Publicado en: El País (26.06.2012) (blog ‘Micropolítica‘)
El activismo explora, cada vez más, nuevas formas de comunicación política que tienen en común tres características ganadoras: las multitudes, las redes, las calles. Una creatividad extraordinaria está desbordando los formatos clásicos de protesta, casi siempre asociados a las marchas, las manifestaciones o las sentadas. Los coros políticos, o la queja a través de composiciones musicales para ser interpretadas masivamente, forman parte de este nuevo fenómeno. Su atractivo reside en su capacidad para conseguir un momento memorable, altamente creativo y simpático, y con un fuerte impacto mediático. Lo lúdico y lo lúcido se dan la mano en estas nuevas tipologías de intervención pública: activismo que ocupa las calles, que nace en las redes y que impacta en los medios.
La idea viene de tan lejos como la propia democracia: los grandes autores griegos incluían en sus tragedias coros que se erigían como la voz del pueblo, juzgando a dioses, héroes y mortales e introduciendo valoraciones morales o éticas sobre las acciones que ocurrían sobre el escenario. Las partituras se han perdido, pero la efectividad del mecanismo se mantiene intacta.
El poder unificador de la música lo conoce bien la Iglesia cristiana desde sus inicios. En el canto gregoriano, los himnos son una de las composiciones más elaboradas, siempre con la intención de exaltar unos determinados valores. Los entonaba al unísono toda la congregación, al fin y al cabo, una manera de autoafirmarse no tan diferente a las de hoy en día.
Hemos olvidado que todas las revoluciones modernas tuvieron su canción para ser cantada por multitudes: la Marsellesa, la Carmagnole, la Internacional y el himno de Riego, por ejemplo. El sindicato de izquierdas americano, International Workers of the World (los Wobblies) cantaban en todas sus acciones. El risorgimento italiano adoptó a Verdi como el músico de referencia: en primer lugar, porque el coro Va, pensiero del Nabucco caló como himno a la unidad de la patria hasta tal punto que aún sirvió hace poco más de un año para que el director de orquesta Riccardo Muti pusiera en verdaderos apuros al mismísimo Berlusconi. En segundo, porque del apellido del músico se llegó a hacer una consigna política. En efecto, gritar “Viva VERDI!” era decir en siglas “Viva Vitorio Emmanuelle Re D’Italia!”. La importancia de la música en la política -en particular en los procesos electorales– y los coros políticos no son nuevos, pero ahora florecen con nuevas notas, voces y letras.
El pasado #15M, con motivo del primer aniversario del movimiento que ha cambiado muchas percepciones, el coro y orquesta “Solfónica” presentó una cuidada, escenificada y coreografiada acción de música coral política. Las plazas han sido ágoras y auditorios. Palabras y música. Debates y canciones.
Seis años antes, en Helsinki, dos artistas finlandeses compusieron una canción a partir de una lista de peticiones y quejas de gente de la ciudad y abrieron una vía de acción política innovadora. El resultado fue un vídeo de una interpretación coral excelente, con alta capacidad viral, que abrió paso a nuevas formas de acción política. Los coros políticos se están extendiendo por distintas ciudades del mundo (Chicago, San Petersburgo, Melbourne, Singapur, Budapest, Tokio, Jerusalén, Florencia, Hong Kong…). Una versión inteligente de esa iniciativa se realizó en Bilbao recientemente. Y todo esto puede aún sorprendernos, ya que compositores actuales, con Eric Whitacre a la cabeza, están demostrando que se pueden reunir coros virtuales de miles de cantantes que no coinciden ni en lugar ni en tiempo. Y precisamente es cuestión de tiempo que esta creatividad encuentre su espacio en la acción política.
Cantar juntos o, incluso, gritar juntos, forma parte de los nuevos tipos de respuestas masivas, irreverentes y sorprendentes. En la campaña de las elecciones presidenciales mexicanas, hemos descubierto una acción provocadora y altamente efectiva: la «megamentada» crítica. Cinco mil personas impusieron en Jalisco el Récord Guinness a la “mentada de madre” más grande del mundo, una de las mayores ofensas para los mexicanos, y que ahora abre una nueva categoría en este libro. El récord, según informaba el diario Sin Embargo, se logró después de que los habitantes superaran los 122 decibelios de ruido al gritar al unísono “Emilio, chingas a tu madre”, en referencia al gobernador del estado de Jalisco, Emilio González Márquez.
“Algún día la política será una canción” escribió el poeta León Felipe referenciando a otro poeta, Walt Whitman. De momento, para que llegue y mientras llegue ese día, cantemos. Motivos para hacerlo no faltan. No es tiempo de solistas. Los coros civiles y democráticos están esperando. Cantar para cambiar el mundo no es una fantasía, es parte de un proceso de recuperación del ánimo democrático, del reencuentro socializador y las energías liberadoras.
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Gracias por vuestras aportaciones y comentarios. En relación al grito-protesta en multitud (sobre el que hice también este otro artículo: http://bit.ly/Lwquz7), hace unas semanas, en el contexto de las elecciones mexicanas, se llevó a cabo una convocatoria vía redes sociales para gritar contra el candidato y máximo favorito, Peña Nieto, durante el partido de fútbol entre México y Guyana, en el arranque de las eliminatorias hacia el Mundial de Brasil 2014 (televisado en todo el país). Aquí tenéis los contenidos e instrucciones que se difundieron:
http://bit.ly/MP0ssQ
Coros políticos – http://t.co/Sgwfo9td (via @antonigr)
Coros políticos
http://t.co/uZY5RaMo (via @antonigr)
Algún día la política será una canción… (León Felipe) http://t.co/7rhmOnm4 De @antonigr
[…] público. La calle hierve. Los lemas se han convertido en partituras. Los gritos en acordes. Los solistas en coros. El baile es […]
[…] lúdico la antesala de lo lúcido. El sentido del humor, la poesía política urbana y social, la música, la creatividad de las multitudes (en forma de disfraces, mensajes, ambientaciones) y buenas […]
[…] notable de la contestación social, con amplia diversidad en el formato (manifestaciones, coros, caceroladas, rodeos, mareas que pueden ser tsunamis, guerrilla knitting, poesía política, […]
[…] y atención. Hemos visto la renovada emergencia de la poesía política, la irrupción de los coros para la denuncia, el uso inteligente de datos y visualizaciones, o el simple uso del silbato o del grito como nuevas […]