La tecnología, nos guste o no, moldea nuestro cerebro. Así lo destacaba el neurocientífico David Bueno en su libro Cerebroflexia (2016) y seguramente hoy, a la luz del desarrollo de la inteligencia artificial (IA), esta reflexión cobre mayor relevancia.
En abril, ChatGPT, el sistema de chat desarrollado por OpenAI, alcanzaba los 1.800 millones de visitas al mes, lo que supone un crecimiento del 9.000% respecto al tráfico que tenía en otoño del 2022.
No solo eso. Según datos de StatCounter, Microsoft Edge, que incorporó su tecnología a principios de año, fue uno de los sitios que más crecieron, mientras que Google perdía cierta cuota de uso, pasando del 65% al 62,85%. Si bien es cierto que su liderazgo sigue siendo indiscutible y que, posiblemente, con el lanzamiento de Bard logre recuperar el terreno perdido, hay motivos para pensar que esta tendencia, aunque incipiente, trae consigo la aparición (o sustitución) de nuevos comportamientos digitales.
El primero es que el buscador de Google, que en pocos días cumple 25 años, nos enseñó a hacer preguntas y a esperar respuestas, mientras que estos nuevos bots conversacionales, como ChatGPT o Bard, invitan a interactuar e intercambiar prompts para afinar y mejorar el resultado. La IA, aunque parezca lo contrario, nos exige una actitud algo más proactiva.
Existe, también, una diferencia en las motivaciones de uso: mientras que en el buscador nos mueve la curiosidad o el interés (querer saber algo), en ChatGPT buscamos eficacia, es decir, conseguir un resultado en menor tiempo y con menor esfuerzo.
Y, en último lugar, vemos un cambio en el producto: Google nos ofrece resultados, que no son otra cosa que fuentes de información ordenadas según su algoritmo, mientras que la IA generativa responde con textos elaborados (algunas tecnologías incluyen fuentes, otras no). Esto da lugar a los debates sobre la veracidad de la información y la propagación de fake news.
No hay datos (todavía) para pensar que los usuarios y usuarias vayan a migrar de Google a ChatGPT, pero sí es posible intuir que la aparición y democratización de la IA generativa puede traer consigo nuevos comportamientos. Maneras de ver, maneras de pensar. Esa ha sido y va a ser la clave del futuro personal y colectivo.
Publicado en: La Vanguardia (15.06.2023)
He pedido la colaboración de Carla Lucena para realizar la ilustración de este artículo.
Artículos de interés:
– La Eurocámara aprueba negociar la primera ley sobre inteligencia artificial del mundo (Silvia Ayuso. El País, 14.06.2023)
Ha tenido que llegar la IA para poner de manifiesto que eso que nos explicaban en filosofía en el bachiller, eso de que las preguntas son más importantes que las respuestas, ahora tiene más sentido que nunca.
Formular buenas preguntas, esa es clave!!!!