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Comprendiendo a Merkel

«La fe en Dios me facilita muchas decisiones políticas», reconoce Angela Merkel en una biografía de Volker Resing con un título que evoca un juramento: Así espero hacerlo, con la ayuda de Dios. El libro, que arrasa en Alemania,  está estructurado como una conversación íntima con Merkel y explora e identifica una de los pilares más básicos de su personalidad: cómo su visión religiosa impregna su carácter.

Merkel, hija de un riguroso pastor protestante (“misionero» en la ex República Democrática Alemana), es una luterana creyente que juró su cargo —es la primera mujer en asumir la jefatura de gobierno desde que nació el Estado alemán— invocando la ayuda de Dios. La actual canciller vivió su infancia y juventud en una isla religiosa inmersa en un mar comunista. Estar sola, aislada, desafiando lo establecido, es la norma en su trayectoria vital. Lo fue en la escuela y la universidad, lo fue también en su partido. Lo es en la política. «La fe me enseñó que nadar a contracorriente puede ser lo adecuado«, afirma sin vacilar. La desconfianza y la perseverancia son las vigas maestras de su personalidad.

En 1986, Merkel se doctoró en Física con una tesis titulada «Investigación de las reacciones de desintegración con ruptura de enlace y cálculo de las constantes de velocidad basadas en métodos químicos, cuánticos y estadísticos en hidrocarburos simples». Mereció un sobresaliente. Conoce bien las consecuencias de la desintegración.

También conoce muy bien el valor exacto de los compromisos y las palabras. En alemán, los términos ‘deuda’ y ‘culpa’ comparten la misma palabra: schuld. No es una casualidad menor. Es una manera de entender la vida. Si estás en deuda, es que quizás cometiste un error y eres culpable. Así habla Merkel. No es de extrañar que piense así. Se casó en 1998 con Joachim Sauer, catedrático de Química, y no adoptó su apellido porque sauer significa ‘agrio’. Habría sido demasiado.

The Economist, en un artículo imprescindible sobre las relaciones entre fe y economía, analiza el ritual de la absolución de los pecados en la fe protestante, y lo vincula con las opciones económicas. El perdón, para los protestantes, no les es otorgado tan fácilmente como en la religión católica. Para Merkel, la redención pasa por el sacrificio, el esfuerzo y el dolor. Nada de bulas, ni comprar absoluciones ni licencias. Nada que valga la pena puede ser fácil, ni cómodo.

La influencia de la moral protestante en la política económica alemana es central. Max Weber, que ya en 1904 escribió su clásico ensayo La ética protestante y el espíritu del capitalismo, explicaba —con precisión— cómo la prosperidad de los protestantes alemanes (en comparación con la de los católicos) no era posible comprenderla sin una profunda explicación religiosa.

Merkel es protestante. Rajoy es católico. Al presidente se le escapa, con demasiada facilidad, la popular y castiza frase de hacer las cosas «como Dios manda». Para Merkel, Dios no es un chascarrillo, y hacer lo correcto es la única manera de hacer bien las cosas. Y solo el esfuerzo es el camino seguro para el éxito. «Tenéis que ser mejores que los demás; si no, nunca os permitirán estudiar». Con esta frase su madre despedía cada mañana a sus hijos cuando salían de casa. Seguro que todavía la recuerda cuando se levanta temprano.

Este verano, Rajoy descansó en el Palacio de las Marismillas en el interior del Espacio Protegido de Doñana. Tras su paso por la localidad onubense de Almonte, que el pasado mes de agosto acogía la celebración del Rocío Chico, dijo: «A veces estamos pensando siempre en lo material, y al final los seres humanos somos sobre todo personas, con alma y con sentimientos, y esto es muy bonito y me reconforta mucho». Pero hoy, con Merkel ha hablado de cosas materiales. Muy materiales. Veremos si sale tan reconfortado.

La canciller alemana confesó, en una entrevista, que a una isla desierta se llevaría una Biblia. Para matizar esa declaración tan religiosa, añadió que no le vendrían mal un móvil, una vela y un cuchillo. Esa es Merkel, la que combina la fe, la palabra, la previsión… y un cuchillo para cuando haga falta. Hoy llega Merkel a nuestra isla hispánica. Veremos qué lleva Angie en el bolso.

Publicado en: El País (06.09.2012) (blog Micropolítica)

Fotografía: Aaron Burden para Unsplash

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A Dios rezando. (09.06.2010). De Cerca. Ángela Paloma Martín.

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