Entrevista con Mónica Parga en porCausa que reproduzco a continuación:
“Internet es sólo una herramienta. No hará nada por los que no tienen nada que decir”, reza la cita de Howard Dean que recoge Antoni Gutiérrez-Rubí en su página web. Los proyectos que apoya Gutiérrez-Rubí son la mejor muestra del poder de una buena iniciativa impulsada a través de las plataformas digitales. El asesor de comunicación y consultor político, conocido por haber introducido conceptos como el de Tecnopolítica, es uno de los primeros y fundamentales pioneros de porCausa. Su ferviente defensa de proyectos positivos se ha convertido en una de sus señas de identidad de compromiso social, algo que promueve activamente brindando su confianza a un gran –a la vez que selecto– número de movimientos como la beca Artivistas, la investigación Copylove, la plataforma Escaño 110, el generador Outreach Box, y varios medios periodísticos entre ellos Civio y porCausa.
Fue Gumersindo Lafuente, con quien comparte una buena amistad, el que le habló de porCausa por primera vez. A Gutiérrez-Rubí le interesaron dos cosas del proyecto: “la temática y la innovación en el tratamiento”, nos ha contado en una entrevista. A continuación, la conversación al completo. Un paseo privilegiado por las próximas tendencias en política y redes sociales, los retos del periodismo y la revolución del conocimiento.
¿Qué tienen en común los proyectos que apoyas?
Que son necesarios. Que no tienen la consideración o el apoyo de grandes organizaciones, y que además tocan a personas o a temas sensibles donde las injusticias y las fracturas son más duras. Otra característica común es que tienen une ecosistema digital, forman parte de una manera de entender la comunicación y la creación de contenidos en base a formatos digitales.
Estamos presenciando la creación de numerosas iniciativas que fomentan la participación del ciudadano en la vida política, como Kuorum o Escaño 110. ¿Qué ha provocado este fenómeno? ¿Crees que el sistema actual no ofrece las vías suficientes?
Los dos ejemplos son muy diferentes. Lo que está emergiendo con mucha fuerza es un concepto que se llama Tecnopolítica, que es el uso intensivo de la tecnología para la acción, participación y relación política entre los ciudadanos y las instituciones, o entre los ciudadanos y otros ciudadanos. El formato tradicional de la política por el cual la participación se concentra sólo y fundamentalmente en el hecho electoral es insuficiente para la ciudadanía. Por eso las oportunidades que hay de participar activamente en procesos que son más de co-legislación y co-decisión son un camino interesante para refortalecer la democracia. Creo que en ese sentido la tecnología para la política y para la acción política que tenemos es muy interesante. Genera muchas oportunidades, genera también una sensación de responsabilidad diferente y una capacidad de fiscalización, monitorización, audiencia, de un gestor público y político, de nuestros representantes, de una manera mucho más exigente y mucho más crítica en el sentido profundo de la palabra, en la capacidad de poder evaluar con mayor precisión la calidad o la eficacia de una autoridad pública.
¿Qué busca un político al entrar en redes sociales?
Depende. Lo que debería buscar es conocer y comprender mejor la sociedad. Porque las redes sociales, aunque no representan evidentemente en estos momentos a la totalidad, ni todos los ciudadanos son usuarios, sí que tienen un nivel de representación mucho más allá de la proporción de usuarios. Es decir, Twitter por ejemplo es más representativo que el porcentaje de usuarios o ciudadanos que usan Twitter. La proporción y la representatividad en las redes sociales no es lo mismo. Eso es interesante. Hace ver que en las redes sociales se está produciendo un fenómeno por el cual la agenda pública, o la agenda publicada, y la agenda conocida, es antes la agenda compartida. Conoce lo que comparte la gente y sabrás lo que es la agenda pública. Sabrás cómo se construye la opinión pública si conoces cuál es la conversación digital. Este itinerario de cambiar la percepción de la opinión y de la agenda de la difusión y creación y de la emisión al compartir y al conversar, es un cambio bestial. En principio, un político debería de aprovechar las redes sociales para comprender mejor su sociedad, para comprender mejor lo que comparten sus lectores, los ciudadanos, los votantes o sus compañeros o militantes, y adecuar mejor su oferta electoral y su conversación y su propuesta política a ese mejor conocimiento de la realidad.
¿Quiénes son los líderes de opinión que han promovido el fenómeno de la agenda compartida?
La gente y su talento. El ecosistema digital ha permitido aflorar liderazgos naturales y conocimientos e intereses de la gente. Con lo cual, me fío de alguien no por el lugar en el que está, sino por lo que sabe o comparte. Esa disociación entre el lugar que ocupo en una organización o en el mundo laboral o la academia, y mis conocimientos hace que no pueda compartir mis conocimientos e intereses independientemente del lugar en el que están. Habitualmente para la gente en el mundo analógico, el instrumento es la tarjeta de presentación. Te dice quién eres, qué estudios, qué cargo, dónde estás, etc. En las redes sociales no le preguntas a la gente de dónde viene, sino adónde va. Lo que comparte es mucho más importante que el lugar desde donde lo hace. Vamos a fenómenos interesantes como identidades múltiples, identidades compartidas, incluso te diría que visiones mucho más completas que hacen más indiferenciado el mundo profesional y el mundo personal, y en el fondo es un gran momento para que se visualicen intereses, conocimientos, emociones.
Se relaciona con la revolución del conocimiento de la que sueles hablar
Sí, porque para las personas va a ser más importante su bio digital que su currículum vitae. Su ‘digital vitae’ más que el currículum vitae. Ese itinerario donde eres lo que compartes, encuentras, comentas, sabes, relaciones, indexas, linkeas… Eso cambia muchísimo cuáles son las principales competencias y los principales atractivos para un profesional. Hay una demanda muy fuerte de profesionales que muestren mejor sus competencias y habilidades, conocimientos en base a estas capacidades de compartir con los demás, que no en base a conocimientos cerrados, propietarios, exclusivos y aislados.
¿Podrías compartir algún nombre o caso en el que consideres que se ha hecho un buen uso de las herramientas digitales y redes sociales?
Algunas de las cosas interesantes que se están haciendo tienen que ver con los Hackatones de innovación política. Es una muy buena oportunidad y hay muy buenas experiencias. Otras cosas interesantes es cuando se utilizan procesos de democracia líquida en la representación pública. Hemos visto varios procesos del concepto de democracia líquida en algunos parlamentarios y en algunas fuerzas políticas del congreso. Y una tercera sería el uso de aplicaciones para la toma de decisiones o la consulta o la identificación de estados de opinión o de tendencias, como Appgree. Estas tres prácticas, cuando los políticos, tanto representantes como activistas, las interiorizan, creo que son prácticas muy ejemplares y muy interesantes.
Muchos de los hechos que suceden hoy en día se dan a conocer primero en las redes sociales, antes que en los medios, como hemos visto con el caso Nisman. ¿Qué retos plantea este cambio para los periodistas?
El principal reto es que los profesionales imprescindibles para cumplir la función social del periodismo y para una mejor calidad democrática ya no tenéis el protagonismo exclusivo de la información, ni de su interpretación, ni de su difusión. Esta pérdida de protagonismo exclusivo obliga a los periodistas a comprender más cuáles son sus límites y cuáles son sus oportunidades. Porque los lectores o los oyentes o espectadores no son pasivos sino que son activos y pueden contribuir en la conversación alrededor de la noticia o con el propio medio o el profesional, a ampliar o dar puntos de vista, informaciones, perspectivas y marcos que difícilmente una sola persona puede dar. Esa pérdida de privilegio exclusivo no necesariamente va en detrimento de la calidad informativa, creo que la enriquece. Lo que sí pone en conflicto son los modelos de negocio. Del modelo de negocio de la escasez, por el cual tú tienes algo que los demás no lo tienen, se ha pasado a un negocio donde la abundancia que tú tienes ya es compartida con otras personas y la creación de valor deviene en algo más complejo y no tan simple, como la venta de información a cambio de una compensación económica.
Uno de los conceptos sobre los que has trabajado es el microperiodismo, ¿podrías hablarnos de ello?
Pone el acento en tres cosas: las historias aparentemente simples y pequeñas que muchas veces encierran un nivel de autenticidad en la problemática que expresas y un nivel de síntesis que las hacen muy pedagógicas. Esas historias pequeñas y simples encierran grandes temas y grandes problemas y desafíos. La segunda es todo lo que afecta a la cotidianeidad, lo importante de las condiciones socioeconómicas es cómo afectan a la vida y a las personas. Cuanto más pequeño es el diámetro de atención, más cerca estás de las personas y de su cotidianeidad y de sus vidas, y la manera de comprender mejor las causas y consecuencias de las condiciones socioeconómicas se hace más evidente. La tercera es que a veces hay que trabajar con fragmentos de información, con retales, trazos. Cómo ser capaz de construir una historia lo más holística posible que permita una mejor comprensión con trazos en un flujo de información constante y acelerado que es el flujo de la sociedad digital y cómo ser capaz de enhebrar, como un costurero o un sastre, una historia que tenga un hilo de conducción, aunque el hilo sea débil y delgado. Esa idea de las microinformaciones y los trazos de los retales me parece muy ilustrativa.
¿Qué nuevas destrezas debe tener el periodista de hoy?
Hay una destreza fundamental que es la curiosidad y hacerse las preguntas que no quieren los demás que se hagan o que no quieren que se conozcan las respuestas. Lo nuevo es el enorme potencial de datos, pistas y fragmentos que te permiten hacer preguntas más precisas y más profundas y ver relaciones que quizás antes no se veían tan aparentemente, o que para conseguirlos necesitabas un proceso de investigación muy largo, muy complejo o muy costoso. Yo creo que la data disponible permite marcos de interpretación nuevos con miradas nuevas, con respuestas nuevas, porque uno ve relaciones que antes no veía.
Aquí entra el tema de la transparencia, o la cantidad de datos que el Estado pone disponibles…
La transparencia tiene que ver con la usabilidad, que sea usable es lo que permite que un dato transparente sea claro y comprensible. La transparencia no es como un aparador, no es algo que te enseño detrás de una vitrina, la vitrina es transparente y ves el contenido, pero no lo puedes tocar, no lo puedes cambiar de lugar. Eso no es transparente. La transparencia se acerca más a un concepto que tiene un paso intermedio, como el lineal de un supermercado. Ahí sí que puedes tocar los productos o sus envases, y puedes comprobarlos, por lo tanto la usabilidad es superior. Pero la auténtica transparencia es cuando compras a granel, puedes ver la consistencia del dato. La claridad tiene que ver con la posibilidad de ir al dato duro y al dato usable, reutilizable, reprogramable.
Hemos hablado de datos, microperiodismo, opinión compartida… ¿Qué otras tendencias marcarán el periodismo y los entornos digitales en el 2015 y en el futuro?
Vamos a dar saltos muy importantes en geolocalización y en capas de información asociadas a geolocalizaciones. Destacaría sobre todo el enorme potencial de la visualización de los datos y de las historias. El concepto del transmedia, la aparición de nuevas narrativas, la incorporación de lenguajes artísticos y de la plástica a las narrativas tradicionales, el artivismo… Vamos a un enriquecimiento formal de los contenidos con una fortísima importancia de lo visual, y dará nuevas maneras de ver los problemas. Decía Aristóteles: “así como vemos así pensamos”. Maneras de ver es igual a maneras de pensar. En la medida en que tengamos más plasticidad y más calidad en la manera de ver un tema, más profundidad, más texturas, más ángulos, más macro, más micro, más relaciones, más emociones… En la medida que vemos las cosas con más formatos, seguramente podamos comprenderlas mejor y actuar sobre ellas.
Y para finalizar, ¿algún consejo para porCausa?
A veces proyectos como éste pueden estar muy obsesionados en encontrar historias nuevas. Es una parte importante de este proyecto, que es descubrir cosas olvidadas, desconocidas o ocultadas. Pero hay una parte muy importante que es remirar lo que sabemos. Repensar, reescribir, reexplicar lo que creemos que sabemos. Quizás ahí también hay que prestar atención. No tanto obsesionarse por lo que nadie ha contado, sino contar de manera diferente lo que todos cuentan y poder aportar otra visión. Ese equilibrio entre lo nuevo y la mirada nueva, me parece que es un buen consejo.
Publicado en: porCausa (5.02.2015)