Natascha Kampusch se ha convertido en un símbolo de resistencia y en estrella mediática. Desde su zulo, se hizo adulta conectada al exterior a través de los medios de comunicación que ahora desea controlar.
La relación de Natascha Kampusch con los medios de comunicación continuará intensa y tendrá una dimensión global. Su secuestro es único por el móvil enfermizo del criminal y por la tupida relación creada con su víctima, pero también lo es por las condiciones especiales del cautiverio: retenida y dominada durante ocho años, no estaba —sorprendentemente— aislada del mundo. Natascha, desde su zulo, se hizo adulta conectada al exterior a través de los medios de comunicación que podía ver diariamente y sin restricciones. El carácter maduro y fuerte, inusual en los jóvenes de su edad, y su sólida formación autodidacta se ha forjado con las fuentes de información a las que ha tenido acceso. Sus libros han sido los periódicos y sus maestros, los locutores. Los personajes de las series de ficción sustituyeron a sus imposibles compañeros de juego. El lenguaje preciso y fluido, la riqueza de su vocabulario, la facilidad para expresarse y transmitir ideas o emociones, son propios de una periodista inteligente o de una persona habituada a los medios. No es de extrañar pues que, junto a médicos y abogados, Natascha tenga ya un experto asesor de prensa o que nos haya confesado que se plantea ser periodista en el futuro y que está estudiando «la legislación sobre los medios de comunicación».
Vengarse del olvido
Conoce los medios y la fuerza que tienen en nuestra sociedad. Vivió con ellos innumerables horas de su trágica historia. Seguramente han sido determinantes para construir los anclajes emocionales, intelectuales y sociológicos desde los que armó la resistencia inicial y la victoria final sobre su raptor. Ella sabía con certeza que su liberación la haría famosa y desconocemos –solo los psicólogos lo sabrán– si rebelarse contra el olvido, reflejado en el silencio mediático y la resignación policial y familiar, fue una motivación íntima que le proporcionó el coraje y la determinación necesarios para saltar la valla a la primera oportunidad. Creo, sinceramente, que ella —aunque quizás no lo sepa— quería vengarse del olvido de todos tanto como recuperar su libertad. Que te olviden es durísimo: se acaba la esperanza.
Ahora ya se tiene la perspectiva necesaria para comprender mejor la carta manuscrita que leyó su portavoz días después de su liberación. En ella, Natascha saludaba a los medios, advertía de los límites informativos a la tarea periodística y comunicaba su determinación para gestionar la comunicación con la opinión pública a su ritmo e interés. Su saludo inicial («Estimados periodistas, reporteros, estimada opinión pública») era ya un anticipo de una visión clara y decidida de su nueva dimensión mediática.
Natascha ya es un fenómeno global. A los récords de audiencia en la mayoría de los países en donde se ha retransmitido la entrevista hay que añadir los espectaculares tirajes de revistas y periódicos en todo el mundo. Los buscadores de Internet —en webs, blogs, y chats— han situado su nombre entre las cinco referencias más buscadas compitiendo con las habituales actrices y cantantes más populares. La rapidez con la que los más listos han registrado su nombre —con todas las combinaciones posibles— es un reflejo de la intuición de la nueva economía. La puja por los derechos de emisión o reproducción y las más de 400 peticiones de entrevistas que se le acumulan auguran un escenario fuerte y competitivo. Las ofertas publicitarias, editoriales y cinematográficas que tiene —y tendrá— junto a una inimaginable variedad de productos que van a ofrecerse al consumidor haciendo negocio con su nombre o su cara es imprevisible y sorprendente. La mercadotecnia y la comercialización de recuerdos nos invadirán. Vayan preparándose los vecinos de la calle para una peregrinación de turismo morboso sin precedentes.
Natascha está ya asociada a la fortaleza, la resistencia, la inteligencia, el valor y la belleza, atributos que venden. El dinero se mueve alrededor suyo. La gestión de la información que atesora y la escenificación y gradualidad de la misma pueden hacer que sus sueños se conviertan en realidad: viajar por el mundo sin límites y poner en marcha los proyectos solidarios que ya ha anunciado. Pero algunos sueños se pueden convertir en pesadillas, si la opinión pública se siente estafada por omisión, manipulación o engaño.
Viento a favor
Natascha no tenía nada pero ahora tiene el futuro en sus manos. Lo tiene todo a su favor. Una historia dramática e increíble. Una personalidad fuerte y magnética. Una sorprendente facilidad para hablar y transmitir emociones. Una fotogenia indiscutible y un nombre fácil de pronunciar. Las dudas y las incógnitas de la opinión pública sobre los detalles de su cautiverio alimentarán la curiosidad. Y el morbo, aún más. Si es sincera, con sus luces y sus sombras, recibirá una justificada e ilimitada comprensión. La voracidad de la opinión pública y la ambición empresarial de algunos medios se retroalimentarán y harán el resto. Para gestionar todo ese caudal de posibilidades le harán falta más de un asesor.
Conoceremos su historia poco a poco, como su cuerpo. El pañuelo de la cabeza es un gesto presumido, un instinto de protección y también un cálculo premeditado. Descubriremos su pelo —hermoso—, después sus brazos y sus piernas libres ya de moratones, y finalmente la silueta de una persona que pasó de niña a mujer sin más testigos que su secuestrador. Tiene mucho que contar. Administrar y mantener el interés serán importantes para su futuro, si ello no perjudica su salud. Pero queda lo mejor, creo. Natascha tiene un pasado, pero, sobre todo, tiene una visión del mundo y de las relaciones, con opiniones ya muy definidas, sobre política, religión y otras temáticas que van a ganar el interés de la audiencia. Lo que piensa y dice empieza a ser tan sugerente como lo que cuenta y relatará sobre su historia. Natascha Kampusch ha vuelto del cruel olvido y ha nacido NK, un icono global del siglo XXI.
Publicado en: El Periódico 10.09.2006 (formato .PDF) y El Periódico (versión en catalán) 10.09.2006 (formato .PDF)
Fotografía: Liz Vo en Unsplash
Enlaces de interés:
– Natascha ya no huye de la prensa, la busca
Fuente: El País 09.12.2007