Visca el Parlament

Finalmente, un gran debate justo cuando nadie lo esperaba. El Pleno de Investidura, suspendido por el President del Parlament, se ha convertido en el mejor Pleno desde hace muchos años en Catalunya. Una investidura imposible ha propiciado un sugerente debate posible. Como decía Miquel Iceta, en otra gran lección de oratoria: «Si hay un día para hacer una excepción, hoy es el día». Así ha sido. Algo que no han entendido los dirigentes del PP, a pesar de su correcta intervención previa. Oportunidad perdida. Los portavoces que hace dos días nos parecían previsibles, derrotados, atrincherados, cicateros… han emergido hoy, de manera desigual, como líderes que pueden darnos una esperanza política. Del abatimiento desangelado y tristeza emocional del jueves, a una tímida reacción de la política de nuestros representantes, pasando por el shock emocional de ayer.

Hoy, su mayor coincidencia es la convicción de que ya basta. Prou!, dicen todos los líderes parlamentarios, desde posiciones muy diferentes. Parece poco, pero no lo es. Todos expresan un punto en común: así no podemos continuar. Este punto, por alejado que parezca, puede permitir que el diálogo proyecte puentes sobre las trincheras y los bloques. Hoy nuestros líderes han quedado expuestos, más que nunca, a sus responsabilidades. Nadie puede excusarse ni en togas, ni en proclamas. Catalunya los mira y les pide que encuentren una salida ya, que no podemos esperar más. Una salida que no puede ser otra que formar un Gobierno efectivo, legítimo, amplio y capaz de abrir una nueva etapa política.

Hoy el Parlament ha recuperado la palabra. Atrás han quedado los eslóganes y las puyas, en la mayoría de los casos, y emergen las ideas y las actitudes posibles —aunque tímidas y frágiles-— que nos permitan encontrar puntos de encuentro. Todos han notado el vértigo del abismo. El miedo y, también, la responsabilidad les ha situado política y emocionalmente en otro plano. La decisión de Junts per Catalunya de situar a Quim Torra, de formas más suaves, pero sin renuncias a las ideas, es un detalle que no es menor. Las formas, en política, son fondo. Torra ha sido contundente, pero ha encontrado el tono, sin hostilidad adicional y gratuita hacia otras fuerzas, líderes o ideas.

Nos quedan menos de dos meses para intentar un acuerdo que más que una mayoría parlamentaria sea capaz de construir, a su alrededor, una mayoría de país. Empecemos a reconstruir la nación en la casa, en el barrio, en el lugar de trabajo. Continuando, también, en el Parlament, como apuntaba la líder de Ciudadanos, Inés Arrimadas (en su mejor intervención parlamentaria), reclamando la normalidad del saludo y del reconocimiento del otro. Hoy nuestros diputados han hablado de respeto de los sentimientos y emociones de todos. Es un buen paso para respetar las ideas. Sin empatía, sin respeto no hay colaboración posible. Recuperar el tono y el clima son imprescindibles. Superar los bloques es posible, no estamos condenados al bloqueo permanente. Es tiempo de política.

Torra, editor y escritor, y que ganó en 2009 el premio Carles Rahola de ensayo por su obra Viatge involuntari a la Catalunya impossible, ha mostrado un libro con marcas de lectura. La presencia de la literatura, el tono utilizado, la sensibilidad asertiva, y sus palabras cultas han sido un pequeño bálsamo en medio de la tempestad de reproches y acusaciones de hace tan solo 48 horas. Otro gesto de distensión que deberíamos aprovechar para construir consensos y acuerdos. Hay otra Catalunya posible: la que hace posible lo necesario. Esta es la esperanza que muchos ciudadanos deseamos ver en este Pleno que no fue y que, sin serlo, puede ser el inicio de lo nuevo. Visca el Parlament!

Publicado en: La Vanguardia (24.03.2018)