Publicado en: El País (16.05.2012) (blog (‘Micropolítica‘)
Recuerdo perfectamente el momento y las sensaciones. Era al día siguiente del #15M. La nueva sección digital de EL PAÍS coincidió con el hecho político más significativo, a mi juicio, de los últimos años de nuestra democracia: la explosión de un sentimiento, un estado de ánimo, y de nuevos parámetros para entender la organización, la comunicación y la acción política.
Los responsables del esfuerzo colectivo para la transición digital estaban ese fin de semana ultimando los detalles de la sección que iba a marcar una nueva forma de trabajar los contenidos y de relacionarse con los lectores y lectoras. Tuvieron suerte. Tuvimos suerte. Su visión, en esas primeras horas, de lo que emergía en las plazas de toda España fue clave para cambiar la manera de tratar el fenómeno. Un movimiento social que está obligando a cambiar, definitivamente, –y no exagero- el tratamiento de la información política en la prensa española.
Cuando me preguntan qué ha aportado el #15M no tengo dudas. Sus grandes contribuciones no son en términos propositivos (aunque ideas no faltan), lo importante son las actitudes que ha obligado a modificar, las revisiones profesionales y personales que ha activado. La prensa democrática está comprendiendo lentamente lo que todavía la política no ha comprendido: que ha perdido el privilegio de la información (como la política formal de la acción política) y que, para recuperar su función social y su legitimidad, debe volver a estar en la calle, compartiendo emociones, informaciones y relatos. La ciudadanía digital no son lectores. Son protagonistas.
El viernes de aquella semana, 20 de mayo de 2011, dos días antes de las elecciones municipales y de varias comunidades autónomas, con las plazas ocupadas por un espontáneo y estimulante ambiente festivo y reivindicativo, publiqué en la versión impresa del diario un artículo con el incisivo título “Presidente, baje a la plaza”. Zapatero no bajó. Y la política sigue así, para muchos ciudadanos y ciudadanas, alejada e insensible. Bajar a la plaza no era una quimera ni un desafío insalvable. Era un gesto, justo lo que se esperaba en esos momentos. Era un despertar. Pero siguen dormidos o noqueados. Así terminaba mi texto: “Sería imperdonable que ahora no les escuchara. En la plaza. En su terreno, con sus reglas, con sus condiciones. No le esperan, pero vaya. No es humillación, es humildad. Un primer gesto para empezar una conversación honesta. Quizás no tenga recompensa, pero vale la pena. Se lo debe a ellos y a los valores esenciales de la política”.
Hoy, un año después, la sección POLÍTICA es un referente. Pero la política sigue parapetada en sus empalizadas. Algunos, además, pensaban que #12M15M certificaría su inanición. Y se han equivocado. Otros han reflexionado, seriamente, sobre los límites de lo que emerge. Yo me apunto a los retos. A construir. A transformar la ilusión que se incuba en las redes y en las plazas, para que el egoísmo sin límites de los causantes de tanto desorden y el cinismo de los que renuncian a ponerle el bozal a la fiera de la avaricia financiera, no se adueñe del espacio público, político, ni mediático. Se trata de una carrera de fondo.
POLÍTICA ha familiarizado a los lectores y lectoras (y, sobre todo a los periodistas del propio medio) con las nuevas lógicas de la comunicación digital. Además ha generado lazos de colaboración entre ambos. El medio digital permite ser rápido, sugerente, interactivo, tejiendo la información de la red. Se trata más de acompañar la experiencia lectora -para hacerla más vivida y atractiva- que de ofrecer una oferta cerrada y definitiva.
Los medios de comunicación, como todos los modelos de negocio basados en el viejo paradigma de la escasez, están sometidos a profundas tensiones. No es fácil pasar del modelo de negocio basado en compradores al de lectores. Aunque, también, se abren nuevas expectativas para el liderazgo de los medios abiertos en el flujo permanente de información.
El camino es reconvertir los medios en entornos multiformato y multiplataforma (algo que ya han empezado a hacer), y contemplar el concepto de pantallas como un todo integrado. Pero, lo fundamental, es acoger las dos grandes preguntas que van a ser las que garanticen permanencia, fidelidad, retorno y continuidad, con una oferta inteligente y dinámica. La primera: ¿qué más puedo hacer? La segunda: ¿qué más puedo saber? Los medios que conecten información con acción y ésta última con conocimiento serán capaces de retener a personas (ciudadanos/as lectores, actores y protagonistas) en la sociedad digital. Para el resto, el abismo.
Nota: Este artículo se enmarca en la celebración del primer aniversario de la sección digital de POLÍTICA de El País.
Enlaces de interés:
– A new BBC social media strategy for England
– El futuro del periodismo
– The Guardian los 3 cerditos y el “periodismo abierto”
– Una indignada jubilada, premio #masquepolitica (El País. Un año de la web Política. 23.05.2012)
– El nanorrelato ganador: Indignada (El País, 23.05.2012)
– Ganadora de la modalidad vídeos: @paulazubiaur con el corto ‘¿De qué color es la política?’
Enlaces de interés:
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Me quedo con: "Un movimiento social, obligando a cambiar el tratamiento de la información política" – http://t.co/NjqyaP8w (via @antonigr)
Se abren nuevas expectativas pra el liderazgo d ls medios abiertos en el flujo permanent d información http://t.co/I5zmt1un #másquepolítica
#másquepolítica http://t.co/MaD9LOMr
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18 horas después sigue siendo interesante el articulo de @antonigr #masquepolitica http://t.co/xiOZdhho #15M