Entrevista con Francesco Manetto para su reportaje en El País (13.01.08):
Emociones para convencer. Lágrimas y risas como estrategia de comunicación política.
(…) El consultor de comunicación Antoni Gutiérrez-Rubí no tiene dudas: «¿Votaría a alguien al que no pudiera abrazar? A mí me costaría. Detrás de cada voto se esconde un afecto y, para despertar ese interés, los candidatos tienen que seducir sin ocultar sus emociones, desde unas risas, un llanto o una caricia». Tanto en las coyunturas delicadas como en la rutina política, esta actitud puede convertirse en una estrategia premeditada para conseguir objetivos. Según Trinidad Jiménez, secretaria de Estado para Iberoamérica, no es el caso de Clinton. «Creo que el cansancio la hizo simplemente más vulnerable. Siempre es mejor actuar con sinceridad y equilibrio, sin disimular ni fingir», comenta antes de matizar: «Pero un político no puede perder los nervios. Tiene que primar la calma».(…)