Publicado en: La Tercera (26.12.2015) (versión PDF)
Entrevista con Fernando Fuentes de La Tercera (Chile) que reproduzco a continuación:
A una semana de las elecciones generales en España, ¿cómo calificaría los resultados?
El resultado del pasado domingo nos deja un Congreso con más de 10 partidos políticos representados. Y, al mismo tiempo, tres partidos (PP, PSOE y Podemos) que obtuvieron más del 20% de los votos cada uno (más Ciudadanos que logró casi el 14%). Una pluralidad y una polarización nunca antes vista en España. Superada (o, al menos, parcialmente) la crisis de representación, nos enfrentamos a un desafío por la gobernabilidad. El sistema español establece el siguiente mecanismo para investir un presidente de gobierno: mayoría absoluta en una primera votación o mayoría simple —más votos a favor que en contra— en una segunda convocatoria, 48 horas después. Sin embargo, esta nueva distribución del Congreso vuelve prácticamente imposible la investidura en la primera votación, pues sólo se lograría con un acuerdo entre PP y Psoe o bien con la suma de PSOE, Podemos, confluencias, IU y Ciudadanos. Ambas opciones, muy improbables. En la segunda ronda de votación entrará en juego la abstención. Aquí veremos cómo juegan sus fichas los principales líderes.
A su juicio, ¿qué cambió en España tras estos comicios?
Me animo a decir que estamos ante un cambio radical en las lógicas políticas y en las ecuaciones parlamentarias. El bipartidismo perdió más de 5,12 millones de votos. El PP obtuvo un 15,9 puntos porcentuales menos que en las elecciones pasadas, desde 1989 que no conseguía un porcentaje tan bajo; mientras que el PSOE, con 6,8 puntos porcentuales menos, logró un nuevo récord negativo. Durante todas las legislaturas pasadas, el cambio se reducía a la opción de la alternancia. Se gana cuando el ciclo de tu rival se agota (PP en 1996), o cuando comete errores muy graves (11M de 2004). El valor de la opción de la alternancia era la paciencia, la resistencia y la disponibilidad. Es decir, con estar ahí, ya era suficiente. Pero ya no.
¿Se refiere a la irrupción de los partidos emergentes?
Los partidos emergentes, las nuevas expresiones de lo político, así como la resistente solidez electoral de las opciones soberanistas, han pateado el tablero y cambiado las reglas del juego. Hace cuatro años ni estaban, ni se les esperaba. El 20-D marcó el inicio de un nuevo modo político, abriendo, definitivamente, nuestro mapa político de manera irreversible. La política del piloto automático (mayorías absolutas), del copiloto (bipartidismo), da paso a una conducción más coral, más dialogante, más constructiva y más comprometida. El sistema de la alternancia bipartidista deja su lugar a alternativas, por ahora, desconocidas.
El líder del PSOE rechazó apoyar la investidura de Mariano Rajoy. ¿Cree que podría formar gobierno?
El resultado electoral deja a Sánchez frente a una gran responsabilidad. No ha ganado las elecciones, pero podría formar gobierno. Sánchez se la juega. Si pacta con el PP, traiciona su propuesta, aunque obtuviera la cabeza de Rajoy. Después del debate (en el que cuestionó su honorabilidad) y si pacta con Podemos, se le rompen las costuras internas, y se complica —y mucho— su imagen de centralidad.
¿Y qué puede decir de Pablo Iglesias, el líder de Podemos?
Iglesias intentará impedir un nuevo gobierno popular. Pero esto no quiere decir que vaya a pactar con el PSOE o, al menos, que se las vaya a poner fácil. Ya avisó que su apoyo cuesta un referendo en Cataluña, una reforma a la Constitución y otra al sistema electoral. Un precio demasiado alto para el PSOE, muy difícil de asumir.
Las encuestas previas al 20-D colocaban a Ciudadanos en un tercer lugar, pero el partido de Albert Rivera se desplomó. ¿Aún puede jugar un rol clave?
Rivera no consiguió los votos necesarios (y esperados) para erigirse como partido bisagra, pero quiere igualmente hacer valer el peso de sus 40 diputados. En los últimos días de campaña había adelantado que se abstendría para asegurar la gobernabilidad y el pasado lunes, ya con los resultados sobre la mesa, lo confirmó. Rivera, con esta decisión, está intentando poner a Sánchez entre la espada y la pared.
El Congreso español nunca ha tardado más de mes y medio en investir al presidente del gobierno. En este proceso postelectoral, ¿cuán relevante estima será el rol del rey Felipe VI?
Estas son sus primeras elecciones generales. Por norma, el rey es el responsable, entre otras cosas, de liderar una ronda de consultas con los líderes de los partidos a fin de proponer un candidato a la presidencia del gobierno y de firmar la disolución de las Cámaras y la convocatoria de nuevas elecciones, en caso que sea necesario. Pero en los papeles, se espera que el rey sea árbitro y facilitador de las negociaciones; y que tenga un control inteligente del timing para evitar que el período de incertidumbre se alargue. Veremos, en lo que será su primera gran demostración como rey, si ha heredado algo de los atributos de negociador que solían adjudicarle a su padre.
Fotografía: Lee Soo Hyun para Unsplash