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El storytelling de Rajoy

Última carta. Rajoy ha puesto su propia trayectoria política, su biografía, como argumento: «Como siempre he hecho a largo de mi vida política (‘llevo 30 años en política, casi 31’) saldremos adelante con constancia y perseverancia». Esta es la fe de Rajoy, su promesa: parecernos a él. Nos ofrece su manera de ser, que le ha garantizado continuidad y éxito, como los valores que nos permitirán resolver nuestros problemas.

La primera rueda de prensa de Rajoy tras un Consejo de Ministros ha estado trabajada y muy preparada por el Presidente y su equipo. Nada que ver con otros episodios de improvisación u omisión. El storytelling de Rajoy ha creado, durante los primeros 35 minutos de monólogo iniciales, un marco coherente, casi convincente: dónde estamos, por qué, qué hemos hecho, y… cómo vamos a salir de esta situación («tarea enorme»). Visto el esfuerzo y el resultado inicial, no tengo dudas de que le habría sido muy útil al Presidente hablarle así al conjunto de la ciudadanía, pero no al final de curso… sino al principio. O, al menos, cuanto antes.

Dice Rajoy (omitiendo prudentemente la palabra «misión») que salir de las actuales dificultades «no es una tarea imposible». Aunque sí muy difícil. Dibuja un horizonte épico («la mayor dificultad a la que nos hemos enfrentado nunca»); una convicción («no podemos gastar más de lo que se tiene»); un camino («incómodo, ingrato, desagradable»); y un destino («no hay más remedio»). Así, el presidente enmarca, justifica y relata su narración política. Pero ¿es suficiente?

Rajoy ha hecho de la inmovilidad su fuerza. «No me voy a mover», dijo ayer en la rueda de prensa con Mario Monti. Cree que en las turbulencias, los faros son la mejor guía. Está convencido de dos cosas: que es «injusto» que haya diferencias tan brutales de los costes de financiación en los países que comparten la misma zona monetaria (el euro); y que el coste y las consecuencias de un euro a dos velocidades o el rescate duro —y el blando también— de España serían inasumibles para los socios fuertes. Pero su seguridad es frágil. Y puede ser incierta.

Rajoy es resistente, pero está por ver si lo es España. Y de este juego de cálculos, autoestimas y riesgos se resolverá el destino de los «intereses generales de los españoles», en palabras de Rajoy.

Sabemos tres cosas: primero, que las pensiones serán la última trinchera (el último renglón para recortar). Segundo, que descarta más reformas. Tercero, que no descarta nada, ni el rescate: «Yo haré lo que convenga al interés general de los españoles». Y así seguimos, unos días más de pulso. «Yo no tengo tomada ninguna decisión», ha concluido. ¿Hasta diciembre, hasta la reunión de líderes europeos de ese mes? Al menos es el plazo que cree que tiene Rajoy tanto de liquidez de las arcas públicas como de tempo político límite para resolver los problemas de la zona euro.

Rajoy ha sorprendido a los periodistas entrando por detrás, por el fondo de la sala, acompañado de la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría. Para justificarse y explicarse ante los gráficos y las televisiones, ha dicho que solo se entraba por delante «en las citas internacionales». Hemos esperado casi 8 meses para una rueda de prensa del Presidente tras una reunión del Consejo de Ministros y si había algún momento que justificara romper la tradición y entrar de cara, era hoy. Nunca una rueda de prensa del gobierno español ha sido tan internacional, tan europea.

Dice Rajoy que «nadie le ha pedido nada», y «que no ha hablado con Mario Draghi». Cuesta trabajo imaginarse cómo dedica el 50% de su tiempo (como afirmó ayer) sin hablar con nadie. Quizás este es el tema, que nadie habla con nadie, y nadie habla con él. Y por ello, ha decidido enviar una carta al presidente del Consejo Europeo y al de la Comisión Europea. Pero con quien tiene que hablar, y a fondo, es con la presidenta Angela Merkel. Menos paseos en barca, y más reuniones. Su último juego patriótico al mencionar que España tiene superávit en la balanza comercial con Alemania ha sido torpe e inútil. Y grotesco. Era innecesario y solo contribuye a crear mal rollo con quien tiene que ayudarte, si te comprende. Pero no habrá ayuda, solo humillación, con altanería.

Rajoy se ha despedido, con realismo y un tímido —e infructuoso— intento de distensión: «El que pueda, feliz verano». Pues eso, el que pueda. Veremos qué pasa el lunes. Sigue el juego de la ruleta mortal.

Publicado en: El País (1.08.2012) (blog Micropolítica)
Fotografía: David Laws para Unsplash

Análisis de interés:
– «El voice-telling de Rajoy». Carolina Pérez en el Blog «La Voz del Poder. El factor fonético de la comunicación política actual». (08/12)
» La comparecencia de Rajoy en tinta azul».  Patricia Centeno en Política y Moda. (08/03/12)
«El arte del ‘Smart Power'». Hillary R. Clinton en La Vanguardia. (26/07/12)
«Rajoy nos propone veranear en Numancia». José Antonio Zarzalejos en El Confidencial. (04/08/12)
«El déficit como excusa». Pablo Hervas en el blog «Mejor no hablar». (06/08/12).
– «El PP después de Mariano Rajoy». José Luis Álvarez en La Vanguardia (02/07/12).

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