El 17 de marzo se celebró el día de San Patricio y, desde la Casa Blanca, Joe Biden dio un discurso de bienvenida a Washington al primer ministro irlandés. En su primer minuto de discurso citó al político irlandés, pero también saludó directamente a Joe, Kerry y Kathleen Kennedy. Los tres son familiares directos (sobrino e hijas) de Robert «Bobby» Kennedy, asesinado en 1968 y también padre del ahora candidato independiente, Robert F. Kennedy Jr. Este acercamiento a la familia Kennedy ni siquiera fue un movimiento sutil de la Casa Blanca: querían mostrar claramente el apoyo del clan Kennedy a Joe Biden y, por ende, que no apoyan a su familiar directo en su aventura electoral. El propio Joe Kennedy III lo remarcaría después, cuando subió a sus redes personales una fotografía de otros 50 miembros del clan apoyando a Biden.
Por supuesto, Robert F. Kennedy Jr. no puede ganar las elecciones. Pero sí puede hacer que las pierda Joe Biden. Las encuestas son claras: Trump llegaría al 41% de votos, por un 38% de Biden, pero es que Robert Kennedy podría obtener entre el 13% y el 15%. Lo importante, además, no es solo el porcentaje, sino en qué estados lo logra. Por ejemplo, en algunos estados en disputa está obteniendo entre el 10% y el 15% o el 20% y, aunque su conspiracionismo le acerca a algunos votantes de Trump, los estudios indican que es especialmente entre el voto demócrata donde obtiene sus apoyos mayoritarios.
Conseguir cifras del 10%, como mínimo, es inimaginable para una candidatura independiente en Estados Unidos o, al menos, lo es desde 1996 y la candidatura de Ross Perot. Desde entonces, ningún otro candidato, que no fuera demócrata o republicano, había logrado tanta intención de voto. Aún así, no es necesario: hay candidaturas independientes que han impactado gravemente en el resultado electoral. Es el caso de Ralph Nader en 2000, cuyos votos (2,45% del total) privaron de la victoria al demócrata Al Gore. Por ejemplo, en Florida, George W. Bush ganó a Gore por 536 votos. Nader logró 97.000, la mayoría de antiguos demócratas. También en 2016 se dio una situación similar: Donald Trump ganó en Pensilvania, Michigan y Wisconsin por menos de un punto porcentual. En todos estos estados, el libertario Gary Johnson y la verde Jill Stein sumaron más del 3% de los votos. Si no se hubiesen presentado, quizá Hillary Clinton hubiera sido presidenta.
Si Nader y Johnson pudieron cambiar una elección con menos del 3% de los votos, hay que imaginar lo que podría hacer en el tablero político estadounidense de este 2024 un candidato que supera el 13% de votos en total. Especialmente, y como sucedió con Nader y Johnson, el daño que podría causar a los demócratas.
El miedo y la preocupación desde el equipo de Biden es real, ya que no es una elección normal cuando un tercer candidato puede generar tal impacto electoral. Es por ello que se ha creado una oficina dentro del equipo de campaña demócrata para luchar no solo contra Kennedy, sino también contra las otras dos candidaturas menores: Colin West (2,3% de votos) y Jill Stein (2% de votos). Se trata de monitorizar lo que hacen y de responderles de manera rápida para evitar más fugas, pero también de intentar «molestar» a través de denuncias sobre sus actividades legales.
La problemática de Biden también la conocen, obviamente, desde el Partido Republicano, por lo que «ayudar» a aumentar la visibilidad de Kennedy podría ir bien para su campaña, siempre y cuando, como muestran las encuestas, sean los demócratas los que más votos pierden. De hecho, se cita a un multimillonario (a favor de Trump y que apoya económicamente al expresidente republicano) que estaría apoyando también, con 15 millones de dólares, a la campaña de Kennedy.
Cada voto cuenta y, según parece, se avecina una campaña demócrata —sea oficial o paralela— para apelar al voto útil y, evitando la mayor fuga de votos, para relacionar a Kennedy con Trump. Si los demócratas consiguen convertir las elecciones en una dicotomía polarizada (de ahí también la estrategia que usan en estas últimas semanas) tendrán una oportunidad. Si dejan que Kennedy siga ahí, las elecciones están perdidas. Y entonces no importará que el resto del clan Kennedy vote por Biden, no serán votos suficientes.
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Fotografía: Gage Skidmore, CC BY-SA 3.0, via Wikimedia Commons
El contexto casi siempre delimita los resultados en más medida de lo que pensamos. Kennedy Jr, es fruto de ese contexto en USA: