Hoy a las 16:30h Pedro Sánchez pronunciará el discurso más importante de su carrera política. Como lo fue, por ejemplo, el memorable discurso de José Luis Rodríguez Zapatero, hace más de quince años, y que le llevó a la Secretaría General de su partido. Consiga o no la investidura, este discurso marcará su futuro, aunque no resuelva su presente. Esta tarde veremos si los mimbres del acuerdo actual son suficientes para un cesto capaz de sumar una mayoría. Pero, especialmente, veremos si Pedro Sánchez tiene los mimbres para ser Presidente, ahora o más adelante, de un gobierno transversal y de amplia base. Otra vez más, el líder socialista se somete a una prueba extrema. No ha tenido tregua. Todo han sido match ball en su corta pero intensa y fulgurante carrera política.
Para analizar su discurso deberemos prestar atención a diferentes registros. El primero, el textual: lo que dice. Y el uso preciso de palabras y conceptos, así como el hilo conductor, la tesis de su discurso. Pero también, y muy especialmente, a la poderosa y abundante información que nos ofrecerá su comunicación no verbal. Estos podrían ser algunos puntos de interés:
1. Referencia visual. Hasta ahora, los discursos de Pedro Sánchez en el Congreso siempre han ido dirigidos a Mariano Rajoy. Sánchez era la oposición y, especialmente en el Debate del Estado de la Nación (DEN), el Presidente era su objetivo. Pero hoy, ¿a quién dirigirá su mirada y su discurso? Habrá que observar quién será su referencia visual durante su discurso. Es cierto que Mariano Rajoy sigue siendo el Presidente en funciones, pero el candidato socialista no es hoy el líder de la oposición, sino el candidato a la Presidencia. Si reproduce el «esquema visual» anterior puede cometer un error: se le verá como el que fue, no como el que puede ser. La mirada de Sánchez, hoy, es definitiva para observar como se ve a sí mismo y cómo le veremos los demás.
2. Albert Rivera. Será importante ver cómo Sánchez se dirige a su «socio» en esta investidura. Si tendrá palabras personales para él o si sólo hablará del pacto al que han llegado. Hoy, quizá, descubriremos, si entre ellos hay algo más que intereses (que, en política siempre pueden cambiar en función de la coyuntura). Podremos intuir si hay afecto personal, complicidad, y sintonía. Ahora y en el futuro. Y si este feeling es, además de político, también emocional y generacional o simplemente una colaboración táctica. El dato a seguir es observar cómo habla de Rivera, cuántas veces, en qué contexto y con qué palabras.
3. El pacto. ¿Hablará el candidato sobre todos los asuntos del pacto con Ciudadanos? ¿Lo hará como algo cerrado o dará pie a que se puedan añadir nuevos pactos? ¿Explicará su propuesta a Podemos? El pacto subscrito está cerrado, y a pesar de la precisión del redactado, hay ya diferentes matices ―algunos importantes― entre sus firmantes. Pero lo que hay que observar es si Sánchez habla desde el Pacto, o desde su visión (del mismo y del momento político). Es decir, ¿es el portavoz del acuerdo actual o es un líder que, desde el pacto cerrado, lo abre ―hay que esperar que en consenso y acuerdo con su socio― a otras posibles incorporaciones?.
Es lógico que Sánchez le haya enviado el discurso a Rivera, o hayan hablado de su contenido. Si no es así, podemos asistir a uno de los pactos más cortos en política. Se trata de averiguar si el pacto es un punto de llegada o un punto de salida. Han llegado juntos hasta hoy, ¿saldrán juntos después?
4. La estética. ¿Llevará Pedro una carpeta del PSOE al subir al estrado o en el escaño? Eso significaría recordar que, pese a los pactos, sigue siendo el líder de su partido. También muestra que tiene la posición de fuerza. En cambio, no sería muy conciliador con el resto de fuerzas. Los detalles en política son decisivos. No son anécdotas. Son lenguaje. Liturgia y poder. Sánchez deberá gestionar el valor de los intangibles.
5. Podemos. ¿Cómo se dirigirá a Pablo Iglesias? Si tiene palabras personales hacia el líder de Podemos puede verse como un último intento de acercamiento. En este sentido, la referencia personal es sintomática. Si sólo habla de Podemos, también lo será, pero más bien porque no ve capacidad de llegar a acuerdos ahora mismo. En la campaña electoral apreciamos entre Pedro, Pablo y Albert, un estilo más personal y de fuerte componente generacional y cultural. ¿Lo mantendrá Pedro? ¿Hablará a los partidos o a sus líderes? Este tema es relevante. Los españoles reclaman liderazgos.
6. Mensaje. Lo lógico es que el discurso sea conciliador, pero, a su vez, de crítica al gobierno de Mariano Rajoy. El objetivo es crear la percepción de que no hablamos tanto de derecha/izquierda, sino de cambio/inmovilismo. Si consigue establecer ese marco habrá ampliado su registro. ¿Son compatibles los dos marcos? Difícilmente. Pero las palabras tienen poder. Y una dosis razonable de ambigüedad polisémica permite acuerdos. Otro potencial mensaje puede ser de ataque directo a Podemos con la excusa de que su negativa a pactar impide un Gobierno de cambio. Este mensaje mostraría que la negociación está más que complicada y sería un órdago hacia las bases de Podemos para que presionen a sus líderes (y de paso, empezaría así la campaña electoral).
7. Guiños. Pedro Sánchez puede ofrecer, en el propio discurso, acuerdos a otros partidos. Ayer mismo ya lo hacía en relación a algunos partidos catalanes. Se trata de ofrecer algo de lo que éstos quieren, para poder obtener nuevos votos o abstenciones en la investidura, pero también para lograr dividir a los diputados de Podemos. Sánchez ofrece plurilingüismo: ¿Hablará en otras lenguas oficiales? En países como Canadá, por ejemplo, ningún político tiene futuro si no habla, al menos, francés e inglés, las dos lenguas oficiales. ¿Y aquí? ¿Para cuándo?
8. Citas. ¿A qué autores citará Pedro Sánchez? No es lo mismo citar a un poeta que a un ensayista, ¿Gramsci o Kant?. El filósofo ha estado presente en la campaña. ¿Lo estará en esta fase? En su discurso de aceptación después de la petición del Rey, Sánchez ya citó a Cervantes: «a cualquier mal, buen ánimo repara». Todo comunica. ¿O es el momento, como parece por las referencias últimas de todos los líderes, de recuperar la inagotable fuente inspiracional de Manuel Azaña? («No se gobierna promulgando aforismos para el bronce o el mármol. Se trata de conducir al pueblo a lo más útil para el interés común, con el menor quebranto, con el menor sufrimiento posible …» Y, por ejemplo, «el conocimiento cabal de la realidad, inexcusable siempre, lo es como nunca, si puede decirse así, cuando se pretende modificarla.»).
Escucharemos con atención.
Publicado en: El País (1.3.2016)(blog ‘Micropolítica’)
Fotografía: Jan Kahánec para Unsplash
Enlaces de interés:
– Discurso de Investidura de Pedro Sánchez (versión PDF)
– PSOE y Ciudadanos echaron el resto en las redes sociales para ganar la investidura (Mariluz Congosto, bez.es)