InicioComunicaciónComPol¿Por qué Biden puede perder ganando?  

¿Por qué Biden puede perder ganando?  

FRANZ VON BERGEN

Este artículo forma parte de la serie de contenidos del espacio ELECCIONES USA 2024, donde irán escribiendo distintas firmas invitadas.

Nebraska tiene menos del 1% de la población de EEUU y su PIB anual es casi 22 veces más pequeño que el de California, el estado con la economía más fuerte del país. Pese a esto, una maniobra del Partido Republicano de esa entidad podría cambiar por completo el resultado de las elecciones presidenciales del próximo 5 de noviembre.

Nebraska y Maine son los únicos estados que no otorgan automáticamente todos sus compromisarios en el Colegio Electoral de EEUU al candidato presidencial que gane las elecciones en su territorio. Lo que hacen es repartir 2 delegados cada uno al ganador general de la contienda y el resto (3 más en el caso de Nebraska y 2 en el de Maine) se los lleva quien resulte ganador en los distritos en los que se subdivide el territorio.

Ese reparto particular crea una situación interesante: los demócratas pueden ganar un compromisario en el muy republicano estado de Nebraska, a la par que los republicanos quedan con opciones de conseguir uno en el muy demócrata Maine.

En 2020 ocurrió justo eso. Y los republicanos quieren evitar que se repita este año cambiando la ley de Nebraska para que el candidato que gane el estado se lleve todos los delegados.

¿Pero tiene tanto peso un compromisario? ¿La jugada de los republicanos de Nebraska realmente podría definir el próximo presidente de EEUU?

La respuesta es sí. No es el escenario más probable, pero sí es posible. Si los comicios fueran muy cerrados, ese delegado extra podría convertir en presidente a Donald Trump, quien ha apoyado con entusiasmo el cambio legal. En esta nota, el estadístico Nate Silver repasa todos los escenarios posibles.

Veamos un ejemplo: si en noviembre Biden mantuviese Pensilvania, Michigan y Wisconsin, pero perdiera Arizona, Georgia y Nevada (estados que ganó en 2020), con las reglas actuales, igual ganaría la presidencia llegando a 270 delegados, si vence en el distrito de Nebraska en el que los demócratas tienen opciones.

Si las leyes en ese territorio cambiaran, empataría con Trump con 269 delegados cada uno. En ese caso, la elección la definiría la Cámara de Representantes que, en este momento, es de mayoría republicana.

¿Cómo funciona el sistema?

En EEUU no gana la presidencia el candidato que obtiene más votos, la consigue el que suma 270 compromisarios en el Colegio Electoral (ver el vídeo de esta nota). Esta institución está integrada por 538 delegados, uno por cada miembro de la Cámara de Representantes más 3 en representación del Distrito de Columbia. El número final de delegados que tiene cada estado varía en función de la cantidad de congresistas que tienen ese año en el Congreso.

Es por esta razón que un candidato puede sumar más votos y perder la presidencia, como le ocurrió a Al Gore en el 2000 y a Hillary Clinton en 2016. De hecho, desde 1992 los demócratas han obtenido más votos en 7 de las 8 elecciones presidenciales que ha habido, pero su candidato solo ha resultado electo en 5.

Este método de elección confiere una importancia trascendental a los electores de los estados reñidos, aquellos en los que tanto los demócratas como los republicanos tienen opciones de ganar.

De cara a los comicios de este año, son 6 los territorios con este estatus y en los que se prevé que se definirá la elección: Wisconsin, Michigan y Pensilvania (estados del norte y del medio oeste integrantes del llamado Cinturón del Óxido, debido a que en ellos se localiza la mayor parte de la economía industrial estadounidense) y Georgia, Nevada y Arizona (estados del sur y por ello integrantes del llamado Cinturón del Sol).

En 2020, el actual presidente ganó en los 6 estados reñidos, pero en Wisconsin, Arizona y Georgia lo hizo por menos de un punto porcentual. A pesar de que a nivel nacional sacó una ventaja de más de 7 millones de votos y 4,4 puntos porcentuales, en estos tres territorios ganó apenas por 42.918 votos. Si en vez de ganar hubiese perdido por esa diferencia, hoy Trump sería presidente.

El sistema ya es de por sí más complicado para los demócratas y la jugada de Nebraska podría incluso hacerlo más difícil. Hasta ahora la propuesta ha sido rechazada en la Cámara legislativa estatal, pero los republicanos siguen presionando y pueden cambiar la ley hasta el próximo 18 de abril, cuando se celebra la última sesión legislativa del año.

¿Cambiar el sistema?

Y así como los republicanos pueden cambiar una ley estatal para mejorar las opciones de Trump: ¿No podrían hacer lo mismo los demócratas para cambiar el sistema de elección a fin de que ganara simplemente el candidato con más votos?

No es tan sencillo debido a que eso requeriría de una reforma constitucional, un proceso casi imposible, si se toma en cuenta la polarización actual.

Sin embargo, hay una alternativa en marcha que cambiaría el resultado sin reformar el sistema. 16 estados y el Distrito de Columbia han introducido cambios en sus legislaciones estatales para que todos sus delegados ante el Colegio Electoral se otorguen al candidato que obtenga más votos a nivel nacional.

La aplicación de la medida está sujeta a la condición de que los estados que tomen esa decisión sumen al menos 270 compromisarios, con lo que se garantizaría la elección del candidato con más voto popular.

Los estados que se han unido a la iniciativa son todos históricamente demócratas y suman 205 delegados en el Colegio Electoral. Este año Maine está en proceso de aprobar una ley para sumarse al grupo.

Esta propuesta no será realidad en 2024 y se complicará mucho cuando se empiece a discutir en estados con más control republicano. Sin embargo, deja abierta una posibilidad para que en el futuro el presidente de los EEUU sea el que más votos suma.

(Más recursos e información en ELECCIONES USA 2024)
Infografía de Wikipedia

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