Este artículo forma parte de la serie de contenidos del espacio ELECCIONES USA 2020, donde irán escribiendo distintas firmas invitadas.
El 91% de la población del estado de Iowa es blanca, y el mayor grupo étnico los alemanes, que suponen el 35,7%. Sus principales fuentes de renta son la manufactura y la agricultura. Es el mayor productor de soja y etanol de Estados Unidos y posee el mayor rebaño porcino del país. Su población: tres millones de personas y sus representantes en las primarias, sólo el 1% de los representantes finales. Sin embargo, su importancia en la política estadounidense es vital: siete de los últimos nueve ganadores demócratas en Iowa han logrado ser el candidato presidencial.
Este estado es el primero que vota, lo que significa una visibilidad increíble para el candidato ganador. Todos los candidatos y ambos partidos lo saben, y luchan por conseguir esa primera victoria o incluso un buen resultado, lo que permite estar en todas las televisiones y en todas las conversaciones. La gente se informa de quién es el candidato/a y, de repente, su visibilidad y popularidad se convierte en un espaldarazo enorme para sus campañas en el resto de estados.
Iowa, 1972
Pero todo empezó en 1972. En plena crisis demócrata por la guerra del Vietnam, quisieron celebrar una convención en junio y, por ello, todas las primarias se debían empezar en enero. La primera sería en Iowa, aunque nadie le hacía demasiado caso, esperando siempre los medios —y los candidatos— a las de New Hampshire. Pero Gary Hart, un consultor político que después fue también candidato, pensó que los medios harían mucho caso a esas primarias, al ser las primeras, y pensó en cómo poder llamar la atención sobre el candidato del que para entonces ejercía como director de campaña: un desconocido George McGovern. Su candidato hizo una fuerte campaña en Iowa (cosa que no hicieron el resto de candidatos) y consiguió sorprender y sobresalir en todos los medios. No ganó, pero quedó, sorprendentemente, justo detrás del gran favorito, Edmund Muskie. A partir de ahí, todos los medios siguieron a McGovern en la campaña, con la exposición mediática que ello significó.
En siguientes elecciones, en 1976, el desconocido ex gobernador de Georgia, Jimmy Carter, usó e incluso amplió la estrategia de McGovern e hizo campaña extensiva en Iowa. Y ganó. Desde entonces, el camino estaba abierto para que todos los futuros candidatos siguieran esa estrategia.
Hacer campaña en Iowa
Desde 1972, el dinero invertido en publicidad en ese estado es muchísimo, así como las visitas de todas las candidaturas a cuantos más condados puedan. Porque el retail politics es básico.
Las visitas al estado son constantes, y los recorridos, las conversaciones y conocer y saludar a cuanta más gente mejor. Por ejemplo, este año, al tradicional encuentro entre demócratas, el Polk County Steak Fry, han acudido la increíble cantidad de 17 candidatos presidenciales para ser escuchados por 12.000 demócratas iowanos/as. Cada candidatura llevaba sus fans, camiones, carpas… para convencer al máximo de gente que pudiera. Por ejemplo, Joe Biden contó con un camión de bomberos, un castillo hinchable y una barra para servir comida, atrayendo a los posibles votantes con aún más comida en un evento de comida. Pete Buttigieg cocinó y repartió hamburguesas; Elizabeth Warren estuvo durante dos horas haciéndose más de mil selfies, etc. Todo ayuda a parecer más cercano.
Pero no ha sido solo en este acto, sino que la presencia de las candidaturas es constante. En estas primarias, Delaney ha aparecido en 235 eventos de Iowa, Klobuchar en 126, Castro en 111, Sanders en 101 o Buttigieg en 91. Son tantos que incluso el DesMoins Register, medio de su capital, ha creado un bot en Twitter para ir indicando quién está ese día en Iowa.
Las encuestas
A día de hoy, el favorito para lograr la victoria en Iowa es Pete Buttigieg, con una horquilla que va del 21,7% al 24% de los votos, según la encuestadora. En segunda posición quedaría Warren o Sanders, seguido muy de cerca por Biden. Pero los resultados son muy cercanos y aún hay hasta un 9,2% de indecisos. Todo está muy abierto, como siempre en este estado. Eso sí, quien ni siquiera sale en las encuestas es Michael Bloomberg, ex alcalde de la ciudad de Nueva York, multimillonario, y el nuevo candidato demócrata que se une a la carrera cuando ya algunos candidatos —potentes— han abandonado. Bloomberg no hace casi campaña en Iowa, ni en los siguientes estados: New Hampshire, Nevada y Carolina del Norte.
La estrategia Bloomberg
Tal como analizan en FiveThirtyEight, Bloomberg planea omitir los primeros cuatro estados en el calendario primario y centrarse en ganar los estados del supermartes, ricos en delegados. En esas elecciones, del 3 de marzo, habrá primarias en Alabama, Arkansas, California, Colorado, Maine, Massachusetts, Minnesota, Carolina del Norte, Oklahoma, Tennessee, Texas, Utah, Vermont y Virginia. Aunque, como indica Nathaniel Rakich, «no hace falta decir que esta estrategia va en contra de la sabiduría convencional sobre cómo ganar una primaria presidencial, pero el equipo de Bloomberg siente que no tiene otra opción: otros candidatos simplemente tienen demasiada ventaja para organizarse en los primeros estados. Sin embargo, Bloomberg es multimillonario y ha dicho que autofinanciará su campaña, por lo que probablemente lo haga. Tiene los recursos para despegar rápidamente en estados donde aún no enfrenta mucha competencia».
Y eso está haciendo. Durante la semana pasada lanzó dos anuncios de televisión, presentándose a la población. Desde el sábado 23 de noviembre hasta el domingo 1 de diciembre, esos anuncios se emitieron 19.006 veces, con un gasto estimado de 23,7 millones de dólares. Eso significa que, solo en una semana, Bloomberg ha gastado más de un tercio de lo que el resto de los candidatos demócratas han invertido durante todo el año. Solo su «compañero» candidato y también multimillonario, Tom Steyer, ha gastado más que Bloomberg. Se pueden ver todos los gastos en este observatorio.
Lo interesante es que esta publicidad casi no la ha hecho en los primeros cuatro estados, sino que ha ido directamente a esos estados del supermartes o, incluso, a otros donde tampoco hay competencia hoy en día, pero que son importantes y poblados como Florida o Texas (sus anuncios se transmitieron con mayor frecuencia en Florida (1.796 veces), California (1.753 veces) y Texas (1.326 veces).
Siguiendo con Nathaniel Rakich, quizá la verdadera pregunta es si Bloomberg está planeando, o incluso es capaz de mantener este nivel de gasto durante los próximos tres meses. Sea como sea, nadie, jamás, por mucho dinero que tuviera, ha logrado lo que el equipo de Bloomberg se propone. Iowa es mucho Iowa y la visibilidad que da obtener un buen resultado allí, junto a New Hampshire, es lo que, desde 1972, ha guiado a todas las campañas presidenciales.
En Iowa, en 2016, apenas 171.517 personas fueron a votar —de los 3 millones de habitantes que tiene el estado—. Todo voto cuenta y toda movilización es básica para conseguir ganar o al menos estar entre los tres primeros, que son los que recibirán atención mediática. A falta de ver si el efecto Bloomberg es real, el resto de candidaturas debe hacer su mejor campaña allí. Es su única oportunidad: para intentar conseguir la victoria, o —en muchos casos— para evitar tener que retirarse.
(Más recursos e información en ELECCIONES USA 2020)
Fotografía: Phil Scroggs para Unsplash
Frente a la sabiduría popular de que el que primero da, da dos veces, Bloomberg siendo osado piensa que el que da a mitad o al final, pero en el lugar adecuado, multiplicará su efecto. Muy interesado en ver su evolución!!