InicioComunicaciónComPolStrauss-Kahn y Clinton, dos relatos sobre el arrepentimiento en política

Strauss-Kahn y Clinton, dos relatos sobre el arrepentimiento en política

Publicado en: El Confidencial (6.10.2011)

Entrevista con Esteban Hernández para su artículo ‘Cómo pedir perdón cuando te pillan con otra‘, reflexionando sobre cómo se construyen los discursos del arrepentimiento en política, en el que se recogen también las opiniones de Josetxo Beriain, profesor de sociología en la Universidad Pública de Navarra, a partir de los casos de Dominique Strauss-Kahn (DSK) y Bill Clinton.

(…) La estrategia que ambos siguieron fue la de intentar apartar las miradas del problema político y jurídico para centrarlo en lo personal; ambos trataron de convertir un asunto público en uno privado.  Por eso, señala el asesor de comunicación Antoni Gutiérrez-Rubí, “los dos centraron su discurso en pedir perdón a la familia, a los amigos y a los conocidos, tratando de hacer ver que habían fallado, con su desliz sexual, a la gente más cercana. Sin embargo, lo que estaba de fondo era algo muy distinto: una falta política muy grave, en el caso de Clinton, y una supuesta conducta delictiva en el caso de DSK”.

Su estrategia consistió, pues, en  subrayar que el hecho de haberse equivocado en su vida privada no debía extrapolarse a lo público, que ser alguien que no respetaba sus lazos de pareja no llevaba implícito ser un mal gestor. Pero, para Gutiérrez-Rubí, esa separación difícilmente puede darse hoy, cuando las figuras políticas han de contar con un plus de ejemplaridad. “Cuando eres una persona normal y corriente, puedes cometer errores y decir que te han causado problemas de conciencia, que han disminuido tu autoestima y que han hecho que te arrepientas enormemente, pero cuando eres un cargo público no puedes escenificar esa situación. Al político se le exige ejemplaridad, por lo que resulta insostenible decir que al final todo el lío no fue más que un pecadito privado por el que ya se está pagando el precio del sufrimiento”. Y más aún en el caso de DSK, una persona que todavía no ha aprendido, asegura Gutiérrez-Rubí, que “cuando una mujer dice no, es no. DSK es de esa clase de hombres que piensan que, al decir no, la mujer está invitándole a que persista”.

Una historia impagable
Sin embargo, y más allá de los actos cometidos, estas escenificaciones públicas de la constricción suelen traer consigo notables beneficios. En primera instancia, asegura Gutiérrez-Rubí, porque hacen a los políticos más humanos, acercándoles a sus electores. “Transmiten el mensaje de decirles soy como tú, soy normal, también hago y digo cosas de las que acabo arrepintiéndome”. Además, al reconocer que has metido la pata pero que estás dispuesto a regenerarte, y hacerlo apoyado por tu familia y amigos, “transmites la idea de que también el elector debería estar dispuesto a darte una oportunidad. Si tu familia, que parece la más afectada, es capaz de perdonarte, por qué no tus votantes”. Y, en último término, “la historia de la persona que toca fondo y que es capaz de superar la adversidades es impagable en términos de relato político”. (…) Leer artículo completo

Enlaces de interés:
Strauss-Khan batió récord de audiencia pero no convenció a las feministas (19.09.2011)
Clinton admite relación y pide perdón (18.08.1998)

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