Los días 9 y 10 de diciembre Joe Biden organiza una cumbre virtual a la cual ha convocado a líderes, jefes de Estado y de Gobierno y representantes de la sociedad civil y del sector privado de más de 100 países. Una convocatoria que forma parte de las promesas vinculadas a política exterior que Biden hizo durante la campaña presidencial de 2020.
Esta Cumbre, cargada de simbolismo, aunque con serias dudas sobre el impacto y los cambios reales que puede generar, quiere centrarse en los desafíos y oportunidades que enfrentan las democracias, proporcionando una plataforma para que las y los líderes asuman compromisos, tanto individuales como colectivos, para defender y fortalecer la democracia frente al autoritarismo y también para combatir la corrupción y promover el respeto a los derechos humanos, entre otras cuestiones.
La Cumbre se abre a una concepción de lo público y del interés general no exclusivo de la política formal e institucional. Líderes políticos, pero también participarán filántropos, grandes emprendedores y activistas sociales, en lo que podría parecer el Nuevo Consenso de Washington, menos liberal y más social y ambiental.
Según el último Barómetro de las Américas de la Universidad de Vanderbilt, una cuarta parte de la ciudadanía del continente americano no cree que la democracia sea el mejor sistema de gobierno. Este dato coincide con muchos otros estudios, como el Latinobarómetro, que en su última medición revela que al 27% de los latinoamericanos les da lo mismo un régimen democrático que uno autoritario. Las cifras impresionan. Aquella mítica frase de Winston Churchill, que decía que «la democracia es el peor sistema de gobierno, a excepción de todos los demás que se han inventado», pareciera tener cada vez menos adeptos en la región. Y en el mundo. Jorge Galindo advierte que las nuevas generaciones, además, son más críticas y muestran más dudas sobre la superioridad de la democracia. Son «nativos democráticos», pero sin conciencia ni apegos. Ni confianza en el futuro.
La Cumbre será virtual y se habla también de la posibilidad de que se lance una alianza internacional para promover la libertad en la Red, bajo el nombre de La Alianza para el Futuro de Internet. No es casual. La democracia y la libertad no son posibles sin una Internet realmente libre y abierta.
Publicado en: La Vanguardia (25.11.2021)
Fotografía: Manny Becerra para Unsplash
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