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El primer tuit del @Congreso_Es

Actualización de este post a las 12:20h

Tic, tac, tic, tac. Se ha iniciado ya la actividad del perfil «institucional» de la cuenta de Twitter @Congreso_Es. Y hemos conocido el contenido del primer tuit: una felicitación de Navidad. Un tuit que ha resultado ser: analógico, confesional y presidencialista. A este tuit, hay que añadir el cambio que se ha producido en la descripción de la biografía y la e minúscula que aparecía ayer @Congreso_es por la E mayúscula de @Congreso_Es. No es un detalle menor.

El anuncio de la emisión del primer tuit El 11 de diciembre a las 11h se iniciará la actividad de este perfil») era el dato más relevante de lo que sabíamos hasta ahora de esta cuenta. Expectativa creada, útil en términos de difusión y notoriedad (no en vano la cuenta tiene ya centenares de seguidores), pero que ha generado una presión (quizás innecesaria) sobre la literalidad de su contenido. Algunos de los responsables de la cuenta piden que se les juzgue por los primeros 1.000 tuits. Tienen razón. Pero ellos mismos han puesto el foco sobre el primero. La creación de expectativas tiene su lógica exigente que lleva a: cumplirlas, sobrepasarlas o quedarse corto. El primer tuit ha sido significativo. Veremos.

El Twitter del Congreso es el último de los perfiles de nuestras grandes instituciones en llegar a la red. Tras la Moncloa y el Senado, le toca el turno a la Cámara Baja. Pero estar en la red, no es ser red, como ha podido comprobar el Senado con su presencia web. Y estar en Twitter no es solo tuitear. Las instituciones tienen un uso instrumental de la presencia digital. Quieren tener «cosas» (o adquirirlas) sin interiorizar su uso, su cultura, su dinámica. Compran lo que no entienden. Usan lo que no comprenden.

Si llegas el «último», como le sucede a @Congreso_Es, se te exige no llegar «tarde». Estar por delante. Superar, mejorar y liderar una nueva cultura del Twiter institucional y parlamentario. Llegas el último, pero aspiras a ser un modelo. Tiempo has tenido. Y el perfil del @Congreso_Es no puede quedarse atrás, a riesgo de devaluarse rápidamente, en las demandas de nueva cultura política. Llegar el último, tarde y con miedo será lo peor. Para juzgar el perfil del @Congreso_Es pueden ser útiles estas referencias:

1. Calidad. La calidad de los mensajes es la piedra angular. Si el Twitter se convierte en la agenda digital del Congreso, simplemente, estará cumpliendo con un requerimiento básico pero insuficiente. Si no es una fuente de noticias, primicias y referencias básicas se devaluará rápidamente. Sin calidad 140, la cuenta morirá.

2. Textura. La capacidad de linkar contenidos propios, y de otras fuentes, con información relevante de la actividad parlamentaria es clave. El criterio para incorporar #hashstags en vigor, para crearlos o para utilizarlos como elemento de contexto será decisivo. La renuncia a utilizarlos (si no son propios o «adecuados») alejará la cuenta del debate y del tráfico. Espero que no sea lo deseado.

3. Open Parliament. La cuenta debe formar parte de todo el ecosistema digital del Congreso. No solo hablo de su web, sino de todos los perfiles y espacios digitales que cubren o tratan la actividad parlamentaria. La coordinación con el conjunto, y la capacidad de Twitter para anticiparse, abrir espacios, descubrir sitios y relacionarlos en un todo, serán claves. «Abrir» la cuenta en esta red debe formar parte de abrir el Parlamento. No interiorizar este principio puede tener costes brutales en la credibilidad de la cuenta y de la institución. El Parlamento está, lamentablemente, «fuera de la Ley de Transparencia», pero debe autorregularse por ella, como mínimo, si quiere recuperar el terreno perdido.

4. Crisis. ¿Cómo habría reaccionado el Twitter con la dimisión de ayer de Santiago Cervera, diputado y miembro de la Mesa del Congreso? Esta pregunta es pertinente. Si la cuenta no tiene un criterio activo y proactivo en relación a la comunicación de crisis, sufrirá las consecuencias de la misma.

5. Interactividad. ¿Cómo reaccionará a las menciones y preguntas directas? El Parlamento británico, el europeo, o el francés, no responden ni retuitean: tan solo difunden información. De diferente modo actúa normalmente el Twitter del Parlamento escocés, que responde a las preguntas que recibe y hace retuit en algunos casos (igual que el Senado francés o —aunque menos— el Twitter del Parlament de Catalunya). Se trata de generar conversaciones, de comunicarse con la ciudadanía y de responder a sus preguntas, dudas o comentarios.

La insistencia de la palabra institucional en la bio actual de la cuenta anticipa lo peor. Intuyo una cuenta de Twitter para tenerla amordazada, contenida y controlada. Espero equivocarme. No quieren «problemas», que ven como riesgos y no como oportunidades. Si los responsables de la cuenta van a estar pensando más en lo que no se puede hacer que en lo que se debe, van a morir de estrés. Y, con ellos, la cuenta.

6. Seguidores. Sorprende que la cuenta no siga, en estos momentos, a nadie. No es una buena señal. Ni a parlamentarios (diputados, senadores), ni a periodistas (al menos a la Asociación de Periodistas Parlamentarios), ni a blogueros de referencia en la vida parlamentaria, ni a medios especializados, ni a otras cuentas de indudable protagonismo en el control, fiscalización y seguimiento del Congreso. Una generosa presencia inicial habría despejado el camino a la vigilancia (y reflexión posterior) sobre la política de la cuenta en relación a este punto. Ahora llegan con retraso respecto a todos. Un mal paso.

7. Horario. Este perfil deberá actuar 24/7/365. No puede tener «horario», y menos el de sus funcionarios. Una adecuada dotación de recursos humanos y técnicos debería atender un perfil con exigencia de actualización y respuesta permanente. De lo contrario, las críticas serán duras, y con razón.

8. Organización. La cuenta deberá contemplar una amplio y consistente «diccionario» de preguntas frecuentes. Permanentemente actualizado, operativo y pensado para Twitter con capacidad de responder rápidamente a las preguntas que afloren en la red, y a las peticiones directas. Si cada vez tienen que «pensar» en la respuesta, difícilmente sabrán cómo y cuándo actuar.

9. Lenguas. La cuenta debería responder en todas las lenguas oficiales del Estado. Y utilizarlas. Su uso cosmético y protocolario en tuits singulares es un detalle. Pero el país necesita algo más que gestos. Necesita cultura institucional de la diversidad.

10. Imágenes. Infografías, vídeos y fotografías. Después que la actual presidencia del Congreso prohibiera a los diputados hacer fotografías del hemiciclo, y a los fotógrafos fotografiar los móviles y los documentos de sus señorías, el debate sobre las imágenes en esta cuenta está servido. Espero que su uso sea una constante, no una excepción.

11. Historia. La institución es depositaria de un largo, rico y diverso patrimonio parlamentario: intervenciones, fechas clave, documentos históricos, curiosidades, biblioteca, perfiles parlamentarios… El tratamiento de la historia será decisivo en la configuración del perfil como un instrumento útil en la recuperación, también, de la memoria histórica.

12. Contexto. ¿Cómo reaccionará la cuenta a otras informaciones directamente relacionadas con el Congreso, su historia, su actividad? ¿Anunciará, por ejemplo, que el próximo viernes 14 de diciembre se estrena el documental Las Constituyentes, realizado por la directora Oliva Acosta, y en el cual se rinde un emotivo y merecido homenaje a las 27 mujeres que formaron parte de este período tan decisivo en nuestra actual democracia?

13. Relaciones. La cuenta del @Congreso_Es deberá establecer una relación intensa y frecuente con otros perfiles de Twitter muy activos y dinámicos, como por ejemplo @que_hacen (quehacenlosdiputados). Su política de relaciones marcará, también, su solvencia y credibilidad. Esperamos menciones generosas y respuestas oportunas.

14. Twitterentrevistas. La cuenta puede explorar —y debe— su actividad como espacio para «abrir» la actividad parlamentaria y conocer más a los diputados. El universo de posibilidades para hacer un uso creativo y dinámico de la cuenta que la dote de personalidad y utilidad para los ciudadanos y sus representantes es determinante para su éxito.

15. Diseño. ¿Cambiará la cuenta a la nueva plantilla de Twitter? ¿Qué fondos de diseño utilizará? ¿«Tuneará» su logo en función de días internacionales de referencia? Estos detalles marcarán la vitalidad y el dinamismo de la cuenta, y la acercarán (o alejarán) de la vida y los ciudadanos.

16. Personas. Las cuentas son personas. Sería conveniente que conociéramos (y se presentaran públicamente) a los gestores y administradores de la cuenta. Que algunos sean fácilmente identificables y conocidos no evita (ni exime) que conocerlos sea un requerimiento interesante para dotar de personalidad y calidad (también calidez) a una cuenta «institucional».

17. Métricas. La cuenta debería publicar, periódicamente, algunas métricas. La cuenta del @Congreso_Es no es «del» Congreso, es de su time line, de sus usuarios (en un sentido amplio). Conviene que conozcamos su actividad, su evolución, su trayectoria. Es «otro detalle» más en la configuración de una cuenta que sea parte de una nueva cultura de la comunicación.

PD: ¿Harán RT de este, y de muchos otros artículos?

Publicado en: El País (11.12.2012) (blog Micropolítica)

Enlace de interés:
Comunicar una institución en un entorno cambiante (11.12.2012)
El Congrés felicita Nadal per Twitter (Ramon Bassas, 11.12.2012)

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