La pasada semana, en Harpsund, en la residencia de verano del primer ministro sueco, Fredrik Reinfeldt, se reunieron la canciller alemana, Angela Merkel, el primer ministro británico, David Cameron, y el primer ministro holandés, Mark Rutte. Los cuatro pasaron dos días bajo el mismo techo, hablando, probablemente, del nuevo presidente de la Comisión Europea, ya que el favorito y que obtuvo la mayoría de votos en las elecciones europeas está muy mal visto en el Reino Unido. Los cuatro líderes conforman un grupo de poder en el sí de la Unión Europea. En febrero, ya consiguieron recortar el presupuesto europeo gracias a sus presiones, y este encuentro tenía entre sus objetivos acercar ideas sobre el futuro del continente.
Entre las actividades que realizaron, pudimos ver un tradicional paseo en el lago con el Harpsundsekan, un pequeño bote de remos. Esta tradición fue introducida por Tage Erlander, primer ministro de Suecia en la década de los 60. Nikita Khrushchev, Willy Brandt y Kofi Annan son algunos de los políticos que también han subido en este tipo de bote. De hecho, Merkel ya había subido en uno en 2008.
La imagen es metafórica. Les presenta juntos, en el mismo barco. Algo parecido al gesto de la propia Angela Merkel hacia Mariano Rajoy en 2008, cuando le invitó a dar un paseo en barco durante su estancia en Chicago, para analizar la crisis del euro y la deuda. El mensaje es claro: estamos en el mismo barco; compartimos el mismo destino.
Sin embargo, en un mundo donde la desafección política es cada vez mayor, no han faltado voces, sobre todo en redes sociales, que han indicado que no estaría mal que el barco se hundiese. Eso es lo que no acertaron en ver los consultores del ministro sueco, que la combinación redes y humor puede destrozar una buena y tradicional imagen.
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Fotografía: Martin Katler para Unsplash