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Filopolítica: filosofía para la política

“Líricamente propondríamos…una fórmula más breve diciendo que,  para todos nosotros, se trata de conciliar justicia y libertad. El objetivo que debemos perseguir es que la vida sea libre para cada uno y justa para todos” (…)
“Entonces, ¿hay que renunciar a este esfuerzo por algo que parece inalcanzable? No, no hay que renunciar, sino simplemente medir la inmensa dificultad y hacérsela ver a quienes, de buena fe, quieren simplificarlo todo”. Albert Camus[1]

 

François Châtelet, fundador del Collège International de Philosophie y autor entre otras obras fundamentales de “Una historia de la razón” (Editions du Seuil, 1992), afirmaba que “conviene que el filósofo sea el rey o que el rey fuese filósofo”.

Pero, ¿hay espacio para la filosofía —y para los filósofos— en la política, hoy? O, por el contrario, ¿debemos aceptar que “la política se ha quedado sin héroes[2]”, como afirma Daniel Innerarity, y que el ideal griego de Platón, y también de Sócrates, respecto a que la fuerza y el liderazgo de la política y del político se base en la virtud y el conocimiento de la excelencia, ya no es posible en nuestra sociedad?

Mientras la política ignora o se vacía de filosofía, los nuevos líderes empresariales recurren a ella para comprender al ser humano y su condición, en un momento en que la ventaja competitiva radica, fundamentalmente, en las organizaciones ricas emocionalmente y nucleadas alrededor del talento y la creatividad de cada persona.

Filosofía e innovación empresarial
La filosofía, a lo largo de la historia, se ha movido en una cartografía de cuatro puntos cardinales basada en la capacidad de explicar, intuir, resolver y comprender, en la línea que desarrolla Juan Ramis-Pujol. Y sus cuatro competencias asociadas, tales como la capacidad de medir o filosofar, por ejemplo. Toda la innovación humanista se nutre de estos cuatro puntos y su práctica asociada. Comprender el mundo, la sociedad y el papel del ser humano en ella, a partir de la observación lógica, la introspección teórica, la experiencia práctica o el espíritu crítico han sido los escenarios filosóficos de nuestra tradición moderna.

Por eso, los clásicos del pensamiento filosófico vuelven con renovadas fuerzas, sorprendentemente, en la formación básica de nuestros directivos empresariales y en los consejos de administración más lúcidos.  En especial, en aquellos que, liberados de la pulsión suicida de la avaricia cortoplacista, han comprendido que la sostenibilidad del crecimiento sólo es posible con la redistribución justa de la riqueza que genera.

La presencia de la filosofía en el mundo de la empresa no deja de crecer, afortunadamente. Aristóteles y Leonardo da Vinci, por ejemplo, nutren de renovadas ideas las Escuelas de Negocios. Y el viaje de Ulises sigue inspirando a nuestros directivos en la necesidad de adaptar las propias estrategias en función de los cambios del entorno, en la capacidad de convencer, y no sólo de vencer, o en cómo gobernar personas con ilusiones compartidas. La formación filosófica y ética de nuestros futuros directivos es una esperanza real para un mundo mejor.

La filosofía en la política
Mientras todo esto sucede, “vivimos el presente absoluto” (Antonio Tabucchi) y su tiranía nos subyuga a una aceleración acrítica e irreflexiva. Sin tiempo para pensar, estamos sometidos a un horizonte que desdibuja los contornos de lo colectivo y reduce nuestras esperanzas comunitarias a la suma arbitraria o competitiva (y agresiva) de oportunidades individuales. La batalla contra la superficialidad adictiva es una tarea cada vez más política y ahí radica, seguramente, la base para la renovación democrática.

El barniz como respuesta política a los retos que atrapan a nuestra sociedad nos va a jugar una mala pasada. Nadie que piense niega que esta crisis, por ejemplo, tiene una certeza escondida entre los miedos que despierta. Y es que sabemos que no será posible volver a donde estábamos, aunque algunos lo deseen y lo proclamen. Que no hay viaje al pasado, a recuperar lo que se fue y además causó el estropicio actual. Añorar el crecimiento compulsivo, arrogante, depredador y suicida de una economía de ciencia ficción por el que sienten tanta carencia nuestros líderes, es un gravísimo error. Superar la crisis significa comprender que el camino era el equivocado. Y que “seguir un sólo camino es retroceder”, como decía el compositor Stravinsky.

Si los líderes y fuerzas progresistas desisten de su responsabilidad pedagógica están abocados a ser superados, constantemente, por los que ofrecen soluciones fáciles y rápidas ante problemas complejos y profundos. Huérfanos de líderes morales, y ausentes de liderazgos épicos y mesiánicos (afortunadamente), hay una oportunidad para los pedagogos y para la política como esfuerzo reflexivo. Como advertía Niklas Luhmann, la política debe de entender su relación con la sociedad como una relación de aprendizaje y no de enseñanza. La política sirve para que la sociedad reflexione sobre sí misma como totalidad y aprenda a gestionar su incierto futuro colectivo, nos apunta Innerarity.

Filopolítica
Ha llegado el momento de sembrar, antes de recolectar. De sembrar ideas y valores, si queremos los frutos de una ciudadanía comprometida en su propia vida y en la de los demás como la de una visión única e interdependiente que se instala y germina entre tanto erial y terreno yermo. La opción no es fácil, ni rápida, lamentablemente. Y aunque las urgencias electorales y el debilitamiento de los contrapesos ideológicos a la derecha son reales y acuciantes, sólo hay un camino. Más ideas-semilla si queremos ver florecer una nueva cosecha de pensamiento y acción renovadora y transformadora. Como inspiración, fijémonos en el bambú que crece después de estar siete años bajo tierra. Y si el agricultor se desanima o cede, no existe la oportunidad de que cuando germine crezca más de 30 cm por día y alcance más de 40 metros de altitud.

“Creo que en la sociedad actual nos falta filosofía. Filosofía como espacio, lugar, método de reflexión, que puede no tener un objetivo concreto, como la ciencia, que avanza para satisfacer objetivos. Nos falta reflexión, pensar, necesitamos el trabajo de pensar, y me parece que, sin ideas, no vamos a ninguna parte”. Esta es, precisamente, la última entrada en el blog de José Saramago,  bajo el título ‘Pensar, pensar‘.

Los progresistas deben hacernos pensar y no estar obsesionados en hacerse escuchar, simplemente. Buscar la verdad es complejo y, muchas veces, desagradecido. Es más sencillo cacarear el estribillo que valida una opinión previa, instalada como prejuicio en la mente de los ciudadanos. Pero esa es precisamente la cuestión: presentar la política (la que quiere transformar la realidad por injusta o incompleta) como preguntas que nos hagan pensar, no como una colección de respuestas indiferenciadas incapaz de sacudir los prejuicios y estéril como generación de pensamiento. La “filopolítica” (filosofía para la política) es el embrión de una renovada oferta política progresista. La modernización ideológica de la izquierda europea y la profunda revisión de su oferta política y electoral exigirá una inaplazable renovación filosófica.

“Entonces, ¿hay que renunciar a este esfuerzo por algo que parece inalcanzable? No, no hay que renunciar, sino simplemente medir la inmensa dificultad y hacérsela ver a quienes, de buena fe, quieren simplificarlo todo”. (Albert Camus)

Publicado en: Revista de la Fundació Rafael Campalans (nº 24 Otoño 2010)(versión pdf)

Bibliografía

– BARYLKO, Jaime. La filosofía: una invitación a pensar. (Editorial Planeta. Buenos Aires, 1997)
– WEBER, Max. La ética protestante y el espíritu del capitalismo. (Alianza Editorial, 2002)
– ŽIŽEK, Slajov. Sobre la violencia. Seis reflexiones marginale. (Paidós, 2009)
– SENNET, Richard. La corrosión del carácter. (Editorial Anagrama. Barcelona, 2000)
– TABUCCHI, Antonio. El tiempo envejece deprisa (Anagrama/Edicions 62. Barcelona, 2010)
– CAMUS, Albert. Moral y política. (Editions Gallimard, París, 1950. Alianza Editorial “El Libro de Bosillo”, 1984. Textos publicados en Combat en 1944)

Otras referencias:
Ciclo “Pensar el futuro” Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB). Del 18 de enero al 15 de marzo de 2010-09-27 http://www.cccb.org/es/curs_o_conferencia-pensar_el_futuro-33682

Artículo relacionado:
La política meditada

Otros artículos que he escrito en la Revista de la Fundación Rafael Campalans:
La política de las emociones
La política del relato
Sindicatos y comunicación en tiempos de crisis
Los tristes no ganan elecciones
Neuropolítica: conocer el cerebro para liderar las ideas
Política: de la ideología a la filosofía
El espíritu de la política


[1] “Moral y política” (Editions Gallimard, París, 1950. Alianza Editorial “El Libro de Bosillo”, 1984. Textos publicados en Combat en 1944)

[2] “Una política sin héroes” de Daniel Innerarity. EL PAÍS, miércoles 26.12.07

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