Harriet Tubman, registrada al nacer como Araminta Ross, fue una heroína y es una referente de la lucha por la libertad de los afroamericanos. Convertida en una figura simbólica e inspiradora para muchos en Estados Unidos y en todo el mundo, nació como esclava en Maryland en el siglo XIX y logró escapar de la esclavitud, trabajando incansablemente como líder del movimiento abolicionista y activista por los derechos civiles.
Su historia es una muestra del poder del coraje y la determinación para superar la adversidad y luchar por la justicia. Antes de la guerra civil estadounidense, dedicó gran parte de su tiempo a rescatar a esclavos que vivían en los estados sureños a través del ferrocarril subterráneo, una red clandestina de rutas y casas seguras que les ayudaban a huir del sur hacia el norte de Estados Unidos. Tras la guerra, continuó su trabajo por los derechos civiles, contra la discriminación y por la igualdad racial.
Su nombre y su causa volvían a sonar en 2015 cuando un grupo de defensa de igualdad de género llamado Women on 20’s propuso que su imagen apareciera en los billetes de veinte dólares, sustituyendo a Andrew Jackson (séptimo presidente y propietario de esclavos), y así ser la primera mujer afroamericana en aparecer en un billete.
Con la idea, entonces, de que Hillary Clinton podía ser la nueva (y primera) presidenta, se proyectó que el billete apareciera en el 2020, justo al cumplir los cuatro años de mandato y coincidiendo con la celebración del centenario del sufragio universal en Estados Unidos, lo que hubiera añadido una gran carga simbólica a la reivindicación.
Pero con la llegada de Trump, esta iniciativa se despreció y el nuevo presidente sugirió, maliciosamente, que Tubman apareciera en el billete de testimonial de dos dólares. Cuatro años más tarde, Biden retomó la iniciativa que no verá la luz, como mínimo, hasta 2026.
Esta misma semana, Joe Biden ha dado muestras de voluntad reeleccionista. Y Donald Trump ha demostrado, con el show político, judicial y mediático reciente, que está preparado para competir de nuevo. La batalla de Tubman no ha acabado, su causa tampoco —lamentablemente— y su destino dependerá de la voluntad popular. O billete testimonial o de curso legal. Esas son las otras elecciones en juego. Mucho más que símbolos.
Publicado en: La Vanguardia (13.04.2023)
He pedido la colaboración de Alberto Fernández (La Boca del Logo) para realizar la ilustración de este artículo.
Seguramente Harriet estaría feliz de que su nombre suscite discrepancia, discrepar es uno de los primeros casos para evolucionar.