El derecho a la ciudad
Sociólogo y filósofo marxista francés, Henri Lefebvre (1901-1991) fue además geógrafo y crítico literario. Graduado en 1920 en filosofía por la Universidad de La Sorbona, París, mostró desde temprana edad simpatía con el proceso revolucionario del Octubre ruso y las ideas que éste expresaba. Militante del Partido Comunista Francés (PCF), del que sería expulsado en 1958, fue un intelectual comprometido con los principales procesos y movimientos de cambio y crítica social de relevancia como la Resistencia francesa en la Segunda Guerra Mundial, el Mayo del 68′ o el Manifiesto de los 121 contra la guerra en Argelia. Su carrera académica como profesor de sociología lo lleva a trasladarse del campo de la filosofía al de la ciudad como espacio de luchas, conflictos y cotidianidad, centrándose en tres líneas: la ciudad y su espacio social, la vida cotidiana y el fenómeno de la modernidad. Su crítica al estructuralismo francés, y su interés por el desarrollo coyuntural de los fenómenos sociales, lo acerca al movimiento situacionista de Guy Ernest Debord (1931-1994).
Editorial: Capitán Swing Libros (2017)
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El derecho a la ciudad (1968), De lo rural a lo urbano (1970a), La revolución urbana (1970b), El pensamiento marxista y la ciudad (1972), Espacio y política (1973) y La producción del espacio (1974), además de numerosos artículos.
Estructurado en quince capítulos, el autor de El derecho a la ciudad advierte desde un principio que «este escrito pretende romper los sistemas, y no para sustituirlos por otro sistema, sino para abrir el pensamiento y la acción hacia unas determinadas posiciones, de las que mostraremos su horizonte y su ruta» (Lefebvre, 1968: 21).
Así, el autor analiza el impacto negativo que han tenido sobre los ciudadanos y las ciudades los efectos de la economía capitalista, criticando la mercantilización del espacio público y considerándolo como terreno de disputa.
De esta manera, explica, el derecho a la ciudad no puede ser entendido tan solo como un simple derecho de visita o como la vuelta a las ciudad tradicionales, sino que más bien debe ser formulado, como él mismo introduce, como un derecho a la vida urbana, transformada y renovada.
La reflexión teórica se ve obligada a redefinir formas, funciones y estructuras de la ciudad» (Lefebvre, 1968: 125). Parado sobre una perspectiva política y marcademente marxista, Lefebvre elabora una contrapropuesta a este modelo de ciudad a partir de una visión más humana, reivindicando el derecho de la gente a volver a apropiarse del espacio y oponiéndose a la idea del ciudadano como mero consumidor. Así, El derecho a la ciudad funciona entonces como un análisis crítico de las ciudades sucumbidas a la lógica mercantil pero a la vez como una suerte de manifiesto político que aboga por redefinir el rol de los ciudadanos y su espacio de interacción y cotidianidad.