Hace años que reflexiono sobre un concepto que me apasiona: la micropolítica. Poner el foco en las pequeñas cosas, en los detalles, en las emociones, en aquellas acciones que, por insignificantes que parezcan, si son auténticos, acaban generando un efecto de proximidad y conexión.
La observación y análisis de lo micro, de una parte, nos permite conocer mejor las dinámicas y patrones de la sociedad. Nos brinda una visión más completa y precisa del contexto político y social y nos ayuda a tomar decisiones informadas y bien fundamentadas.
Algunos historiadores, como Carlo Ginzburg, consideran que los aspectos micro son fundamentales para comprender la complejidad y diversidad de la experiencia humana a lo largo de los años. Su enfoque historiográfico, basado en el concepto microhistoria, demuestra cómo el análisis minucioso de casos individuales y la atención a esos detalles pueden revelar aspectos importantes de la historia que, de otra manera, podrían pasar desapercibidos.
El término microhistoria se atribuye a las discusiones que surgieron a raíz de la publicación, en 1976, del libro de Ginzburg El queso y los gusanos. El autor analiza el caso de Menocchio, un molinero del siglo XVI que fue interrogado y perseguido por la Inquisición. El estudio detallado de ese individuo concreto, aparentemente insignificante, revela las tensiones sociales, culturales y religiosas de la época, desafiando la idea de que solo los poderosos y prominentes merecen atención en la historia.
Una pequeña historia puede, entonces, convertirse en un relato global con el que muchas personas pueden identificarse. Y ser capaces de ver lo que otros no ven, de considerar un indicio como reflejo de una realidad global, más profunda, es una habilidad que nos regala lo más preciado: un mayor conocimiento e información.
Pensar en clave micro, analizando los detalles, las interacciones individuales o de grupos pequeños nos permite establecer conexiones valiosas. Escuchar (con tiempo y atención) las preocupaciones de la ciudadanía, sus demandas, reproches, sugerencias… nos ofrece un capital de gran potencial para desarrollar estrategias y políticas más efectivas y adaptadas a las necesidades reales.
Microhistorias, micropolítica, para abordar cuestiones globales. De nuevo, del yo, al nosotros.
Publicado en: La Vanguardia (22.06.2023)
He pedido la colaboración de Alberto Fernández (La Boca del Logo) para realizar la ilustración de este artículo.
Conocí tu trabajo gracias a un blog que llevabas en El País llamado «Micropolítica». Sigo leyendo tus sesudos microánalisis. Un saludo.
Gracias por tu fidelidad lectora, Rogelio. Un abrazo