Entrevista para Entre Iguales, iniciativa de Ximena Jara y Francisco Aedo, desde el Instituto Igualdad y con el apoyo de la Fundación FES. Un podcast de política, actualidad y contingencia cuyo objetivo es contribuir a la reflexión sobre una sociedad más justa y mejor, en una conversación más distendida.
Participo como invitado en este último podcast de la segunda temporada de Entre Iguales, en el que hablamos de democracia emocional y hasta de democracia sentimental. Las adhesiones a liderazgos y proyectos fluctúan y dificultan la construcción de mayorías estables. ¿Cómo se gobierna en ese contexto y cómo nos acercamos a ciudadanos y ciudadanas con reticencia a participar y votar? Hablamos de todo ello en el contexto de las recientes elecciones en Chile y tras la victoria del presidente electo Gabriel Boric.
Algunas ideas que he compartido:
El aumento de las protestas ciudadanas en todo el mundo es un tema central en la reflexión democrática, porque de alguna manera muestran una insatisfacción con el propio sistema democrático.
Cuando la democracia solo ofrece la oportunidad de tener corrección o validación a los ciudadanos en el proceso electoral y, además, no da respuestas a muchos de los nuevos retos, pareciera que la propuesta democrática no es capaz de atender ni asimilar los procesos de desafección, preocupación o de exigencia de las nuevas demandas de la ciudadanía.
La protesta entonces no deja de ser una anomalía del sistema democrático, no de la gente.
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Sobre las emociones, hoy ya no se puede gobernar ningún país sin entender el capital cognitivo de las emociones.
Canalizar las emociones y convertirlas en objetivos políticos es parte de la cultura democrática transformadora.
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Si la política no está en el celular (no solo hablo de las redes sociales), en este objeto con el que tenemos conexión muchas horas al día y vínculos personales, profesionales, afectivos, etc., si no está en este entorno emocional, difícilmente vamos a estar en la vida de las personas.
La política de la proximidad y el metro cuadrado (micropolítica) necesita, como el árbol de Boric, raíces muy profundas, porque solo los árboles con raíces profundas pueden tener ramas frondosas y troncos robustos y altura suficiente para cobijar toda la vida que surge a su alrededor. La capilaridad social que tiene que ver con una vivencia de la política en el territorio, le da una consistencia al «árbol», a la comunicación, al proyecto político, enormemente robusta.
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Hablamos también de las últimas semanas previas a la cita electoral en Chile y cómo, las dos propuestas (de Boric y Kast), de algún modo, viraron hacia una cierta moderación, donde dio la sensación de mayor credibilidad la posición de Gabriel Boric.
Bajo mi punto de vista, una propuesta progresista tiene que ser necesariamente moderada. La moderación es una garantía para generar mayorías irreversibles, porque son las que realmente transforman las naciones, las sociedades. Y es importante la moderación cuando el país está dividido (entre los que votaron y no votaron; y entre los que votaron). Ha habido una victoria clara y rotunda, pero también hay una profunda división. Por lo tanto, si se quiere gobernar para todos/as se necesita moderación. Si se quiere ir muy lejos, es necesario dedicar mucho tiempo a mirar el mapa y la ruta. La moderación es una virtud progresista, como la templanza.
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Necesitamos volver a recuperar la confianza en el futuro.
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Artículos de interés:
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