Del 30 de noviembre al 11 de diciembre se celebra en París la vigésima primera edición de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, COP 21, organizada por la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC). El objetivo de la conferencia es definir un acuerdo mundial para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero que permita mantener el calentamiento global por debajo de 2 grados centígrados.
Aunque el evento es de carácter global y con voluntad de conseguir un gran alcance, en Ideograma queremos ser partícipes y aportar nuestro pequeño granito de arena. Por este motivo, desde hace tres años, hemos impulsado «Nuestra huella ecológica, nuestro compromiso social», con la voluntad de medir el impacto que nuestra actividad profesional ocasiona en el medioambiente y valorar posibles acciones que sirvan para responsabilizarnos con una compensación social proactiva. Es decir, apoyamos a aquellos proyectos que tienen relación con los temas sobre los que asesoramos y que puedan, además, aportar un valor especial.
Como ya indicábamos en el compromiso social para este año, Ideograma acoge una Beca de Doctorado Industrial, para estudiar los circuitos cortos de alimentación —la gran alternativa al modelo imperante—, en el marco de las cooperativas de consumo agroalimentario de la ciudad de Barcelona. El interés de la empresa por analizar los modelos de organización en red de los movimientos de base y la influencia de la tecnología en su articulación justifica esta investigación. El proyecto sigue avanzando y durante este primer año ya se ha presentado una primera comunicación, en torno al mapeo de los grupos de consumo, en el XXVI ESRS Congress celebrado el pasado mes de agosto en Aberdeen.
Por ello, en 2015, la compensación identificada como parte del impacto de nuestra actividad profesional en 2014, se ha centrado en el ámbito agroalimentario. Actualmente, el modelo de consumo imperante provoca grandes desplazamientos de los productos desde su origen al lugar final de venta, con el consecuente impacto en las emisiones de CO2. La asociación ecologista Amigos de la Tierra, en el estudio Alimentos Kilométricos, señaló esta realidad en el ámbito de productos agroalimentarios que se comercializan en España.
Por este motivo, identificar y promover alternativas es esencial para incidir en el medioambiente. Al mismo tiempo, se debe hacer pedagogía del acto de consumir (entendiendo que detrás de éste hay una acción política y una aproximación a unos determinados valores sociales, económicos y medioambientales), para despertar un sentido crítico por parte de la ciudadanía.
Además, en el contexto de nuestra nueva sede en la Fábrica Lehmann, estamos estudiando el desarrollo de algún tipo de acción vinculada a los valores que promueve la investigación. De hecho, el espacio forma parte de la Superilla de la Nova Esquerra de l’Eixample. La Superilla es una unidad urbana más grande que una manzana de viviendas pero más pequeña que un barrio, con calles pacificadas. Esta nueva célula de organización ciudadana, impulsada por el Ayuntamiento de Barcelona, quiere potenciar los espacios de innovación, con la finalidad de reducir la huella ecológica en el territorio y mejorar la calidad de vida de las personas. En los próximos meses iremos definiendo con exactitud la iniciativa que impulsaremos.
Por otra lado, y vinculado al mismo ámbito, apoyaremos con pequeñas ayudas a los proyectos locales de huertos escolares ecológicos que impulsa la Fundación Triodos a través de su plataforma de crowdfunding Huertos Educativos Ecológicos. De hecho, desde la propia investigación que acogemos, creemos que incentivar el consumo crítico en el ámbito académico es fundamental para promover ciudadanos más conscientes de los retos medioambientales. Por este motivo, el proyecto tiene un carácter proactivo en la creación de nuevas organizaciones cooperativas, especialmente en el ámbito educativo, que fomentan el consumo agroalimentario ecológico.
