Mariano Rajoy tiene un tic facial muy característico. Único en la política española: infla de aire sus carrillos, pero sin soltarlo. Un resoplido contenido (mudo y sordo). Los tics son movimientos compulsivos y persistentes producidos por la contracción involuntaria de uno o varios músculos. Los más frecuentes son en la cara y en las manos. Los tics pueden ser motores (que emplean un número limitado de músculos) o vocales.
La causa o etiología de los tics no está nada clara. Se cree que pueden ser producidos por una disfunción del sistema nervioso. Lo que sí está demostrado es que los tics se agravan en casos de estrés, ansiedad, fatiga e irritabilidad. En cambio, disminuyen con la relajación y desaparecen durante el sueño.
El resoplido contenido de Rajoy es muy personal y, casi, entrañable. Un gesto humano que le humaniza. Este resoplido mudo se ajusta muy bien a su proverbial indefinición. Un gesto que visualiza, como pocos, la contención verbal y la resistencia. Mariano Rajoy tiene una extraña capacidad para agotar los tiempos, para actuar con maduraciones y digestiones políticas lentas (o muy lentas), y una considerable resiliencia política y personal. Resistencia que le convierte en líder por descarte.
Por estas razones, no me ha sorprendido leer la confesión de José María Aznar en sus Memorias cuando desvela que le ofreció a Rajoy ser su sucesor, pero después de dos negativas de Rodrigo Rato que deterioraron su relación personal profundamente. Aznar cuenta lo que le dijo Rajoy cuando fue llamado, el 29 de agosto de 2003, para comunicarle su decisión: «Presidente, prefiero que no me digas lo que intuyo que me vas a decir» y, a continuación, le agradeció que le hubiera hecho cinco veces ministro y vicepresidente del Gobierno. Él le contestó: «Gracias, pero te lo voy a decir. Creo que tú eres la persona adecuada». Supongo que resopló, como casi siempre hace cuando no quiere decir nada más, o no sabe qué decir.
El fragmento revela dos cosas: ninguno de los dos quería lo que sucedió. Aznar no le prefería y Rajoy no lo prefería. Esto les une. La historia se escribe así, muchas veces. No es tanto el deseo, la voluntad o la ambición lo que consigue resultados, sino su ausencia. Curioso. Clarificador.
Mariano Rajoy es un resistente. Es su principal virtud. Resiste desde la inmovilidad y el silencio. Cree que no moverse y callar es parte de la fortaleza imprescindible de un liderazgo en tiempos de crisis. Ni ser prisionero de sus actos, ni de sus palabras. Pero la política no es para silentes, ni pasivos. Rajoy ha superado diversos match ball, con varios resoplidos incluidos, desde la coraza y la mordaza.
Estas características personales se han convertido en su marca política. The Economist llegó a titular, en un duro análisis, Rajoy, el misterioso. La publicación inicia el reportaje trayendo a colación el dicho de que un gallego no se sabe si sube o si baja cuando se le encuentra en medio de una escalera. Según explica el artículo, esta actitud (que denomina como retranca) es, en el caso de Rajoy, una auténtica maniobra de supervivencia para mantenerse a flote en medio de los tiras y aflojas de sus socios europeos.
El sucesor de Aznar es un superviviente. Pero quienes ahora resoplan por los cuatro costados (y con sonoridad bien audible) son los ciudadanos, y lo hacen por su propia supervivencia. Ya son 20,6 millones de personas las que están en situación de inestabilidad en España desde que comenzó la crisis. La tasa de precariedad se ha disparado diez puntos desde 2007 y el 44% de la población vive en hogares con ingresos inferiores a 12.000 euros anuales, estas son algunas de las conclusiones extraídas del informe «Adiós a las clases medias», elaborado por los Técnicos del Ministerio de Hacienda (GESTHA).
Esto sí que es para resoplar. Y gritar.
Publicado en: El País (17.11.2012) (blog Micropolítica)
Fotografía: Joseph Corl para Unsplash
Enlace de interés:
– El nerviosismo de Rajoy en la rueda de prensa de Berlín, manual del antilíder (elplural.com 5.02.2013)
Rajoy, el sucesor: Publicado en: El País (17.11.2012) (blog ‘Micropolítica‘)
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