Harry Houdini fue un famoso ilusionista y escapista. Concebía la magia como un espectáculo total. Su capacidad para liberarse de todo tipo de esposas, cuerdas, baúles cerrados con candados, cajas fuertes arrojadas al mar y cadenas de cualquier tipo, le hizo mundialmente famoso. Sus números eran espectaculares, como el de liberarse de una camisa de fuerza mientras estaba colgado boca abajo de un rascacielos. Fue un artista excepcional y un erudito de la magia con una extraordinaria colección especializada que legó a la Biblioteca del Congreso de Washington.
Houdini nos hizo creer en lo imposible a través de la ilusión. Y lo más importante: creer que —en cualquier circunstancia— siempre hay una escapatoria. Sea de la miseria (como la que él vivió) o del destino vital. Su filosofía era un desafío, un reto, una hazaña. Era tanta la ilusión sobre su naturaleza sobrehumana que se desvanecía su auténtica realidad íntima: todo era un truco. Extraordinario, sí. Pero truco.
Mariano Rajoy no es un mago, pero sí un gran escapista. Nadie, sin su instinto natural para la superviviencia política, puede salir indemne —o a flote— de tantos candados como su larga trayectoria atesora. Para escaparse, para zafarse de los nudos, Rajoy no emplea la fuerza física o el contorsionismo, sino el quietismo y el silencio. Se libera casi por disolución o relajación del cepo. Unas habilidades inexplicablemente eficaces en tiempos de aceleración y densidad comunicacativa. Rajoy sorprende, aunque no ilusione.
El Presidente se enfrenta hoy a una prueba seria. No podrá evadir las preguntas del abogado de la Asociación de Abogados Demócratas de Europa, la única acusación que pidió que Rajoy declarara. Probablemente, también intervenga la fiscalía, aunque el ministerio público siempre ha considerado prescindible la testifical de Rajoy. Y no se sentará, por cortesía institucional, en el banquillo, sino en el estrado. Evitará así un plano televisivo cargado de negatividad y del que podría asomar, en el fondo de la imagen, la figura de Luis Bárcenas.
No podrá evitar las preguntas, ni tampoco podrá evidirlas, como habitualemtne hace, por ejemplo, con la prensa. Rajoy cuando no quiere responder habla del tiempo. No me imagino al Presidente haciendo predicciones de meteorología o escapándose hablando de la lluvia —como sí ha hecho en muchas otras ocasiones— cuando le preguntan por sobresueldos en sobres manila, por ejemplo. Aunque el gallego tiene más de 70 palabras para hablar de la lluvia, demostrando una riqueza lingüística y cultural extraordinaria, no creo que conteste al letrado de manera esquiva reflexionando sobre Babuña, Babuxa, Barbaña, Barbuza, Barrallo, Barrufa, Barruñeira, Barruzo, Borralla, Breca, Chuvisca, Chuviscada, Chuviñada, Froallo, Lapiñeira, Marmaña, Orballo, Parruma, Parrumada, Patiñeira, Patumeira, Poalla, Poallada, Poalleira, Poallo, Zarzallo… Y todas estas maravillosas palabras son solo para las lluvias finas.
No sabemos si Rajoy ha leído la biografia de Houdini o si ha visto las películas que se han inspirado en él. El personaje era fantástico. Sus actuaciones se alternaban con sus declaraciones, dejándonos números y frases únicas: «Esa deslealtad de los ayudantes de confianza es una de las cosas más desalentadoras que le puede suceder a un artista intérprete», afirmaba en defensa de la patente de sus trucos. ¿Bárcenas fue desleal, o leal? No sabemos cómo se escapará Rajoy de la sospecha mayoritaria de que no es posible ser líder de un partido político y desconocer la arquitectura financiera de tu propia organización. Pero si hay alguien que puede zafarse de lo imposible, en política, es Rajoy.
Publicado en: El País (blog Micropolítica, 26.07.2017)
Fotografía: Bryson Hammer para Unsplash
Enlaces asociados:
– Entrevista para Euronews (26.07.2017)
El asesor en comunicación política Antoni Gutiérrez-Rubí, que escribe para varios medios españoles, siguió en directo la comparecencia de Mariano Rajoy ante los jueces y comentó sus impresiones para Euronews. “Un interrogatorio de estas características, aunque seas presidente y seas Rajoy y aunque seas el mayor Houdini político de España, siempre es un riesgo y tiene un coste con consecuencias”, describió Gutiérrez-Rubí. “La reiteración de las preguntas y el marco de las mismas va a suponer un coste político significativo para el presidente Rajoy en términos de credibilidad. Podrá no ser condenado. Pero va a aparecer, a ojos de la opinión pública, responsable. Eso seguro”. (…)
– Entrevista para vozpópuli (26.07.2017). Hablan los expertos: Rajoy ha entrenado las palabras, pero sus gestos le han delatado
Confundirse con el paisaje es la mejor manera de evitar a los depredadores y probablemente para depredar con calma.