Entrevsita con Alberto Sotillos para Diario Progresista que transcribo a continuación tal y como ha sido publicada.
Antoni Gutiérrez-Rubí es uno de los más reputados analistas de comunicación política en España. Profesor habitual de esta materia en numerosas instituciones y columnista en varios diarios, nos ofrece hoy para Diario Progresista un análisis detallado de la situación en España, de cómo está nuestra imagen internacional y de cómo cada acción política tiene más repercusiones de las inicialmente contempladas. Además de en su web https://www.gutierrez-rubi.es podemos escucharle en RNE, en el programa Asuntos Propios, así como leer alguno de los muchos libros que ha publicado sobre esta materia cada vez más esencial para la política y las instituciones en un mundo en el que cada ciudadano y no sólo las entidades, comunican.
Escuchamos a diario que sobre todas las cosas hay un problema de credibilidad y nos lo suelen decir los políticos, pero ¿están nuestros políticos contribuyendo a la credibilidad de España?
Creo que falta conciencia de la extraordinaria relevancia de la política (y de la actuación, gestualidad, percepción que alimentan nuestros representantes políticos) en la construcción de la Marca España en momentos de crisis. Nuestros dirigentes no solo gestionan el gobierno (los tangibles) sino que representan —en buena medida— la marca de país (los intangibles). Este es el punto crítico. Rajoy, le hayan votado quienes le hayan votado, nos representa a todos. Y sus errores (de comunicación, especialmente) nos hipotecan y nos debilitan, además de ocasionarle problemas de reputación y credibilidad.
¿Cómo es de importante realmente la imagen que trasmita un presidente de su país para el país?
Crucial, lo hemos visto en los titulares de la prensa internacional que, en su mayoría, destacaban la incapacidad para reconocer la realidad (rescate versus línea de crédito)
«Tú dices tomate, yo digo rescate», fue el ocurrente título de Lisa Abend en la revista Time para resumir el debate del nombre. Todo servía menos la palabra rescate: vía de crédito, crédito blando, ayuda europea, lo de ayer, cuyo hashtag #lodeayer se convirtió en un trending topic. Lo peor no fue la ironía de los periodistas, sino la desconfianza de los líderes europeos que no entendían si la venta del no-rescate era marketing o incapacidad para comprender la realidad.
«Generamos perplejidad. Después de ayudarnos, y ayudarse, es cierto, nuestros socios europeos esperaban una reacción más sensata y humilde, de agradecimiento. La visión de Rajoy sacando pecho en la rueda de prensa del domingo pasado proyecta la imagen de hombre que tiene una visión bunkerizada de las cosas».
Este tipo de desgastes tardan en reflejarse en los sondeos: «Rajoy tiene un boquete serio en la credibilidad interna y externa. Esa pérdida no se muestra enseguida en las encuestas pero queda impresa en el cerebro de los votantes. El desgaste ha comenzado. (…). Si no hay porosidad social, si no te abres a la sociedad a la que sirves y representas acabas encerrado en un pensamiento único. Si solo respiras el aire que generas acabas envenenado».
Vemos últimamente a Rajoy «copiando» gestos de presidentes como Obama (recorre el pasillo hasta el atril, fotografías desde el avión camino al G20) ¿Basta realmente con eso, para que nuestro imaginario pueda asemejarlos, llegar a pasar la cualidades de uno al otro?
Copiar, impostar…no resulta creíble, ni natural. Cada político/a debe encontrar su propio estilo de comunicación donde sea coherente el modelo de liderazgo que representa o quiere representar, con sus valores, personalidad… hay gestos/escenarios que contribuyen a consolidar una determinada imagen y resultan efectivos por coherentes… por otro lado, los gestos vacíos, forzados, los escenarios puntuales, sin una estrategia de fondo armada y coherente, producen muchas veces el efecto contrario
Hace poco vimos a Rajoy —durante su viaje a Polonia para ver a la Selección Española— en unas fotografías colgadas por la web de Moncloa en lo que se suponía era una reunión con el presidente polaco pero sobre la mesa sólo había carpetas con el logo de la Eurocopa ¿Por qué pudieron pensar que era bueno subir esas fotografías a la Página de la Moncloa?
En la línea de la estrategia, o de no estrategia, que vienen demostrando, quizás pretendían dar un aire de “normalidad” que buscara relajar la tensión, centrarla en otro foco, desviar la atención. O improvisaron. Creo que la política formal no es consciente de la capacidad vigilante, fiscalizadora y evaluadora de la sociedad-red.
¿Cómo valoras la imagen que está trasmitiendo la oposición en España?
Hay muchas «oposiciones». La alternativa al PP es plural y diversa. Pero, en su conjunto, están atrapadas por la contundencia abrumadora de los datos económicos y por la ocupación, casi exclusiva, de la acción de nuestro gobierno a los retos a los que nos enfrentamos. La poca visibilidad, junto al poco margen parlamentario (recordemos la mayoría absoluta del PP), así como el resultado reciente de las elecciones, y la necesidad de mostrar generosidad y responsabilidad políticas en momentos tan difíciles, hacen difícil la singularidad y la notoriedad de la oposición en su conjunto.
¿Es útil la oposición útil?
Lo que tiene que ser útil es la política. Y eso, a veces, significa consensos y grandes acuerdos.
Se suele quejar la derecha de que la izquierda comunica siempre mejor, y la izquierda de que la derecha tiene a su favor todos los medios de comunicación. ¿Qué es más importante, si hubiera realmente que elegir, entre comunicar bien o tener los medios de comunicación?
Tres cuestiones:
Primera. Hay que repensar los términos geográficos de las opciones políticas «derecha e izquierda». No es cierto que no hayan diferencias, o pocas. Todo lo contrario. Pero los apriorismos ideológicos, así como los patrones de comportamiento políticos clásicos no resuelven bien los nuevos retos. Se trata de buscar soluciones en campo abierto. Y no —exclusivamente— en y desde las trincheras partidarias.
Segunda. Los medios tradicionales están sometidos a una profunda revolución de sus modelos de negocio. La sociedad red ya no es de compradores, espectadores u oyentes. Es de actores-creadores-consumidores de información con nuevas lógicas. Aquí está el auténtico desafío para la política.
Tercera. Comunicar bien es lo fundamental. Contribuye a la credibilidad, a la confianza y al debate de manera eficaz. La política es la creación de mayorías alrededor de objetivos con capacidad de transformar la realidad. Sin comunicación no lo consigues, aunque tengas la «legitimidad» o el poder ejecutivo vía procesos democráticos. Los cambios que hay que abordar son de comportamiento individual y colectivos… y para ello la ejemplaridad y la comunicación son claves.
¿Qué recomendaría a un político actual para que su imagen saliera reforzada tras este periodo de crisis?
1. Determinación
2. Estrategia
3. Transparencia
4. Pedagogía
5. Ejemplaridad
6. Responsabilidad
7. Coherencia
8. Diálogo
9. Comunicación, empatía, sensibilidad
10. Rendición de cuentas
Publicado en: Diario Progresista.es (23.06.2012)
Fotografía: Gritte para Unsplash
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