El resultado electoral de las elecciones europeas es un auténtico tsunami político. El PP, aunque gana las elecciones, pierde 8 escaños y el PSOE otros 7. Descenso contundente en porcentaje y en eurodiputados. Ambas fuerzas políticas —y lo que se identifica con el bipartidismo— sufren un serio revés, de naturaleza muy diferente a las estimaciones y proyecciones de las encuestas publicadas hasta la fecha.
El PP y el PSOE suman 30 eurodiputados de los 54, pero no llegan juntos ni al 50 % de los votos emitidos. Y se incorporan, además de estas dos formaciones, hasta ocho coaliciones electorales más con representación parlamentaria. La fragmentación y la pluralidad del resto de las fuerzas es muy notable, a lo que hay que añadir el gran número de electores que no han encontrado tampoco representación electoral. Nada más y nada menos que 1.172.877 electores y el 7,38 % de los votos. Datos que, junto a la resistencia del voto de UPyD y la incorporación de Ciudadanos (que, juntos, representan una realidad política que ya no es soslayable de la gobernalidad futura), dibujan un escenario complejo y plural.
Las ruedas de prensa de los principales partidos políticos, con el susto en los rostros de los comparecientes, son reveladoras y sintomáticas. Ni el PP ni el PSOE pueden exhibir fortalezas, tampoco los ganadores, a pesar de que han mantenido —y aumentado levemente— la distancia en porcentaje y en escaños respecto al PSOE.
Pero la crisis se instala, definitivamente, en el PSOE. El PP ha conseguido frenar sus fugas por su derecha. Pero los socialistas, no. El tsunami político atrapa de lleno a los socialistas que no han sido capaces ni de interpretar, ni de representar, la demanda de alternativas en propuestas y estilos de los votantes que quieren otra política —y otra oposición— a la del Gobierno de Mariano Rajoy. Las otras, y las nuevas y distintas izquierdas representan 12 escaños, y la contundente cifra del 20 % de los votos.
El resultado electoral en el conjunto de las izquierdas muestra una señal inequívoca de efervescencia social de nuevos formatos y rostros de acción política. Precisamente, el rostro electoral y la puesta en escena del líder de Podemos (convertido en logotipo en la mismísima papeleta) le ha ganado la partida a la política de los anonimatos sociales y políticos que representaba, fundamentalmente, el Partido X. Mayor radicalidad formal, más osadía política, nuevos lenguajes, y gran vitalidad en redes. #Podemos25 fue, por ejemplo, TT en Twitter durante todo el día. Estos datos ya no son anécdota ni marginales. Las redes anticipan realidades en las urnas.
El actual PSOE necesitará algo más que una renovada oferta electoral que pudiera salir de su proceso de primarias. Necesita una profunda reflexión que ya no se podrá aplazar, ni minimizar, ni gestionar con calma. Se necesita algo más que unas primarias, parece. Se necesitan, quizá, unas fundacionales. Y una dosis de modestia y humildad que pondrá a prueba el carácter de sus dirigentes y sus bases.
Publicado en: El País (26.05.2014)(blog Micropolítica)
Fotografía: Todd Turner para Unsplash
Es prematuro hablar de tsunami politico, pero si los principales partidos se empeñan en seguir al margen de la realidad de los ciudadanos y contribuyentes, mantienen sus generalizadas costumbres de connivencia con sus «compañeros» imputados en escandalos de corrupcion, desmesura en sus gastos y continuan viviendo en un mundo de espaldas al drama que padecen miles de sus conciudadanos, el tsunami acabará llegando. Si no cesan de pronunciar compulsivamente la palabra «democracia» y sus derivados, pero desprecian y no analizan correctamente la volundad de cambio demostrada por mas de 1.245.000 electores, como si fueran apestados radicales, una muchedumbre que confia en una formacion recien nacida, sin presupuesto, sin apoyo de espacio electoral alguno en los medios de comunicacion, pero con convicciones firmes, precipitarán el advenimiento del tsunami político real y de consecuencias devastadoras para el «establishment».