Se estima que casi 60 millones de hispanos viven en Estados Unidos y que, de estos, 41 millones hablan español en sus hogares, según la Oficina del Censo. Realidad que hace de Estados Unidos uno de los países con más hispanohablantes del mundo. En 1950, la comunidad de origen «hispanic» tenía una población que no superaba el 1%. Ese porcentaje subió hasta el 10,2% en 1995 y al 14% en 2006, y se estima que llegará al 24,5% en 2050, aunque datos más actualizados apuntan a un 30% para ese año.
Pero ¿cuántos de ellos votan? Teniendo en cuenta datos de las elecciones midterms de 2018, hay más de 29 millones de votantes latinos inscritos en Estados Unidos, los cuales conforman cerca del 13 por ciento de todo el electorado del país (eran el 10% en 2012).
Desde las últimas elecciones presidenciales en 2016, dos millones más de latinos han sido habilitados para votar, debido a que alcanzaron la mayoría de edad, de acuerdo con el Pew Research Center. Si tenemos en cuenta que la gran mayoría vota demócrata, esos dos millones de nuevos votantes pueden indicar que se inclinarán también por los demócratas el próximo 3 de noviembre. En 2016, Hillary Clinton consiguió el 66% de los votantes latinos, frente al 28% de Donald Trump. Ese 66% es la misma cifra que en 2008, pero menor que en 2012, cuando el 71% de los latinos votaron para reelegir a Obama (el récord es 72%, con Clinton en 1996).
Sin embargo, no se trata tanto de porcentajes, sino de votantes. Es decir, por mucho que el porcentaje sea mayor, si muchos latinos no participan, no importa esa «teórica» mayoría. Por ejemplo, solo el 47,6% de los hispanos fueron a votar en 2016 (un 2% menos que en 2012), por un 49,3% de los asiáticos, un 59,6% de los afroamericanos y un 65,3% de los blancos.
Sea como sea, la importancia del voto latino, especialmente cuando se moviliza, es cada vez mayor. Los candidatos demócratas lo saben. Y también hacen cuentas. Es obvio que en estados donde la población hispana es mayor, mayores son las posibilidades de que este público pueda decidir una elección primaria. Además, los estados con mayor número de votantes hispanos son California (7,6 millones), Texas (5,4 millones), Florida (2,9 millones), Nueva York (2 millones) y Arizona (1,1 millones). Por mayor porcentaje de votantes, lo son Nuevo México (42%), California (30%) y Texas ( 29%). Casi todos estos estados votarán en menos de cuatro semanas: Nevada lo hizo el 22 de febrero; Texas, California y Colorado el 3 de marzo (en el Supermartes), Arizona, Florida e Illinois, el 17 de marzo. Por tanto, y como bien indica Ronald Brownstein, los siete estados con grandes poblaciones latinas elegirán a casi la mitad de los delegados demócratas en juego en febrero y marzo.
¿Cómo se están preparando los candidatos para llegar a ese público? Según todas las encuestas, la mayoría de votantes latinos apoya a Bernie Sanders y algo menos a Joe Biden. Respecto a los demócratas latinos, que constituyen un 20% de los votantes demócratas, apoyan en su mayoría a Bernie Sanders y algo menos a Joe Biden. Como indicaba Josh Kraushaar, Sanders está haciendo grandes avances con los votantes hispanos, particularmente entre los más jóvenes. En Nevada, Sanders arrasó en voto latino. También encabeza en California, gracias, precisamente, a un 31% de apoyo entre estos votantes, lo que le da una gran ventaja en ese estado de supermartes rico en delegados.
Indicaba el propio Kraushaar que el respaldo a Sanders por parte de Alexandria Ocasio-Cortez, en octubre, ahora supone un punto de inflexión en su campaña. Sin embargo, análisis posteriores nos dan más pistas de cómo ha conseguido que el público latino, que en 2016 apoyaba a Hillary (y no a él), ahora le apoye. Desde entonces, y ya con vistas a las elecciones de este año, Sanders ha ido abriendo oficinas en todos los estados con alto porcentaje de latinos, con actividades constantes en todas partes (especialmente partidos de fútbol y encuentros para comer tamales) donde genera comunidad. Su infraestructura es enorme en estos estados, e insuperable por parte del resto de candidatos, añadiendo, además, un tema importante: Sanders no tiene un «departamento latino», sino que ha puesto a muchos de ellos al mando en sus propios grupos, por todos los estados. Ello genera visibilidad y mucha más confianza, que obviamente hay que trabajar durante los últimos dos años.
El resto de candidatos ha intentado imitar sus actividades, pero no están consiguiendo igualar esa infraestructura en el territorio, ni el tiempo de trabajo que Sanders ha invertido.
En Nevada, Sanders consiguió el 51% de voto de los latinos. En cualquier estado donde esta población es muy grande, las posibilidades de Sanders, pues, son exponenciales. Llega el supermartes, y el voto latino, hoy por hoy, parece que le dará un importante empujón para ser el contrincante final de Donald Trump.
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Fotografía: Element5 Digital para Unsplash
Enlaces de interés:
– El voto latino, más decisivo que nunca en las elecciones de Estados Unidos (Marina Pasquali. Statista)
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