En las últimas semanas, una aplicación para móviles que ayuda a identificar productos fabricados en Rusia se está popularizando en Ucrania. La aplicación, denominada Boycott invaders, permite que los compradores ucranianos puedan ver, con sólo escanear desde su móvil el código de barras de un determinado producto, dónde ha sido fabricado. El objetivo es identificar si el producto en cuestión es ruso, para no comprarlo. Aunque es la última aplicación de este tipo en el mercado, no es la primera, ni será la última.
De hecho, la primera que surgió fue Boycott SOPA, creada como un experimento por dos estudiantes canadienses que no apoyaban la ley antipiratería de Estados Unidos (SOPA) y que pretendían perjudicar a las empresas que sí la apoyaban, a través de donaciones a los congresistas que respaldaban la ley.
El cambio principal, y cuando se vio la importancia que podían tener estas apps, fue en un discurso en el año 2012. Darcy Burner, exprogramadora informática en Microsoft ─y en esos momentos candidata al Congreso estadounidense─, lanzaba una idea aparentemente simple a una audiencia de bloggers y desarrolladores: la creación de una aplicación para smartphones que permitiera a los compradores analizar los códigos de barras de los productos que compraban para comprobar si las empresas productoras tenían algo que ver con los multimillonarios Charles y David Koch, los más acérrimos donantes de dinero al Partido Republicano de Estados Unidos.
En mayo de 2013, finalmente, esa aplicación fue creada, denominándose Boycott. Cualquiera, en el momento de hacer la compra, podía ver en unos segundos si el producto que pensaba adquirir encajaba o no con su modo de pensar. Dicho de otra manera: por primera vez se podía decidir la compra por razones ideológicas; por primera vez se podía premiar o castigar a una empresa de una manera sencilla a través de un simple gesto y desde el propio bolsillo: con el móvil y con el dinero. Los hermanos Koch eran el objetivo, que entendieran que hacer un mal uso de sus beneficios podía conllevar que la gente contribuyera no sólo a no aumentarlos sino a hacer que estos disminuyeran. Una nueva irrupción de la política vigilada, de la política condicionada por la ciudadanía.
Con el tiempo, el éxito abrumador de la iniciativa ha llevado a que, desde la propia aplicación, se hayan creado nuevas campañas. Cualquiera puede crearlas y unirse a grupos de «boicot» a determinados productos y productores. En las últimas semanas, la aplicación se ha hecho más conocida todavía gracias a la posibilidad de boicotear productos israelíes, por su actuación en Gaza, y que en pocos días consiguió 275.000 miembros. Sin embargo, en la misma aplicación se creaba otro grupo para no comprar productos árabes.
En Buycott también se boicotea a grandes grupos o empresas, como Johnson&Johnson o Monsanto, además del ejemplo ya citado de las empresas de los hermanos Koch. Por el contrario, existen grupos de apoyo a productos de un determinado país, como los productos franceses, italianos o puertorriqueños, cuyos miembros escanean sus compras y adquieren sólo los que se fabrican en sus países.
En 2013 también se lanzó la app BizVizz para conocer a qué partido, Demócrata o Conservador, habían donado dinero las diferentes empresas, y si estaban al día en el pago de sus impuestos.
Estas aplicaciones suponen un nuevo ejemplo de que la ciudadanía puede actuar también políticamente, basándose en su ideología, para premiar o castigar a las empresas, y a los países. Se trata de apps «éticas» que nos permiten opinar y tener fuerza donde más daño hace, en la economía de ciertas compañías. Como indican en la página web de la principal app de este tipo: «Buycott te ayuda a organizar tus gastos de todos los días para que reflejen tus principios». Estas apps pueden tener implicaciones profundas sobre el futuro del comercio y de la política, y reflejan día a día cómo crece ─gracias a la información y a los móviles─ la influencia que podemos tener los ciudadanos y ciudadanas.
Publicado en: Reforma.com ((México)(11_Tendencias Globales. 7.09.2014)
Enlaces asociados:
– Adela Cortina: «Frente al boicot la ciudadanía apostará por el buycott’ (diario responsable, 21.12.2016)