El pasado fin de semana estallaban las protestas en diferentes ciudades de China contra las políticas de covid cero. La ola de manifestaciones comenzó después de un incendio, en el que fallecieron diez personas y muchos ciudadanos lo relacionaron con las restricciones impuestas por la covid que continúan vigentes y que dificultaron la labor de los bomberos. Los manifestantes se congregaron mostrando unas simples hojas de papel en blanco. Una vía de protesta contundente, basada en la fuerza de un vacío, de un aparente nada, aunque cargado de significado. Como lo fue la silenciosa e inmóvil protesta del artista Erdem Gündüz, en Turquía en 2013, que generó con su figura un símbolo y con el hashtag #duranadam (hombre de pie) fue capaz de convocar encuentros de «hombres y mujeres en pie» para protestar contra el Gobierno. La ausencia silenciosa como grito contra la censura. O las manos que tapan y cierran la boca de la selección de Alemania en el Mundial de Qatar, como denuncia.
Las hojas en blanco son una muestra del poder de evocación, de conectar emocionalmente y de manera sutil, pero muy efectiva, con el mensaje que se quiere transmitir y un desafío al Gobierno. El no mensaje se viraliza y da paso a múltiples interpretaciones, todas en el mismo sentido, sin el riesgo de que sea censurado y/o castigado por las autoridades vigilantes.
No es la primera vez que se utilizan hojas de papel en blanco para protestar, como en el 2020 en Hong Kong. En la era soviética, los disidentes distribuían folletos en las plazas y, cuando eran abordados por la policía, estos veían que los papeles estaban en blanco. Y, ante la pregunta, los opositores respondían: «No hacen falta palabras, porque todo el mundo sabe». Marc Augé decía que «las formas de arte contemporáneo, al proponernos lo que vemos todos los días, nos perturban; transforman los objetos usuales y familiares en objetos de reflexión y, por eso, lejos de sublimar lo real, lo subvierten».
Las protestas en China han logrado llamar la atención de la ciudadanía global. A través de las redes sociales, con el hashtag #A4Revolution, han transcendido fronteras. La creatividad y la tecnología para agitar conciencias. El arte y el activismo (artivismo), para sensibilizar, concienciar y llamar a la acción, generando memorabilidad.
Publicado en: La Vanguardia (1.12.2022)
He pedido de nuevo la colaboración de Alberto Fernández (La Boca del Logo) para realizar la ilustración de este artículo.
Enlaces de interés:
– El activismo del folio sin texto (Màrius Carol. La Vanguardia, 1.12.2022)
– Gráfico: ¿Dónde se desataron las protestas por la política de «Covid cero» en China? (Marina Pasquali. Statista, 1.12.2022)