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Voto joven, lenguaje joven

De acuerdo con cifras del Instituto Federal Electoral (IFE), en la lista nominal hay cerca de 3,7 millones electores y electoras de 18 y 19 años que votarán por primera vez en su vida en los comicios del próximo 1 de julio. Las estadísticas oficiales también indican que este 2012 estará marcado por el voto de 10,3 millones de personas de 20 a 24 años de edad; 10 millones de 25 a 29 años; y 9,7 millones de 30 a 34 años. Estamos hablando de más de 33 millones de votantes menores de 34 años.

Esa importancia de los jóvenes en las próximas elecciones ha hecho nacer numerosos estudios que quieren analizar ese papel de los jóvenes en la democracia mexicana de 2012. Así, según un diagnóstico realizado por el Departamento de Comunicación de la Universidad Iberoamericana (Uia) y la cátedra Unesco en comunicación y sociedad, los jóvenes no se ven representados por los actores y partidos políticos participantes en el proceso electoral en curso. Según el análisis, ese sector de la sociedad se siente excluido de la toma de decisiones, advierte un «lenguaje añejo» en los aspirantes a cargos de elección popular, así como uso de estrategias tradicionales en las redes sociales y falta de soluciones hacia los problemas de la juventud.

Otro estudio, del Departamento de Sociología de la UAM Iztapalapa, concluye que el 75 por ciento de los jóvenes mexicanos consultados en su investigación no acudirá a las urnas en las próximas elecciones, la razón: enfrentan un escenario desalentador, siguen siendo los más afectados no sólo por el desempleo, sino también por la falta de cobertura sanitaria, la discriminación, la violencia y la lucha contra el crimen organizado.

La primera vez simbolizaba la entrada ‘oficial’ en la mayoría de edad. Ahora parece el símbolo de la derrota generacional. De la desesperación. El reflejo del desánimo generalizado. La alegría emancipatoria que caracterizaba ese primer voto ha mutado en desafección, melancolía o indignación. La fiesta democrática (las elecciones) se ha transformado, para muchos de estos electores que se estrenan, en rebeldía crítica. Como denominador común a todos ellos, los jóvenes de 18 años se sienten muy lejos de toda la clase política. Muy lejos. El magnetismo de la “primera vez” se diluye hasta la incomodidad. Y el desconcierto.

Pero no todo es desafección, también tiene que ver la comunicación. Es tarea de los partidos políticos y de sus dirigentes elaborar estrategias creativas que les acerquen más a los ciudadanos. Esos jóvenes ciudadanos no se comunican ni perciben su mundo igual que lo hacen sus mayores. En una sociedad digital, la imagen, la rapidez y la interacción forma parte de su día a día, y así entienden ellos la comunicación. En 2012 nos hayamos en el mundo de la imagen y el vídeo, y de compartir ambas en redes sociales. Los partidos y candidatos que lo entiendan tendrán mucho ganado en la batalla por la percepción de los jóvenes.

En la actualidad, YouTube recibe cada minuto 48 horas de video. Los usuarios ven un promedio diario de 1.000 millones de videos en su página web. La duración de éstos ha aumentado un 50%, pasando de 10 a 15 minutos de media, y también el tamaño de los archivos. Se ha convertido en el segundo buscador de referencia, ganando cuota de aceptación a Google.

El poder del vídeo es cada vez mayor. Jaime Pelegrí, sales manager de Youtube en España, indicaba algunas cifras: la primera es que en YouTube el primetime no es a las 10 de la noche, sino que el primetime es “all-the-time” (todo el día, todo el tiempo). Segundo, los jóvenes ven más videos en YouTube que en la televisión. Y tercero, los vídeos en Internet (80% de los cuales se consumen en YouTube) tienen mayor impacto que los videos en medios offline.

En México, Peña Nieto se rodea de un grupo especializado en la grabación con formato de cine, que acompaña al candidato para producir los videos de sus eventos así como de aspectos familiares, y difundirlos en las redes sociales. En el caso de Josefina Vázquez Mota, la presencia de sus vídeos en Youtube es menos efectista, con poca creatividad, lo que hace que sus contenidos tengan menos posibilidades de ser compartidos y vistos. López Obrador, por su parte, no tiene canal propio en Youtube, y sus vídeos están divididos en pequeños mensajes personalizados, de calidad, en su canal RegeneraciónTV, y largos y aburridos discursos en MorenaAMLO.

La política que no hable el lenguaje audiovisual no tendrá audiencia. La oratoria se transformará en plasticidad sensorial si quiere seguir siendo el epicentro de la política democrática. Algún día la política será una canción, decía el poeta León Felipe. Ese día ha llegado. Con imágenes.

Publicado en: Campus Milenio (26.04.2012)

Enlaces de interés:
Cómo seguir las elecciones de México

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