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Rosa Díez y la videopolítica

¿Hay una relación directa entre el crecimiento de UPyD y el uso que hace de la videopolítica? La pregunta es pertinente, creo, cuando se observan algunos datos reveladores. UPyD tiene más vídeos, más suscriptores y más visualizaciones en su canal de YouTube que cualquier otro partido. La rotundidad del dato es sostenida en el tiempo y refleja una apuesta estratégica por la comunicación a través de la imagen… y la palabra, ya que la inmensa mayoría de los vídeos son intervenciones de su líder, Rosa Díez, en el Parlamento o en actos públicos. A lo que hay que añadir un constante y resiliente trabajo en redes sociales.

Durante mucho tiempo, UPyD ha denunciado la desproporción entre su creciente peso electoral y político y su proyección parlamentaria (por culpa de una injusta Ley Electoral), y su presencia mediática (por las inercias bipartidistas de los grandes grupos de comunicación). Estas denuncias han ido construyendo un halo interiorizado de «injusticia» alrededor de lo que significa UPyD, que ha sido aprovechado —inteligentemente— para identificar a la organización y, en especial, a su líder, como una luchadora infatigable, que incomoda tanto como irrita…, por ser quien es y por decir lo que dice. Este marco mental de política irreductible, le ha granjeado la simpatía de no pocos ciudadanos y un sentimiento de proximidad a quien, demasiadas veces, ha sido ignorada (hasta el extremo de que el presidente Rajoy ha olvidado —con frecuencia— cómo se escribe y pronuncia su apellido). Tanto desprecio, tanta altanería orgullosa y pedante, tendrá consecuencias en el futuro de las relaciones entre ambos dirigentes, ahora que parece que UPyD podría ser decisiva en varias combinaciones de gobernabilidad.

El tiempo de la mirada condescendiente y displicente a Rosa Díez ha dejado paso a la constatación de su crecimiento electoral, que despierta tanto recelo como preocupación en las dos grandes fuerzas parlamentarias. Aunque, también, representa una oferta diferente (que no dudan en atribuirse ellos mismos de nueva política) en un contexto de descrédito generalizado de la política y de las instituciones.

Los vídeos de UPyD, y su consumo y distribución, han creado una comunidad de usuarios muy comprometidos. Frente a los supuestos silencios (intencionados, dicen) de los medios de comunicación, YouTube ha representado lo subterráneo, lo alternativo, casi lo secreto. Un clima de casi clandestinidad que fortalece las lealtades y las complicidades. Mientras en la acomodada superficie de la política se valoraba y se apreciaba lo visible, una fuerza por debajo (marea magenta, la han llamado muchas veces) compartía enlaces de vídeo, comentarios en Facebook y redistribuía correos y materiales. Era su manera de resistir. Esta atmósfera de persecución —real o percibida— ha alimentado una poderosa capacidad de trabajo y de resistencia. Los vídeos en YouTube se confrontan a los silencios o cortes intencionados —casi nunca suficientes para UPyD— de las otras pantallas (sean de TV o digitales). España sigue teniendo una querencia especial al Quijote y al héroe.

El uso intensivo de la imagen de Rosa Díez en estos vídeos es abrumador y consolida un culto a su personalidad. Refuerza su posición y su hiperliderazgo, tan criticado por algunos, como imprescindibles (su valoración política personal es la más alta) para la organización que dirige. Su particular y personal timbre de voz, así como la vehemencia de sus intervenciones, y la contundencia implacable de sus ataques, configuran un material atractivo para sus seguidores. Las citas constantes a poetas o escritores, así como un constante uso de la hemeroteca, hacen de sus puestas en escena parlamentarias un material casi siempre elaborado.

Los vídeos también permiten ver aspectos de la personalidad de Rosa Díez que se muestran, también, a través de su vestuario o sus complementos. Y, evidentemente, por su comportamiento no verbal que tiene en su corte de pelo, tan personal, un elemento de identificación indiscutible. Algunos de sus detractores han destilado, demasiadas veces, un tufo misógino cuando no pestilentemente machista por estas condiciones. Pero Díez ha llegado para quedarse; mejor que empiecen a considerar su presencia no como una anécdota o un accidente, sino como una ecuación posible. La videopolítica, sea alternativa o electoral, es un elemento clave. Díez lo ha comprendido. La videopolítica es parte de la nueva videología.

Este fin de semana, UPyD celebra su congreso con el fin de crecer y condicionar al próximo Gobierno y, de nuevo, el epicentro será la magnética imagen de Rosa Díez. Una mujer que combina con naturalidad y, a la vez, con intencionalidad su sonrisa y su verbo locuaz y contumaz. Decía Antonio Machado que «se desprecia todo lo que se ignora». Solo un ignorante podría seguir despreciando a UPyD y a Rosa Díez. Mejor será que vean sus vídeos, si quieren entender algo… y saber a qué se van a enfrentar políticamente: en las elecciones y en las negociaciones.

Publicado en: El País (1.11.2013)(blog Micropolítica)

Fotografía: Thomas William para Unsplash

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1 COMENTARIO

  1. Vivo en el extranjero y sigo a UPyD desde 2007. Si no hubiera sido por las redes sociales no hubiera podido saber lo que hace este partido. Creo que UPyD se mueve muy bien en la red, pero también es verdad que mientras al votante del PPSOE sólo tiene que enchufar la tele para recibir mensajes, los que votamos UPyD tenemos que buscar la información porque ésta no llega, es decir, no interesa que llegue. Periódicos de tirada nacional y autonómica como El País, El Mundo, ABC, La Razón, El Ideal, La Vanguardia omiten a propósito la cantidad de información que genera este partido que es mucha y variada como se puede ver en la red. Quizá la necesidad hace que los votantes de UPyD nos informemos más por internet que por los medios tradicionales de difusión de la información. Sólo quería añadir eso. Buen artículo.

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