Publicado en El Mundo Deportivo (Blog «
Votos y Goles
«.
Artículo 7
, 22.03.2010)
El posicionamiento de los candidatos respecto a la actual Junta será la clave de la estrategia electoral de las candidaturas que finalmente se presenten. Estos posicionamientos responden a arquetipos preexistentes en el imaginario de los votantes y tienen como punto de referencia la proximidad e intensidad del concepto «cambio». Qué tipo de cambio es el que se ofrece, será el elemento decisivo para el enfoque estratégico.
Estos arquetipos, que existen en todos los procesos electorales, dibujan cinco grandes perfiles. El grado de identificación de los candidatos a la presidencia con estos perfiles también jugará un rol determinante. A más identificación del candidato con el perfil y arquetipo mayor posibilidad tiene de definir con precisión su enfoque estratégico.
1. Continuidad. El candidato continuador, heredero del gobierno anterior, suele ser próximo o muy próximo al presidente saliente y se posiciona como su delfín. Su campaña se suele traducir en hablar de lo realizado y de cómo mantendrá la situación actual, el mismo espíritu y los mismos éxitos en su gobierno. El aval del saliente es decisivo.
2. Actualización. Proveniente del gobierno, pero con ideas propias que quiere dar a conocer, y que no cuenta con tantos apoyos como el candidato continuista. Ofrece mantener, desde dentro, lo que vale e incorporar un empuje «renovado» pero no rupturista. Controla parte de los recursos del poder, aunque no cuenta con el aval del que hereda. El pulso entre la continuidad y la actualización acaba debilitando casi siempre a los partidarios de la continuidad tranquila.
3. Alternativa. Representa el cambio, el contrapoder y lo opuesto al gobierno actual. En la oposición durante todo el gobierno, representa la oportunidad de hacer algo nuevo o distinto, y son esos cambios los que narra en su campaña. Su propuesta es ganadora cuando el electorado entiende que hay que cambiar de rumbo, no solo de marcha ni de conductor.
4. Integración. Es alguien que ha tenido contacto con gobierno y oposición. O bien que estando en el gobierno se ha distanciado en algún momento y ofrece un papel más creíble que los que proponen una simple actualización del proyecto. Una alternativa no tan rupturista y que puede generar (o intentarlo) consenso. Entre el cambio y la continuidad (o la actualización) ofrece una vía de integración, que suma sensibilidades y evita la fractura del electorado.
5. Outsider. Alguien semi-desconocido. Suele provenir del mundo de la empresa, buen gestor y de éxito. No proviene ni ha estado nunca en el gobierno ni en la oposición, o aunque haya pertenecido a estos espacios, tiene personalidad propia, no es del «sistema» y juega a romper lo establecido con una propuesta de ruptura de lo tradicional y lo previsible. Su fuerza se basa mucho más en el carisma que no en los apoyos con los que cuenta en un primer instante. Puede sumar el voto descontento, hipercrítico y hostil al poder, sea el viejo o el nuevo, que pueden representar las alternativas de cambio o integración.