera hecho después de conocer sus declaraciones habría sido devastadora. Además, en esta cuestión el Partido Demócrata se ha quebrado en dos y el 51% de los estadounidenses desaprueba en estos momentos la gestión de Obama.

Las mentiras se consolidan. El presidente ya fue objeto de una brutal campaña de desprestigio siendo candidato cuando, deliberadamente, los medios ultraconservadores utilizaron su segundo apellido Hussein para nombrarle. Por eso, por saña descarada o por torpeza inadmisible, hasta el senador republicano y exsecretario de Justicia de EEUU (el 79º) John Ashcroft tuvo un lapsus y confundió el nombre de Obama con el del líder de Al Qaeda, Osama (Bin Laden). En el transfondo, todavía no se acepta su legitimidad democrática como presidente de todos los norteamericanos.

Las convicciones de Obama respecto del mundo musulmán son profundas y se enraizan en su propia biografía personal. En su discurso, calificado de histórico, en la Universidad de El Cairo, el pasado 4 de junio de 2009, afirmó: “Así pues he conocido el Islam en tres continentes antes de venir a la región donde fue revelado. Esa experiencia guía mi convicción… Considero que parte de mi responsabilidad como presidente de EEUU es luchar contra los estereotipos negativos del Islam allí donde surjan”.

Obama cree en la libertad. Y considera irrenunciable tanto luchar contra los prejuicios religiosos como defender la libertad de culto. Se siente orgulloso, por ejemplo, del congresista demócrata por Minessota, Keith Ellison, que juró –por primera vez- su cargo sobre un Corán que perteneció al mismísimo Thomas Jefferson y que se encontraba en la Biblioteca del Congreso. Será interesante, y revelador, ver cómo le van las decisivas elecciones del próximo mes de noviembre.

En El Cairo, Obama fue valiente y confiado: “Más aún, la libertad en América es inseparable de la libertad de culto. Por eso hay una mezquita en todos los Estados de la Unión y más de 1.200 en toda América, por eso el Gobierno de EEUU ha pleiteado para proteger el derecho de las mujeres y las chicas a llevar el velo (hijab) y castigar a quienes se lo niegan”.

Pero el murmullo religioso ultraconservador está corroyendo los pilares de la credibilidad del presidente en un país donde seis de cada diez personas afirman que la religión es “muy importante en sus vidas” y están de acuerdo en que los miembros del Congreso “tengan fuertes creencias religiosas” y las hagan públicas. La Casa Blanca ha tenido que salir al paso con un sorprendente comunicado en el que destaca que “el presidente es un devoto cristiano que reza todos los días”. La pertinaz campaña agresiva de desinformación y mentiras, que la ultraderecha ha lanzado sobre la fe de Obama ha abierto una brecha de confianza entre los estadounidenses sobre sus convicciones morales y religiosas.

 Si la opinión pública acaba juzgando la fe de Obama antes que su política, el futuro del presidente puede estar seriamente amenazado. Debería reaccionar. Como cuando apostató, en plena campaña electoral, de la iglesia de su amigo y asesor, el pastor negro Jeremiah Wrigth (que le casó y bautizó a sus hijas), por sus sermones político-religiosos inspirados por el rencor racial. Fue un sacrificio político duro y una profunda decepción personal. Pero inevitable y necesario para seguir en la brecha electoral. Quizás, ahora, sea urgente dar marcha atrás y sumar más que dividir.

Obama sabe por propia experiencia que los prejuicios son más sólidos y contagiosos que los juicios. Y que la materia religiosa es íntima, pero también pública. Debe volver a ser bambú, para seguir avanzando. Es un error olvidar que los sentimientos son más profundos que cualquier razonamiento o convicción. No está en juego sólo el cuestionamiento de su fe, sino la fe de todo un país en él.

Enlaces de interés:
Quema del Corán en la globalización (Ramón Lobo. El País.com, 7.09.2010)
Incendio provocado en emplazamiento de futura mezquita en Tennessee (Pressenza International Press, 30.08.2010)

Globalización viral (Marc Bassets)
Fuente: La Vanguardia (13.09.20109)

Los demócratas en la encrucijada
Fuente: El País (1.09.2010)

Ensayo de revuelta populista
Fuente: La Vanguardia (17.04.2009)

Vicios privados, pecados públicos
Fuente: El País (10.03.2010)

Vicios privados, vicios públicos
Fuente: La Vanguardia (01.09.2010)

Los empresarios del club anti Obama (Gemma Martínez)
Fuente: Expansión (30.08.2010)

El deseo de leer en vacaciones
Fuente: El País (28.08.2010)

Barack Obama se encomienda a la palabra de Dios
Fuente: El Mundo (30.12.2010)

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42 COMENTARIOS

  1. Muy espinoso el tema, la verdad. Es una lucha entre quienes tienen escrúpulos (como Obama y los que de verdad creen en la libertad) y los que no los tienen, como la ultraderecha americana que no se sonroja en usar mentiras y calumnias para desmontar al rival. No me atrevería a decir que salida digna tienes en una lucha tan desigual, pues mucha gente está dispuesta a creer aquello que más les conviene.
    De todas maneras la decisión de apoyar una mezquita en la zona cero, requiere de un nivel de tolerancia muy grande, que muchas personas no entenderás. No es el lugar más adecuado si no quieres herir muchas sensibilidades.

  2. Hola Antoni, me temo que no estoy de acuerdo con lo que dices: «La crisis provocada por su decisión de apoyar la construcción de una mezquita en la zona zero de Nueva York puede derrumbar su presidencia.»
    Es la economia y nada mas que puede derrumbar su presidencia.
    Recomiendo un articulo del NY Times sobre los lideres religiosos que han quedado ayer para hablar de ese crises y culpan politicos aprovechando del tema en un ano electoral, supuestos «expertos» de Islam denegrando el fe y pastores evangelicos conservadores.
    http://www.nytimes.com/2010/09/08/us/08muslim.html?_r=1&hp

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