Los gobiernos de coalición de España y Cataluña afloran graves tensiones internas. Las filtraciones, las escaramuzas en los medios, las duras declaraciones (y descualificaciones en off) que se lanzan entre sí algunos ministros y consellers son el síntoma —y a veces la causa— de profundos recelos personales, a las que se añaden grandes diferencias estratégicas en temas centrales. La desconfianza precede a la discrepancia, lo que refuerza la idea de que un gobierno de coalición no es simplemente un contrato político y que sólo es posible con una sincera voluntad política de cooperación y colaboración. Un gobierno de coalición es un gobierno de afecctio societatis. Es decir, es el deber de todos los socios y miembros de una sociedad de colaborar y tener un interés común mayor al propio.
Las palabras tienen alma. La etimología nos ayuda a encontrarla. La palabra coalición procede del latín coalitum forma supina de coalescere, que quiere decir reunirse, asociarse o juntarse. Coalición es lo contrario a colisión. El lenguaje es azaroso, y las similitudes fonéticas y las paranomasias nos ofrecen paradojas contradictorias y sorpresas sugestivas: muerte/suerte, tensar/pensar, arma/alma. A veces, una o dos letras cambian totalmente el sentido de una palabra. Así sucede con los gobiernos de coalición: son sensibles, delicados y frágiles. Dependen de una letra, de un detalle. Hay que cuidarlos. No están hechos para resistir la tensión permanente, sino la cooperación franca y generosa.
El Gobierno español es inédito. Es la primera vez que se gobierna en coalición. Es una novedad histórica que marcará el futuro de nuevas y futuras coaliciones, con estos actores políticos o con sus contrarios y alternativos. Es un aprendizaje que dejará huella y lecciones para los actuales componentes de la coalición gubernamental y para los inevitables nuevos gobiernos de coalición una vez que nuestro sistema político se aleja, cada vez más, del bipartidismo hegemónico con sus alternancias cíclicas y de las mayorías absolutas. También dejará conclusiones para los electores de ambas fuerzas y, en especial, para los electores duales que se consideran de izquierdas y progresistas y que fluctúan entre el voto al PSOE y a UP.
Estos electores, y el conjunto de la ciudadanía, asisten con perplejidad a una lucha posicional entre ambas fuerzas por el relato, la visibilidad y la estrategia. Una lucha que deja jirones de suspicacias interpersonales que dañan la esencia de la cultura de coalición. El pegamento de un gobierno de coalición no puede ser sólo el poder, con su juego permanente de negociaciones y tacticismo. El poder de un gobierno de coalición reside en mostrar a los electores que las diferencias suman, que las discrepancias se pactan, que las propuestas se enriquecen, que la pluralidad no es un problema ni para la lealtad ni para la eficacia. Si se pierde esta cultura política de la cooperación virtuosa, los electores penalizarán severamente a sus protagonistas y todos perderemos en esta necesaria e inevitable cultura política.
Gobernar en coalición o en minoría no es una excepción, sino la norma en los países de la Unión Europea. Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, y todos sus ministros y portavoces, a veces reducen la política a un juego de rol o a un tablero de juego de estrategia como el Go, en el que dos jugadores (adversarios) luchan con el objetivo de lograr controlar un mayor territorio que el oponente. No hay confianza cuando uno no puede girarse de espaldas ante su aliado. Tampoco cuando no puede mirarle a la cara o trabajar a su lado. La confianza es, también, un territorio físico. Dejen de jugar al Go y prueben el Scrabble. Sumar puntos, sumando palabras, construyendo interrelaciones e interconexiones.
Publicado en: La Vanguardia (26.11.2020). RESET (12)
Fotografía: Max Kleinen para Unsplash
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Lo peor de las colisiones siempre son los efectos secundarios, no sobre el gobierno en el que se producen (eso es lo de menos), si no sobre uno de los principios esenciales de la democracia. El diálogo y su fruto: el acuerdo a favor de la ciudadanía.
Excelente artículo, pero en mi opinión, siendo algo novedoso en la política española y con la que está cayendo, que consigan terminar la legislatura ya me parecería un éxito. También espero que los implicados te lean.