Pasodobles electorales

La música en las Municipales y Autonómicas 2007
«Algún día la política será una canción», León Felipe.

La música y el baile en España. En los últimos años, los programas musicales dirigidos al gran público, han copado buena parte del prime time de las televisiones públicas y privadas. Al éxito constante de Mira quién Baila, o de las cinco ediciones de Operación Triunfo (OT), se han unido, recientemente, los concursos para elegir nuestra canción en el próximo Festival de Eurovisión o el mejor imitador o imitadora.

Es posible que la preferencia de la audiencia televisiva en España por este tipo de programas tenga mucho que ver con una rica y diversa cultura popular musical, fruto de la pluralidad de culturas de nuestro país, y también de una actitud vital y festiva, muy característica, que alimenta el tópico español. La música conecta directamente con el sentimiento y las emociones, creando iconos, valores y comportamientos. Activa mecanismos relacionados con el placer generando emociones positivas que predisponen nuestra actitud ante un determinado mensaje.

Las campañas electorales para las municipales y autonómicas de mayo de 2007 no se han podido sustraer al boom por la música. Hasta hace muy poco, la política estaba asociada a la música de cantautor, con su canción protesta y de denuncia, y a las fuerzas progresistas y de izquierdas, con la sonora excepción del Libertad, libertad, sin ira, Libertad de nuestra transición. Canción para siempre asociada a la política de UCD, del centro moderado, y a su figura principal, Suárez. Poco a poco, el compromiso de letras y autores ha dejado paso a la crítica satírica y al doble sentido, como las irreverentes chirigotas de Cádiz, y a nuevos géneros musicales para la acción política, como el pasodoble, la música pop y disco e incluso el rap. El Partido Popular parece haber comprendido bien la pasión musical del momento y es el que más empeño ha puesto por la música en estas elecciones.

Las clásicas y reconocibles sintonías de los partidos en mítines y anuncios televisivos, tan fácilmente tatareables, están siendo superadas por músicas para cantar y bailar. Más allá de la sintonía uniformadora, aparecen nuevos ritmos, muy populares, que permiten cantar, compartiendo notas y ritmos. Nuevas músicas para nuevas formas de comunicación política, más sensibles a la participación. Veamos algunas propuestas interesantes.

Pasodobles «populares». El alcalde de León tiene un pasodoble pegajoso y facilón. Un himno entonado por una peña creada para apoyar al candidato Mario Amilivia (PP) le acompañará durante los actos de campaña electoral, al son del pasodoble. «Amilivia, Amilivia tú serás de nuevo alcalde, por lo bien que te has portado con esta ciudad tan grande. Amilivia, Amilivia tú serás de nuevo alcalde, para gloria de tu pueblo que te quiere como nadie»… dice la letra de: «Canción de Campaña y Acompañamiento a Mario Amilivia». Un pasodoble que se pudo oír ya durante el acto de presentación de la canción, en el que el propio Amilivia, acompañado del presidente de la Diputación, Javier García Prieto, subió al escenario para entonarla, acompañando así a los intérpretes.

Francisco Camps, presidente del Gobierno valenciano, ha optado por un pasadoble sin letra, como un himno,  «muy español, amable y dinámico» que, según su compositor Bernardo Adam, «reúne todas las características del presidente de la Generalitat». «Es ágil y vibrante, muy vivo y expresivo, al mismo tiempo que cercano y sencillo». De ahí que el pasodoble sea la música que más le va: «se podría haber hecho una pieza sinfónica, pero no hubiera retratado igual al personaje. Además, se trata de que las bandas de toda la Comunidad Valenciana puedan tocarlo, y aunque está pensado para banda sinfónica, es muy simple».
«Además, la política tiene mucho que ver con el toreo. Hay que tener mano izquierda y saber lidiar con unos y con otros. Creo que, en ese aspecto, Francisco Camps es algo torero». El compositor valenciano justificaba así la pieza, que ha permitido que Camps se convierta en el primer presidente autonómico que cuenta con pasodoble propio.

Canción pop. La presidenta del PP de Castilla-La Mancha y candidata a la Junta. María Dolores de Cospedal, ha cambiado de registro musical con una canción pop, de ritmo previsible, que invita a mover las caderas con unos acordes básicos muy asequibles. La candidata ha cuidado la letra: «Juntos llegaremos a construir una región más justa y solidaria, con esfuerzo y con tesón. Día a día sembraremos semillas de esperanza, los campos y pueblos de nuestra Castilla-La Mancha». Y el estribillo: «El futuro ya está aquí, lo vamos a conseguir, merecemos algo más, el Partido Popular»…
El candidato popular a la alcaldía de Ferrol, Juan Juncal, tambén ha puesto banda sonora a su campaña «Amar Ferrol», de la mano del grupo Los Limones que han compuesto un tema específico como sintonía para los populares.

Disco. Pero el hit político-musical de estas elecciones se lo lleva la campaña del Partido de Estepona (PES), con Rosa López versionando el clásico I will go with you de Donna Summer. La ganadora de la primera edición de Operación Triunfo, y representante en Eurovisión, presta su voz a la sintonía de la campaña electoral del PES, cantando: «Por ti yo lucharé, Estepona yo te amaré, que uniendo las fuerzas al fin por ti yo lucharé». Les recomiendo que pongan sus altavoces a tope.

Uno de sus compañeros en aquella edición, David Bustamante, también tuvo su protagonismo en el terreno político, convirtiendo una de sus canciones (Cantabria) en la sintonía promocional de su comunidad.

Y, con música salsera, no podemos olvidar la campaña de la popular Esperanza Oña, que ha marcado su propio «ritmo» con este tema.

Rap. Finalizo. El rap está arrasando como el género musical más natural para la canción-protesta, para la denuncia política. Los cantautores están dejando paso a nuevos trobadores de lo social que, desde los márgenes de lo establecido, conectan a través de ritmos magnéticos con las preferencias musicales y estéticas de los más jóvenes. España va retrasada en la utilización explícitamente político-electoral del rap, aunque hay autores, como Frank T, imprescindibles para comprender las nuevas sensibilidades político-sociales emergentes.
En las elecciones francesas, por ejemplo, la proliferación de raps de grupos muy jóvenes y novísimos que desde las banlieus han irrumpido en las elecciones ha sido muy destacado. O el rap de Evo Morales, cantado en quechua, que ha significado un hito de orgullo indígena y generacional con un gran impacto en el país. En España, la excepción la protagoniza el rap de Francis Candil, el candidato de Nueva Canarias al Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria. Su canción, dirigida a captar el voto de los más jóvenes, ha llegado a distintos programas de radio y televisión.
Otra iniciativa parecida, por su pretensión política, es  el rap de los peones negros que, aunque no se presenten a las elecciones, pretenden tener su influencia electoral y política con una más que dudosa calidad musical.

La música política y electoral: Del pasadoble al rap
La política formal intuye que la música popular y, en especial, los nuevos ritmos pueden ser extraordinariamente eficaces para la acción electoral y la nueva comunicación política en la sociedad del iPod, del mp3, de la radio por Internet  iy de la descarga de ficheros! Hay muchísimo camino por recorrer, todavía. Los conciertos políticos cumplen aún un gran papel como catalizadores de energías para la movilización, como hemos podido comprobar en el último míting-concierto de la candidata Ségolène Royal en París. Pero la innovación en la comunicación política va a exigir mucho más. Los candidatos deberán preparar su caricatura tanto como su foto electoral, por ejemplo. Y su «canción» tanto como la sintonía de campaña.

Fotografía: Adrian Korte en Unsplash

Documentos de interés:
El PP de Fuengirola con ritmo propio
Fuente: YouTube
Jingles presidenciales
Fuente: Blog de David de Ugarte (02.05.2007)
Música i eslògans en campanya
Fuente: Jose Soler, laMalla.net (21.05.2007)
Carrera electoral a ritmo de reggaeton
Fuente: La Vanguardia (20.05.2007)