El Gobierno quizá podrá impedir el referéndum, pero con acciones ineficaces como la incautación de carteles y los registros en medios de comunicación no podrá evitar seguramente el fortalecimiento de la independencia
La historia del cartelismo político en Catalunya es larga, fecunda y profunda. Carles Fontserè, por ejemplo, ha sido uno de sus artistas más brillantes. Inolvidable. Único. Este mismo año, en el marco de la conmemoración del centenario de su nacimiento, hemos podido ver una delicada y cuidada exposición en el Arxiu Nacional de Catalunya con el elocuente título de uno de sus carteles más emblemáticos: ‘Llibertat! Fontserè i el cartellisme compromès (1931-1939)’. Fontserè tuvo un impacto extraordinario en la época republicana y dejó una huella emocional y artística única en la sociedad catalana. El maestro escribió un libro, ‘Memòries d’un cartellista català (1931-1939)’, que conviene releer para entender la vinculación entre el arte, el artista y el compromiso.
El icono creado para Els Joglars
Muchos años después, en la Transición hoy denostada y de pretendida abolición, Jaume Pedrós —que murió este año— dibujó el mítico cartel de ‘llibertat d’expressió’, encargado por la compañía teatral Els Joglars, dirigida por Albert Boadella. La imagen, por su simplicidad y belleza plástica, propició y acompañó una campaña por la libertad de expresión en apoyo de los miembros de la compañía de teatro encarcelados tras la presentación teatral de ‘La torna’. La imagen consistía en una máscara blanca con un trazo grueso que le tapa la boca. Al régimen no le gustaba ni la sorna, ni la mofa, ni la burla. Ni el teatro crítico, claro. Como diría Dario Fo, la risa desafía al poder, y este no lo tolera.
La influencia de la imagen de Pedrós ha sido tal que se considera el icono más representativo para la defensa de la libertad de expresión en Catalunya. Nadie debería olvidar las lecciones de la historia cuando las ideas se convierten en banderas, en símbolos e iconos. Sin ir más lejos, estos días lo han utilizado grupos de periodistas catalanes, como el Sindicat de Periodistes de Catalunya, para protestar contra lo que consideran una actuación desproporcionada de las autoridades estatales y para recordar que la libertad de prensa es uno de los pilares fundamentales de la democracia.
La imagen de miembros de la Guardia Civil persiguiendo carteles es un error estético y —para muchos— también ético. Alguien debería haber visto, estudiado y comprendido la historia del cartelismo en Catalunya para saber que no estaban incautando solo material de propaganda. Y el ridículo tuit con la prueba del delito en forma de palets de carteles es, como mínimo, torpe. ‘Nulla aesthetica Sine ethica’ (No hay estética sin ética) es una antigua expresión filosófica popularizada por Kierkegaard y Nietzsche, y recuperada en 1965 por José María Valverde, catedrático de Estética de la Universitat de Barcelona, en acto de protesta por la expulsión de su compañero José Luis López Aranguren por parte del franquismo, y que abandonó su plaza no sin antes dejar escrito que «no hay estética sin ética, ergo apaga y vámonos».
El Gobierno se la juega. Quizá podrá impedir el referéndum, pero con acciones ineficaces como la incautación de carteles y los registros en medios de comunicación no podrá impedir —seguramente— el fortalecimiento de la independencia. Vaya paradoja: victoria legal y posible derrota política. Rajoy todavía no ha entendido de qué se trata. Vaya desastre para el día 2.
Publicado en: El Periódico (20.09.2017)
Fotografía: H Soyboyev para Unsplash
Creo que no hay forma mejor de expresar el valor artístico que tienen los carteles y los símbolos de la propaganda política en Cataluña. Todos los que hemos luchado para que volviera la democracia a España recordamos la famosa máscara del cartel de Jaume Pedros. No se lo que ocurrirá el día 2 de octubre pero hay algo que es evidente, el independentismo está creciendo como la espuma en Cataluña y los responsables de ello son los mismos que mandan a la Guardia Civil a requisar carteles de tan grande valor artístico y propagandístico.
La belleza de lo que hacemos está directamente a la verdad que sustenta.