El pistoletazo de salida para la carrera de las elecciones presidenciales de 2020 sonó en el mismo segundo que terminaron los recuentos de las elecciones de medio término.
Aunque estemos todavía de resaca electoral, analizando y asimilando todo lo ocurrido durante el 6 de noviembre, la mirada de los líderes de los partidos y los principales estrategas ya tiene como objetivo la Casa Blanca.
Los resultados de estas elecciones nos han dado múltiples pistas de cómo pueden desarrollarse los próximos meses dentro de cada partido, principalmente en la dirección demócrata. Debemos tener en cuenta que en poco tiempo nos encontraremos con los primeros debates de primarias para elegir la candidatura presidencial, donde veremos las diferentes voluntades del partido exponiendo sus diferencias en público.
Las elecciones de medio término son, tradicionalmente, un buen momento para conocer las intenciones y perfiles de aquellos candidatos que quieren dar un paso al frente para liderar la siguiente carrera presidencial. Además, la propia mayoría demócrata en la Cámara de Representantes puede dar protagonismo a figuras del legislativo, con su voluntad de poner el foco en las investigaciones que sobrevuelan al ejecutivo y al mismo presidente.
Los demócratas cierran esta etapa electoral con distintos aprendizajes: en primer lugar, la importancia del voto femenino y de las candidatas para retomar el control del legislativo. Si alguien ha ganado estas elecciones, han sido las mujeres.
Por otra parte, los candidatos considerados más liberales o menos moderados entre los demócratas no han obtenido los resultados esperados. Esto no quiere decir que el partido deba modificar sus posiciones, pero la voluntad de sus bases de radicalizar su discurso no se ha traducido en victorias: O’Rourke y Gillum son un buen ejemplo de ello. Al mismo tiempo, aquellos suburbios que en 2012 votaron a Mitt Romney, esta vez, han apostado en gran parte por candidatos demócratas.
Estos dos últimos datos apuntan hacia el que será uno de los debates más importantes durante el próximo año en el Comité Nacional Demócrata (DNC): la candidatura para 2020 debe incorporar elementos de cambio y diversidad y, al mismo tiempo, acercarse al votante de centro o moderado, vital para debilitar a los republicanos y conseguir un amplio espectro de votantes.
Por último, las elecciones de medio término nos dejan un mensaje muy importante para las aspiraciones presidenciales demócratas: valores como la diversidad o la inclusión son apreciados por sus votantes, pero prefieren candidatos que encarnen esos principios frente a aquellos que centran sus campañas simplemente en hablar de ellos. Candidatas como Alexandria Ocasio-Cortez o Ilhan Omar son prueba de esto; centraron sus campañas en propuestas concretas en sanidad, educación e inmigración, mientras ellas mismas eran la personificación de los valores con los que querían conquistar a los votantes.
Existen ciertos riesgos en esta nueva etapa para los demócratas. Su rol en el legislativo debe ser pensado de cara a 2020 sin caer en el electoralismo. Esto significa que deberán elegir bien los temas en los que deben focalizar sus esfuerzos más allá de utilizar su mayoría para investigar a Donald Trump y sus causas judiciales.
Al mismo tiempo, sus debates internos no deben transmitir una imagen de división o desgobierno. Las bases buscarán un candidato con posiciones liberales, que siga la senda de Bernie Sanders y tienen datos que justifican un giro hacia la izquierda. Al mismo tiempo, el establishment del partido y el sector moderado no querrá que los votantes de centro se queden sin opciones en un escenario polarizado. Encontrar el equilibrio entre las dos almas del partido será clave.
También se deben plantear que hay estados importantes que no se ganaron en las elecciones de medio término: Ohio y Florida siguen siendo republicanos, y todo el mundo sabe de la importancia de estos dos estados para unas presidenciales.
El Partido Demócrata tiene el gran reto de transformar el impulso de estas últimas elecciones en una victoria que les lleve a la Casa Blanca. No será para nada fácil y su peor enemigo, como en muchas ocasiones, pueden ser ellos mismos.
Publicado en: Univision (7.11.2018)
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