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Espejismo político

En tiempos de incertidumbre política, las percepciones y las apariencias suelen desempeñar un papel crucial en la toma de decisiones de la ciudadanía. A lo largo de la historia, hemos visto cómo las ilusiones políticas pueden influir en la opinión pública y, en última instancia, en los destinos de las naciones.

En el contexto actual, no es sorprendente que el espejismo político haya alcanzado nuevas alturas. Las redes sociales y los medios de comunicación han amplificado esta tendencia brindando una plataforma poderosa para tejer narrativas que, a menudo, se alejan de los hechos reales. La imagen y la retórica se han convertido en armas afiladas en manos de algunos líderes políticos y, muchas veces, resultan más efectivas que los argumentos lógicos y las propuestas concretas.

Este fenómeno se manifiesta de diversas maneras. Uno de los ejemplos más claros es la sobrevaloración de las promesas que se llevan a cabo. Las expectativas pueden ser desmedidas y el electorado puede sentirse decepcionado cuando se da cuenta de que ese espejismo fue una mera ilusión. Otro aspecto que destaca es la polarización, más profunda que en el pasado, tal como revela un estudio del Pew Research Center. A menudo se explotan peligrosamente divisiones preexistentes en la sociedad para movilizar a las bases y ganar apoyo. Estas divisiones, a veces provocadas por minorías, como advierten Levitsky y Ziblatt en su último libro Tiranía de la minoría, pueden ser amplificadas y exageradas hasta el punto de distorsionar la percepción de la realidad. El espejismo de un «nosotros contra ellos» eclipsa la necesidad de un diálogo constructivo y de soluciones basadas en el consenso.

La política, en muchas ocasiones, puede ser moldeada por percepciones engañosas y es vital superar ese desafío para construir un futuro más claro y esperanzador, sobre la base de la realidad, de nuestro día a día. Es más necesario que nunca que las y los ciudadanos ejerzamos un escepticismo saludable y crítico para evitar que la política se convierta en un juego de ilusiones, velando para que sea un proceso transparente y responsable que busque el bienestar de todos. Analizar cuidadosamente las propuestas, evaluar las evidencias y exigir compromiso y responsabilidades forma parte del ejercicio democrático que no podemos ignorar.

Publicado en: La Vanguardia (5.09.2023)
He pedido la colaboración de Eduardo Luzzatti para realizar la ilustración del artículo.

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