Noventa minutos. Eso es lo que durará el debate de esta noche entre el presidente Donald Trump y el candidato demócrata, Joe Biden. Un esperado debate (de tres) porque será la primera vez que Biden se enfrente al actual presidente. Hay expectación por ver cómo se desempeña en una lid en la que no es demasiado experto, como ya pudimos ver en los debates de las primarias —donde fue especialmente barrido en el primero por Kamala Harris—. En cambio, Trump estará en su salsa, deseando enfrentarse a un candidato al que acusa de senil y al que incluso ha solicitado que se haga una prueba de drogas antes de subir al escenario esta noche.
Ese será hoy un argumento de Trump: Biden no está preparado, por su edad, para ser presidente. De hecho, son ataques frecuentes hacia él desde 2018, cuando se presentó como candidato y ya era máximo favorito para la victoria demócrata. Trump sóolo es tres años más joven pero, sin embargo, hace de ello su baza electoral, porque permite minusvalorar al demócrata, a la vez que refuerza su propio relato de líder fuerte.
Un líder fuerte que no saludó a Hillary Clinton en el segundo debate de 2016, ante el júbilo del ala más polarizada de su partido y de la alt-right, y que tampoco saludará a Biden, esta vez con la excusa de la COVID-19. Este tema, a su vez, sí será el arma de Biden contra el presidente. Una mala gestión de la crisis, que ha mostrado también una mala gestión económica (el punto fuerte de Trump). Si le añadimos la nominación de la jueza conservadora Amy Coney Barrett y las declaraciones de la renta del presidente que, «casualmente» sacó The New York Times ayer, tenemos las bazas que Biden puede usar contra su adversario.
Por parte de Trump, las críticas ya consabidas a Biden por su edad y por ser «socialista», aunque puede suceder cualquier cosa; desde que ataque al demócrata por los disturbios raciales, a que le ataque por su hijo y Ucrania, o incluso, llegando mucho más lejos, que lo haga por acusaciones de conducta sexual inapropiada.
Veremos esta noche lo que Trump ha preparado para poner nervioso a Biden, y veremos si Biden será el de los primeros debates demócratas, muy débil, o el de los últimos, un contumaz contendiente.
A Biden le puede ir bien si no se pone a la defensiva pronto. A Trump, si consigue liderar en los ataques y responde a las críticas. En un debate electoral gana quien menos fallos comete.
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Fotografía: Madrosah Sunnah para Unsplash