El inusual número de votantes indecisos es, sin duda, el dato demoscópico más relevante. Casi ocho millones de personas han empezado la campaña sin definir su voto y se estima que casi dos millones tomarán su decisión el mismo día de las elecciones. Nunca había pasado con esta profundidad, con esta imprevisibilidad. Se trata de electores de todo el espectro ideológico, con perfiles diversos, que siguen dudando o que han tomado una decisión reservada que no han expresado ante las encuestas. La decisión final se está postergando hasta última hora y el voto oculto podría estar escondiéndose más que nunca.
Estos elementos hacían especialmente interesante la secuencia de los dos debates a cuatro de esta semana. Dos citas para tratar de aclarar las dudas, para sacar conclusiones, incluso para tener más claros los pronósticos de cara al domingo. También el votante toma un camino u otro en base a cuál cree que será el resultado. Sumarse al carro ganador sigue siendo el mejor argumento de quien quiere concentrar el voto útil.
En este sentido, no es atrevido afirmar que los debates, quizá, no han cumplido las expectativas. Encontrar argumentos y razones es complicado entre la maraña de acusaciones, reproches e interrupciones. Además, está la incógnita de cuál ha sido el alcance de estos debates en la ciudadanía. Históricamente, sus consecuencias han sido mínimas y el hecho de que no tengamos acceso a datos de encuestas durante esta semana no nos permite saber si han provocado movimientos en el electorado.
¿Pero qué les falta saber a los votantes indecisos? ¿Necesitan saber y discernir las diversas propuestas? O bien, por el contrario, su indecisión es de otra naturaleza, menos racional o programática. Mi intuición es que nos enfrentamos a otra realidad. Los estados de ánimo son hoy los auténticos estados de opinión. La somatización de la opinión pública en forma de humor social es un signo de los tiempos. Entender las atmósferas y los climas va a ser más relevante que medir las opiniones, tan líquidas e inciertas. La política democrática debe rearmarse con mayores fundamentos de psicología social y neurociencia.
Entender el feeling social es la primera piedra del edificio de la política democrática. Abandonar o despreciar las emociones —incluso las viscerales— de la ciudadanía, bien por ignorancia o arrogancia, deja el espacio libre a los chamanes del estómago. Cuando no entiendes el corazón de la gente, los tahúres pospolíticos entenderán sus tripas. Y ahí, todo es posible. Un número muy considerable de indecisos duda entre elegir opciones conocidas o mandar un mensaje sonoro de rechazo y enojo a todos y a todo. Hay malestar y agotamiento. Puede ser que los debates hayan alimentado el cansancio de una política cainita y fratricida que antepone los intereses de sus protagonistas a los intereses de las personas a las que aspiran a representar. No se puede representar bien a quien no se entiende, ni se comprende.
Los indecisos nos están expresando, quizá, algo más que sus dudas razonables. Nos hablan de cansancio, desánimo, malestar y decepción. Nos hablan de sus dudas emocionales. ¿Lo entendieron así los candidatos en los debates? Esto es lo nuevo, y lo que nos lleva a un escenario incierto e imprevisible.
Publicado en: La Vanguardia (25.04.2019)
Artículos de interés:
– Los indecisos (José Fernández Albertos. eldiario.es, 25.04.2019)
– ¿Ha servido la campaña para algo? (Antonio Ruiz Valdivia. El Huffington Post, 26.04.2019). Reportaje en el que se recogen algunas de mis opiniones junto a las de otros colegas: (…) Seguro que sí ha servido la campaña”. Esta es la opinión del consultor político Antoni Gutiérrez-Rubí. “El volumen de indecisos es muy alto y no van a la abstención”, ilustra, para coincidir en que los debates han sido esenciales en estos días, además de las encuestas. Y el “tercer elemento” esencial de la campaña, añade Gutiérrez-Rubí, es “la novedad de Vox” y la situación de que este partido pueda ser decisivo para formar Gobierno. ¿Hay un fenómeno de voto oculto a los de Santiago Abascal? “Sí, hay mucho”, responde tajante: “No sólo de gente indecisa que haya decidido votarles finalmente, sino que en las últimas horas por parte de gente que había pensado en PP y Ciudadanos”.(…)
– Cómo ser candidato y no morir en la campaña (Miriam Ruiz Castro. El Periódico, 27.04.2019)
«En un ciclo electoral tan intenso y competitivo, la preparación psicológica y física es importante», señala Antoni Gutiérrez-Rubí, asesor y consultor político.
– Los jóvenes españoles que votan a la ultraderecha (Majo Siscar. The New York Times en España, 26.04.2019)
«El asesor de comunicación política Antoni Gutiérrez-Rubí explica que parte de su éxito se debe a que han generado una plasticidad y una estética combativa alrededor de los símbolos nacionales, y que buscan que quienes los siguen no se sientan usuarios, sino activistas. “La gente joven quiere hablar y ellos lo procuran”, dice.
– ¿Se han quedado obsoletas las campañas electorales o aún son decisivas? (Nieves Lagares Díez. La Voz de Galicia)