Futuro incierto

Hace dos años, la escritora Ana Iris Simón publicó Feria (Círculo de Tiza, 2020), una reivindicación de la nostalgia por parte de los jóvenes sin futuro. Reivindicar lo que no se vivió, cuando tu vida presente —y la futura— es, cuando menos, incierta.

A los jóvenes de hoy, hijos de varias crisis (pandémica, económica, la del conflicto bélico…), los define la inestabilidad y la precariedad: social, económica, de empleo y de vivienda. Esta definición no es una elección, es un destino. Es un no futuro. Para Simón, la solución se basa en una vuelta nostálgica que idealiza un tiempo y una forma de vida pasada, de las costumbres, del orden, por asociarla con la estabilidad y la seguridad de progreso. La primera frase de la autora en su libro es directa: «Me da envidia la vida que tenían mis padres a mi edad». Una idealización de proyección individualista, «mis padres». No fue así, seguramente, para todos los padres. En el libro Neorancios. Sobre los peligros de la nostalgia, coordinado por Begoña Gómez Urzaiz, se advierte muy bien sobre este sesgo.

Esta sublimación nostálgica es definida por algunas voces como rojipardismo. Un discurso de izquierdas con toques muy conservadores. En palabras de Arsenio Cuenca: «Una ideología confusa que, en su rechazo a la ideología liberal, mezcla valores nacionalistas y conservadores asociados a la derecha y la extrema derecha con referencias al obrerismo y al antiimperialismo de la izquierda».

Un buen ejemplo de este mix ideológico y estético es que Pedro Sánchez invitara a Simón a dar una charla sobre la España Vaciada y poco después Santiago Abascal subiera a la tribuna del Congreso con su libro. Zygmunt Bauman en su libro póstumo Retrotopía (2017) afirma que el deseo y ­anhelo nostálgico es mucho más generalizado. «En la práctica de la política de la memoria, futuro y pasado han intercambiado sus respectivas actitudes. El presente se vuelve incómodo, incierto, inhóspito. «El futuro ha dejado de ser esperanzador, prometedor, superador». El pasado emerge como tentador, reparador, sanador.

Se dibujan nuevos ejes. Los compartimentos ideológicos izquierda-derecha se han estrechado y los matices emocionales y temporales parecen explicar mejor la realidad en que nos movemos: Pasado estable. Futuro incierto.

Publicado en: La Vanguardia (8.12.2022)
He pedido de nuevo la colaboración de Alberto Fernández (La Boca del Logo) para realizar la ilustración de este artículo.

Enlaces de interés:
El futuro de la democracia (Daniel Innerarity. El País, 3.11.2023)
Informes:
La maldición de la eterna juventud. Un análisis de la situación socioeconómica de las personas jóvenes en 2022 realizado por el Consejo de la Juventud de España y Oxfam Intermón
The Power of the Past. How Nostalgia Shapes European Public Opinion (Catherine E. de Vries & Isabell Hoffmann) (2018)
▶️ La mayoría de la ciudadanía europea presenta un sesgo reaccionario por nostalgia del mundo anterior. La nostalgia es un sentimiento que se dispara con el miedo, la ansiedad y el malhumor.
▶️ El 67% de lo encuestados piensan que el mundo era mejor antes.
▶️ La nostalgia por el pasado es más pronunciada en la franja de los más jóvenes (entre 16 y 25 años); y las mujeres son menos nostálgicas, un 47%, que los hombres (53%).

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