En la Convención Demócrata se registraron 200 «creadores de contenidos». Tenían una acreditación que les daba acceso a los portavoces del partido y al backstage de uno de los eventos políticos del año. Había una sala de prensa, como en cualquier mitin, pero también un espacio reservado para los Creators for Kamala.
No solo eso. En la maratón demócrata también hubo influencers arriba del escenario, por primera vez. Allí donde hablaron los Obama y la propia Kamala Harris, también lo hicieron Deja Foxx, Nabela Noor, Olivia Julianna, John Russell y Carlos Espina, el uruguayo que Joe Biden recibió en la Casa Blanca.
Estos cambios responden a una nueva realidad: los influencers son la principal fuente de noticias en TikTok, Instagram y YouTube. En las tres están por encima de los periodistas, según el Digital News Report. En TikTok, por ejemplo, el 57% de los usuarios se informa con contenidos generados por influencers. Son los nuevos «líderes de opinión».
La manera en la que consumimos información está cambiando. Cada vez nos interesan menos las noticias y desconfiamos más de quienes las publican. A esto hay que sumar la «crisis de atención» en la que estamos sumidos, que Johann Hari describe en su último libro. En este escenario, los influencers corren con ventaja: por dónde están, por quiénes son y por cómo lo hacen. Interpretan las noticias, las personalizan, las formatean con nuevos códigos de consumo informativo.
Este fenómeno no está exento de riesgos. Los «influencers de noticias» no siempre cumplen códigos deontológicos ni siguen protocolos para verificar la información que comparten. Tampoco suelen ser objetivos, a veces ni siquiera lo intentan. Pueden ser útiles para atraer la atención y eficaces a la hora de comunicar, pero también pueden contribuir a un aumento de la desinformación y la polarización.
Hace décadas, la CNN popularizó su eslogan: «Está pasando, lo estás viendo». Una proclama de transparencia inmediata, casi sin intermediación, que permitía al espectador ser protagonista. Ahora, con los nuevos mediadores, se impone: «Está pasando, te lo estoy contando».
Publicado en: La Vanguardia (27.08.2024)
Me acabas de dejar hecho polvo y sin ganas de nada. ¿De verdad tiene tanto poder unos zangolotinos guays con un móvil?
Si tienen influencia sobre las personas y también tienen la autoridad por lo que dicen y sobre todo por cómo lo dicen…. tienen poder. Ahora bien , con estos influencers, muchas veces predictores habría que hacer la prueba del algodón ¿Qué es lo que permanece de todo lo que han dicho cuando ha pasado el tiempo? Fugacidad en general. Vivir de espaldas a la realidad de las redes si te dedicas a comunicar es complicado en estos tiempos. Complicado todo.