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No es fácil ser minoría

Publicado en: Suplemento «Vida & Artes» (El País, 21.08.2011)

Se ha invertido la dirección. Ya no buscamos en el buscador. Este nos encuentra a nosotros, te encuentra a ti y te ofrece lo que cree que necesitas. Y lo cree, porque lo sabe. Y lo sabe porque conoce nuestras preferencias, gustos y pautas de comportamiento.

Poco a poco, la relevancia de un dato o una fuente con la que los buscadores han jerarquizado la información va dando paso a nuevas ofertas más sutiles, más personalizadas, que ponen el acento en el recuerdo de comportamiento del usuario y en su ruta emocional y actitudinal. El sesgo de la oferta, pues, es el espejo de nuestra identidad, evaluada y segmentada por nuestro uso de la herramienta. De lo relevante a lo semejante. Este es el cambio. El mismo que, silenciosamente, aplican ya las principales redes sociales.

Las consecuencias de esta retroalimentación (comportamiento = información = relación) no son menores. Quizás, la más evidente es que la redundancia y reiteración de unos determinados contenidos preseleccionados empobrece el pensamiento. Simplificar las fuentes y homogeneizar las opiniones puede favorecer el adoctrinamiento propio con lo que nos es familiar, conocido y cómodo. La posibilidad de que este escenario favorezca la confortabilidad del usuario es indudable, pero también su potencial narcótico, al adormecer el pensamiento crítico y la curiosidad.

Es evidente que el coste psicológico de mantener un criterio propio y diferente (no necesariamente alternativo o rupturista) sobre cualquier tema es superior a la sensación sedante que reconforta al sentirse parte de una mayoría o de un grupo inclusivo. La dopamina aumenta cuando evitas el conflicto o la discrepancia y buscas el acuerdo y la homologación a través de la autoafirmación o la identificación con otros. Este efecto favorece, también, la capacidad viral ya que nos implicaremos en la reverberación si sabemos, de antemano, que la resonancia social será favorable a nuestra acción. No es fácil ser minoría.

La burbuja de información que genera este modelo puede ser un nuevo tipo de  amenaza a la neutralidad de la red. Una amenaza a la que contribuiríamos de manera involuntaria al trazar un itinerario digital que permita la información discriminada de ideas, productos o servicios. Una discriminación que contaría con menos barreras y recelos al presentarse como una preselección natural y personalizada orientada a hacernos la búsqueda –la vida- más cómoda, más rápida y más satisfactoria. Para garantizar que la tensión de “encontrar lo que necesito o a quien me interesa” sea un proceso de éxito rápido, sin dudas y sin vacilaciones, debe ser previsible. Nuestro comportamiento digital favorece el perfil de previsibilidad y ahí está el dato clave para que la oferta que recibimos (informaciones o relaciones) nos satisfaga.

Debemos reeducarnos. La tecnología social nos hace la vida más fácil, extraordinariamente cómoda, pero no puede simplificar nuestro pensamiento y comportamiento a riesgo de clonarnos socialmente. Hay que esforzarse en la pluralidad y la diversidad, garantes de la libertad. Y no descartemos defender nuestra identidad introduciendo la encriptación, como derecho y servicio, en nuestra navegación digital.

Reportaje completo, donde se enmarca este artículo, junto a las interesantes aportaciones de Julio Alonso y Enrique Dans:
La Red le adoctrina con su propio credo, si usted se deja (Carmen Mañana, Vida&Artes. El País, 21.08.2011)
En El País, hablando de pluralidad informativa (Enrique Dans, 21.08.2011)

Enlaces de interés:
El anonimato en la red (Evgeny Morozov. El País, 27.11.2011)
Una docena de maneras de abrir tu mapa mental (Mertxe Pasamontes, 5.12.2011)
Eli Pariser habla de «La burbuja de los filtros: lo que Internet te oculta» (Democracy Now!, 27.05.2011)
How the Net traps us all in our little bubbles (Eli Pariser, 12.06.2011)
El control de la mente e Internet
Los límites del 2.0 (Edgar Rovira, coord.; Jorge Galindo; Carlos Guadián; Guillem López-Bonafont; Albert Medrán; Xavier Peytibi; José Rodríguez; Roger Senserrich)
Condenados a gustar (en Facebook), condenados a seguir (en Twitter). (Karelia Vázquez, Ciberp@ís, 20.10.2011)

Libro:
Los futuros que vienen (David de Ugarte)

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105 COMENTARIOS

  1. Tema delicado y espinoso, pues gran parte de los modelos de negocio de la red se basan en los datos que proporciona la analítica web, datos que facilitamos, de alguna manera nosotros mismos al hacer click aquí y allá. Digo en cierta manera, porque cuando los buscadores y navegadores captan nuestros datos, no no están preguntando si queremos que sean usados, lo asumimos como parte del juego.
    El problema, es que si eso se hace bien, los anuncios y ofertas que me lleguen estarán tan ligados a mi comportamiento que me será difícil resistirme a ellas. Me estarán ofreciendo aquello que busco, incluso antes de que ni yo misma sepa que lo busco.
    Y peor que eso, es que la Red que forme alrededor mío, sea tan igual a mi misma, tan homogénea, que llegue a tener la sensación de que «todo el mundo piensa como yo». Cosa que a algunos ya les sucede.

  2. La darrera frase d’aquest excel.lent article és ben rellevant. Potser caldrà encriptar el que diguem, fer-ho intel.ligible.
    Però a veure, de què estem parlant? La Internet és molt més que no pas google o les xarxes socials, twitter, flickr, etc. es pot fer servir comunicació directa, hi ha blogs (com aquest), … No cal dir les coses públicament. Hi ha l’e-mail, o els DM de twitter… potser no cal encriptar, sinó enviar de forma confidencial, ….
    Més encara, pot passar que siguem penalitzats pel sol fet de tenir o enviar informació (cal recordar els problemes que hi ha als USA quan un jutge exigeix una clau per desencriptar un disc dur). O que pots ser penalitzat pel sol fet d’enviar una informació encriptada. Caldrà amagar-la, potser? En pla James Bond 007: una nova versió de l’esteganografia clàssica. Potser als anuncis per paraules? Fer fotos d’un missatge difícils de detectar pels buscadors? Hi ha mil infinites versions. Donar missatges sense saber que hi ha missatge.
    De fet, internet reprodueix la vida real. Moltes vegades digues coses sense que se sàpiguen. Fins i tot diguem coses sense que nosaltres sapiguem que les diguem.
    En relació a l’article, igual que passa en el nou turisme, el que es valorarà més és la capacitat de sorprendre, de fer coses noves… o de fer veure que es sorprèn.
    Per acabar: per què preocupar-se per la ocultació d’identitat, quan és molt més divertit fer veure a google que ets una persona diferent de la que ets en realitat? O fer veure que ets més d’una persona, bastint diferents identitats virtuals?
    Al final, tenim la llibertat de fer totes aquestes coses. Només demana seny i educació.

  3. Bona reflexió que conté molts elements d’anàlisi i que ens pot dur a reflexions paral·leles igual d’iteressants. M’agrada especialment la menció a la propensió humana cap a la comoditat i comfortabilitat. Realment aquesta inclinació ens fa obtenir plaer immediat (que no hem de negar pas), però si ens hi quedem ens pot negar el pas a la llibertat. És el nou opi del poble subministrat individualment en dosis personalitzades. Crec profundament i així ho experimento que la felicitat o el plaer interior es troba en el descobriment de nous camins, en la recerca, en ser nosaltres mateixos i sorprendre’ns cada dia, en admetre que podem canviar. Triar aquest camí és una opció personal. Les noves tecnologies també ens hi poden ajudar. UTILITZEM LA NOSTRA LLIBERTAT !!!

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