InicioComunicaciónEl liderazgo de las mujeres políticas: construyendo igualdad desde el poder

El liderazgo de las mujeres políticas: construyendo igualdad desde el poder

1. Aún queda mucho por hacer
2. Las nuevas oportunidades de la política 2.0
3. Liderazgo femenino contra la crisis
4. Mujeres políticas y medios de comunicación
5. Decálogo para la feminización de la política

1. Aún queda mucho por hacer
«Para combatir el antisemitismo no hace falta ser judío, como para luchar contra el racismo no hace falta ser negro. Lamentablemente, a veces parece que para combatir la discriminación de la mujer hace falta ser mujer». Soledad Gallego-Díaz

En los 50 años de existencia de la Unión Europea, por ejemplo, no ha habido nunca una presidenta de la Comisión. Esta dura, injusta y discriminatoria realidad provocó en 2008 una campaña de denuncia muy contundente que lanzaba la siguiente pregunta: Doscientos cincuenta millones de mujeres en la Unión Europea y «¿Ni una vale lo bastante?» Desde la web Females in Front (Mujeres al Frente, www.femalesinfront.eu) se invitaba a firmar esta nota difundida en distintos medios europeos: «En los próximos 12 meses, cuatro políticos serán elegidos para ocupar los puestos de máxima responsabilidad en la UE (presidencia del Consejo Europeo, cargo que se nombra por primera vez; presidencia de la Comisión; Alta Representación para Asuntos de Política Exterior y Seguridad, y presidencia del llamado Eurogrupo). Durante 50 años, la foto de los dirigentes europeos ha sido la misma. Es hora de que cambie. Los cargos internacionales deberían ser siempre ocupados por los candidatos más competentes. Hay doscientos cincuenta millones de mujeres en Europa. No debería ser muy difícil encontrar candidatas lo bastante buenas entre ellas. Si quiere que al menos una mujer ocupe uno de esos puestos, firme aquí».
Margot Wallstrom, comisaria sueca encargada de Relaciones Institucionales y Estrategia de Comunicación, señalaba entonces en una entrevista que «las instituciones europeas se comportan como una especie de círculo interno de hombres con poder de decisión que actúan a puerta cerrada y que se reparten tranquilamente los cargos de la UE. Hombres viejos eligen a otros hombres viejos».

Esta realidad es sólo la punta del iceberg de una realidad más sorda, más profunda, más rocosa que forma parte de la sociología y la cultura democrática de nuestras sociedades. Hace menos de un año, por ejemplo, un 25% de la población española consideraba que no era buena idea el hecho de que una mujer tuviese altas responsabilidades políticas. No se las consideraba preparadas, se argumentaba que no tendrían tiempo, que sus obligaciones personales no les iban a permitir dedicarse con la misma intensidad que un hombre, etc.

Sólo 40 mujeres han sido presidentas de gobierno o jefas de estado en el mundo desde finales de la Segunda Guerra Mundial. Entre ellas, destacan Indira Gandhi en la India (en dos períodos), Golda Meier en Israel, Benazir Bhutto en Pakistán (también en dos legislaturas), la británica Margaret Thatcher y Édith Cresson en Francia, a principios de los noventa.

Pero lo que era excepcional comenzó a cambiar, lentamente, al inicio del siglo XXI. El año 2006 se inició con lo éxitos electorales de Michelle Bachelet, en Chile, o Angela Merkel en Alemania. A los que se añadió Ellen Jonson-Sirleaf (apodada Mamá Ellen) en Liberia, quien se convirtió en la primera mandataria elegida democráticamente y en la primera mujer presidenta en África.

En 2007, sorprendía el fenómeno Ségolène Royal, con su ascenso fulgurante en las primarias de su partido y su dolorosa derrota electoral ante Nicolas Sarkozy. Fue también el año de las victorias de la «presidenta» (con «a» como le gusta decir) Cristina Fernández en Argentina y de Prathiba Patil en India, la mayor democracia del mundo. En Estados Unidos, asistíamos a la victoria de Nancy Pelosi, la primera mujer presidenta del Congreso, en el marco de una ola de cambio político que los demócratas supieron gestionar.

Aquel año acabó trágicamente, con el dramático final de la trayectoria de Benazir Bhutto. El último y definitivo atentado terrorista y cobarde que sufrió le costó la vida junto a centenares de seguidores y frustró la esperanza de cambio en el inestable y atómico Pakistán.

En 2008, vivimos la apasionante carrera de las primarias norteamericanas de los demócratas, con el duelo Obama-Clinton. Y celebramos la victoria de «ambos».

En 2009, la economista Dalia Grybauskaite se convirtía en la primera mujer presidenta de Lituania, con el desafío de hacer frente a la crisis económica, afianzar la situación del país en la Unión Europea y mejorar las relaciones con Rusia. Grybauskaite, política independiente, economista formada en la URSS y en EEUU, que habla cinco idiomas, fue antigua ministra de Finanzas y ex comisaria europea de Programación Financiera y Presupuesto.

Unos meses antes, en Islandia, se nombraba a la socialdemócrata Jóhanna Sigurdardóttir primera jefa de gobierno.  Sigurdardóttir, de 66 años, es ex azafata, sindicalista, ha reconocido públicamente su homosexualidad y es conocida también por defender a la familia y a las minorías.

Y en 2010, hemos visto nombrar a la candidata del oficialista Partido Liberación Nacional (PLN), Laura Chinchilla, como la primera mujer en la historia que ocupa la presidencia de Costa Rica. Y, en Brasil, Dilma Rousseff (actual ministra de la Presidencia en el gobierno del presidente Luiz Inázio Lula da Silva) era proclamada por los delegados del IV Congreso Nacional del Partido de los Trabajadores (PT), y por unanimidad, precandidata a las elecciones presidenciales del 3 de octubre. Rousseff, según la última consulta del Instituto Brasileño de Opinión Pública y Estadística (Ibope), la candidata elegida por Lula para sucederlo, fue la que más creció en intención de voto, con un 30% de apoyo.

Ellas son hoy, en este período extraordinario de la historia que nunca antes había sucedido, mujeres presidentas o primeras ministras en todo el mundo que contribuyen a abrir el camino hacia una nueva concepción de la acción y la comunicación política.

2. Las nuevas oportunidades de la política 2.0
«La red es genuinamente un espacio femenino (…). Debido a su diseño y concepción original es ideal para ser un espacio en el que participen las mujeres por dos razones: la primera, internet es un espacio horizontal (versus a las organizaciones jerárquicas, que suponen un obstáculo en la presencia de las mujeres en el espacio público, según análisis con perspectiva de género). Su estructura es plana, todos los nodos son iguales, esta estructura de Internet es la que genera oportunidades; la segunda, las mujeres siempre han tejido redes en el ámbito privado y personal, redes presenciales pero redes de soporte, fundamentalmente destinadas a la vida cotidiana». Lourdes Muñoz Santamaría

Internet y las nuevas tecnologías de la comunicación y de la información dibujan nuevos escenarios para la acción política. De los videos online a Twitter, pasando por los propios blogs o páginas web, son muchas las opciones y herramientas que utilizan tanto algunas mandatarias políticas, reinas o esposas de presidentes o ministros para apoyar la acción desarrollada por éstos o, en otra línea, para diferenciarse de ellos y mostrar al mundo su perfil, estilo, e ideas propias.
La realidad de cada país, así como el cargo que se ostenta, marca el modo en que está identidad digital se hace presente. Así, Angela Merkel (siendo pionera en su uso) realiza un videoblog semanal, de unos tres minutos de duración, donde explica aspectos de su acción y gestión política. Con el título Para llevar y ver, puede verse vía Deutsche Welle en español. Merkel trata distintos temas de la actualidad que van desde la sanidad a los conflictos internacionales.

En otra línea totalmente diferente, la Reina Rania de Jordania compagina el uso de distintas herramientas 2.0. Utiliza Twitter con frecuencia, durante sus viajes o visitas oficiales, relatando sus vivencias; se comunica a través de su página web o su perfil en Facebook; y, en su canal en YouTube, promueve causas diversas como la campaña impulsada contra los prejuicios y estereotipos sobre el mundo árabe o la acción conjunta con la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) por la paz en Gaza, que le valió el Premio Visionario de YouTube.

En el otro flanco, el de las primeras damas —esposas de presidentes o ministros—, las herramientas 2.0 se utilizan con distinta intensidad según sea el objetivo. Así, Carla Bruni tiene una página web tradicional (en francés e inglés), con un cuidado diseño, en el que muestra su focos de interés: desde la moda (el mundo de la alta costura), a temas vinculados a la acción humanitaria, la cultura audiovisual, o la presencia oficial en grandes manifestaciones junto a su esposo, Nicolas Sarkozy.

Como Bruni, Sarah Brown, utiliza la Red de manera activa y lo hace con una gran habilidad. Así, arrancó varios blogs, en el momento más oportuno, como este Sarah Brown G20 con motivo de la celebración de la Cumbre (de jefes de Estado y de Gobierno celebrada en Pittsburgh, EEUU, en septiembre de 2009, donde tuiteó sobre la cena del G-20), dando un claro apoyo a la política de su marido, Gordon Brown. Sarah ha logrado conseguir una gran popularidad, con  más de 850.000 seguidores en su Twitter, SarahBrown10, una cifra que es casi 5 veces mayor que el total de afiliados del Partido Laborista.

En otro continente, Dilma Rousseff, actual ministra de la Casa Civil (Brasil) y firme candidata a ganar las elecciones brasileñas de 2010, tiene presencia online a través de la página web del ministerio, donde se publican  noticias de actualidad vinculadas a su acción política; de su perfil propio en LinkedIn, como directiva de Petrobras, y de una cuenta en Twitter con su nombre. En una de las redes sociales que más triunfa en el país, Orkut, Rousseff tiene un grupo de admiradores que la apoyan a través de Twitter y de un blog de apoyo específico a su futura candidatura. A este blog se vincula una red de blogs, muy numerosa, y se permite descargar un banner específico de cara a las próximas elecciones. En YouTube se han colgado más de 700 videos sobre ella.

En Estados Unidos, Michelle Obama, cuenta con su propio espacio dentro del sitio oficial de la Casa Blanca. En él se puede ver un video con fotos de Michelle en actividades oficiales o en distintos momentos junto a niños, ancianos, etc. También, junto a su esposo y a sus hijas, proyectando una imagen múltiple en la que deben convivir los aspectos personales con sus obligaciones como primera dama. En cualquier caso, tanto Michelle Obama como Angela Merkel, a pesar de despertar un enorme interés y contar con las herramientas para ello, actúan de manera comedida en un terreno fuertemente acotado, donde se controla hasta el mínimo detalle. Ambas se apartan del protagonismo online que puedan tener Brown o Bruni, por ejemplo, ésta última decidida a compaginar on y offline su carrera profesional y sus inquietudes personales, con su papel oficial y de contribución a la labor del presidente Sarkozy.

En cualquier caso, cabe destacar que tanto Michelle Obama, como Sarah Brown, Carla Bruni o Rania de Jordania, han conseguido en distintos momentos, índices de popularidad y valoración por encima de sus esposos. Quizá su identidad digital y su actividad online tenga algo que ver…

Sarah Brown, como señalaba el diario El Mercurio en septiembre de 2009, «ha logrado un gran acercamiento con sus compatriotas a través de internet, donde no sólo mantiene un visitado blog sino que ahora es la figura pública británica más popular en Twitter». Sarah saca una enorme ventaja a políticos británicos populares que ya se han atrevido con Twitter como el alcalde tory de Londres, Boris Johnson, que cuenta con unos 48.000 fieles seguidores (según EFE).

Michelle Obama, por su lado, alcanzaba el 71%, en el índice de aprobación mostrado en las últimas encuestas, bastante por encima del 50% del presidente Obama.

Hace unos meses el sitio de infografías Information is Beautiful mostraba un gráfico realizado por Brian Solis a partir de información y datos obtenidos en Google Ad Planner, donde se constata que la presencia de mujeres en las redes sociales es una realidad con peso, ya que en la mayoría de los casos están presentes en un porcentaje mayor a los hombres. Así, en sitios como Bebo (con el 68%), Facebook y Twitter (con el 57%) o MySpace (64%), las mujeres son mayoría. En YouTube o LinkedIn la proporción respecto a los hombres es del 50%. En 2008, otro estudio (en este caso de RapLeaf), dibujaba ya este escenario donde se veían más mujeres que hombres participando en las redes sociales.

A pesar de ello, en el ámbito de la política, la realidad es muy distinta (on y offline). La presencia de la mujer en las cúpulas de los partidos o haciendo oír su voz en la red es escasa. Es por ello que resulta decisivo alentar y celebrar los cambios y los pasos que se van produciendo. Las mujeres que hacen política pueden comportarse con los roles y estereotipos culturales del machismo político. Pero también pueden, y mayoritariamente, incorporar otras escalas de valores en las relaciones (personales, sociales, institucionales, políticas), con otras sensibilidades y renovados matices. Y, sobre todo, con otra agenda y prioridades. Necesitamos políticas para otra política que debe desarrollarse, también, en la red.

3. Liderazgo femenino contra la crisis

«No digo que un mundo exclusivamente femenino sea mejor que uno masculino, sino que estoy convencida de que es necesario un mayor equilibro de género si queremos construir un mundo de los negocios más sostenible». Halla Tómasdóttir (presidenta ejecutiva de la firma de inversión fundada por mujeres Audur Capital, Islandia)

Además, en un contexto de crisis global, como el que estamos viviendo, el liderazgo femenino se ha apuntado (de la mano de distintos expertos) como una solución que debe considerarse seriamente. Un informe de la Universidad de Cranfield (Reino Unido), por ejemplo, afirmaba hace unos meses que un mayor número de ejecutivas debería tomar la dirección de los bancos y empresas que sufren la crisis. En palabras de Ruth Sealy, experta de la Escuela de Negocios de dicha universidad: «Desde el año 2003, existe cierto consenso en torno a la idea de que una mayor diversidad en los consejos lleva a un mejor gobierno, porque se toman mejores decisiones y se innova más».
En el pasado Foro Económico Mundial de Davos (en su 39 edición de 2009 y el primero celebrado en un contexto de recesión), ya se llegó a la conclusión de que las mujeres debían hacer sus aportaciones para solucionar la crisis.

Y, durante el IV Encuentro de Mujeres por un Mundo Mejor, celebrado en Monrovia (Liberia), en marzo de 2009, se oyeron afirmaciones como la de Diane White, de la consultora de inversiones Calvert: «Ningún país ni ninguna empresa pueden alcanzar todo su potencial sin contar con más mujeres». En él, participó también la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega junto a otras dirigentes de distintos países como Gambia, Namibia, Mozambique o Canadá. De la Vega destacó «que las mujeres cumplen con su palabra nuestra palabra. Es nuestra seña de identidad: proponemos objetivos concretos y realizables, asumimos sólo los que podemos llevar a cabo».

Valores, estilos y sensibilidades propias que, en una supuesta igualdad de condiciones, no evitan que a las mujeres se las juzgue el doble y se las perdone la mitad.

4. Mujeres políticas y medios de comunicación
«Se ha detectado una serie de factores que limitan e inhiben la representación política de las mujeres. El papel que representan los medios de comunicación en la sociedad es uno de los factores más importantes en la configuración de las expectativas del público sobre los políticos y sobre la participación de las mujeres políticas en particular. Son creadores de opinión y, por lo tanto, su trascendencia es primordial, sobre todo en relación con la política, durante las campañas electorales». Maria Àngels Viladot i Presas

En el ámbito de los medios de comunicación también se reproducen los patrones de género que vive la sociedad actual. Así, a pesar de los avances y de nuevas sensibilidades, encontramos todavía un escenario donde la invisibilidad, en algunos casos, el sesgo o la representación estereotipada están presentes en la manera cómo se transmiten determinadas imágenes e informaciones.

Como se señala en el extracto de un Informe impulsado por la consultora Indera (en el marco de la campaña Muévete por la Igualdad. Es de Justicia, promovida por las ONG Ayuda en Acción, Intered y Entreculturas), los gobiernos no han dado seguimiento a los compromisos políticos asumidos en la Conferencia de Beijing (desde 1995 y en sus distintas ediciones) pero, en cambio, a nivel internacional, la sociedad civil ha creado iniciativas para continuar trabajando y profundizando el tema. Es el caso de una experiencia como la Red Internacional de Mujeres Periodistas con Visión de Género (RIPVG), profesionales del sector que trabajan en red para promover los derechos de las mujeres. En la actualidad participan en ella una docena de asociaciones a nivel estatal y seis en Catalunya.

Son muchos los elementos que hay que combatir para romper la imagen estereotipada y los roles de género que se instalan de manera insistente: el lenguaje, la valoración descompensada de elementos como el vestuario, el aspecto, etc. continúan teniendo un peso específico distinto cuando se trata de mujeres y, más, de mujeres políticas.
Como estableció la Plataforma de Beijing en su día, es básico incorporar la perspectiva de género en los medios de comunicación para avanzar plenamente hacia una sociedad más justa y equitativa.

5. Decálogo para la feminización de la política
«El testimonio de las mujeres es ver lo de fuera desde dentro. Si hay una característica que pueda diferenciar el discurso de la mujer, es ese encuadre». Carmen Martín Gaite

1. Hablar con el corazón
No renunciar a mostrar las emociones, aunque formen parte de la propia intimidad. La política es idea, gestión, poder y emoción. Quien renuncie a les ideas para gestionar será un burócrata. Quien renuncie a las emociones para ganar el poder, será un autoritario.
Quien no se emociona nunca podrá comprender el ánimo de los demás.

2. La belleza es política
Entender que la belleza es un atributo de la representación pública es una oportunidad para la nueva política. La ciudadanía confía en aquella persona que se viste y se arregla para representarla con dignidad. Cuidar la imagen física, como una actitud vital de preocupación por la salud y la vida natural ofrece un perfil de belleza alejado de los patrones estéticos y de los prejuicios sociales.

3. Pensar en términos de comunidad
Desarrollar un comportamiento comunitario creativo y dinámico como base de la acción política supone una nueva relación entre líder y ciudadanía y sus organizaciones. Mejor cómplices que seguidores; mejor activistas que electores; mejor libres y creativos para actuar que repetidores de consignas.

4. Priorizar la vida cotidiana
La política que habla y se preocupa de la vida de las personas es el escenario central de la feminización de la política. Más proximidad a los problemas diarios: conciliación, igualdad de oportunidades y de retribuciones, educación, el trabajo como derecho y realización. Y una nueva mirada a las patologías de la sociedad: la soledad, el aislamiento, la tristeza, la insatisfacción, el dolor, el miedo…

5. Combatir sin cuartel la discriminación
Sea de género o cualquier otra. Un combate constante, sin descanso, decidido. La defensa de la pluralidad y la diversidad es la antesala de la política del diálogo y del acuerdo. La nueva comunicación explora el acuerdo a través del reconocimiento de la alteridad. La comunicación se convierte en una conversación multilateral y abierta.

6. Un lenguaje no sexista
Casi lo más difícil. Siglos de lenguaje y pensamiento androcéntrico nos atenazan, nos dirigen, muchas veces sin darnos cuenta. Debemos educarnos y educar. Necesitamos un lenguaje siempre inclusivo. Nuestras palabras, y sus imágenes asociadas, dibujan realidades conceptuales que tienden a reducir la realidad, a simplificarla.

7. Los valores como motor
La feminización de la política impulsa la recuperación de los valores morales y éticos como base de la nueva política. Ganan las ideas políticas que nos humanizan, que nos hacen personas más espirituales, más profundas, más intensas. La política que recupera las grandes palabras, las que trascienden y dan dimensión moral a la gestión. La política de la esperanza.

8. Liderar la conversación
Dominar el medio dominante, como decía McLuhan. Hoy, en la red, en el mundo digital. Convertir la comunicación en conversación, en participación colectiva. Dispuestos a escuchar y a dejarse influir. Experimentar la cultura digital como una nueva forma de organizarse, de pensar las propuestas y de comunicarlas. La red como medio y como paradigma de la política.

9. La política de la claridad
En las propuestas, en las dificultades, incluso, en las dudas. La sinceridad y la claridad como garantía de transparencia y simplicidad, para —precisamente— abordar la complejidad de la gobernabilidad y de los retos con aquello que es fundamental, nuclear. No hay tiempo que perder. Las dificultades del planeta y de la humanidad reclaman soluciones y propuestas fundamentales, decisivas, básicas. Claridad ante la oscuridad de la incertidumbre.

10. Pensar en imágenes
Recuperar la expresión artística y de las artes visuales para la comunicación del pensamiento social y político. Pensar con las nuevas visualizaciones de mapas, gráficos y simulaciones. Imaginar las ideas, imaginando sus iconos y símbolos. Conectar los sueños y las propuestas con su visión, con su representación. Imágenes para cambiar el mundo.

NOTA
Este texto es un compendio de distintos contenidos, presentados en forma de post, conferencias e intervenciones diversas, recogidos en mi libro Políticas. Mujeres protagonistas de un poder diferenciado o en otros artículos, que me han servido para hilvanar un capítulo dentro del libro colectivo titulado Liderazgo, Mujer y Política editado por la Universidad Pontificia de Salamanca con el auspicio de la Junta de Castilla y León que acaba de publicarse.

EPÍLOGO
Termino este artículo, en esta contribución colectiva a un libro editado por la universidad, en marzo de 2010. Este mes y este año se cumplen, precisamente, cien años de la Real Orden del 8 de marzo de 1910 del Ministerio de Instrucción Pública, por la que se permitía la admisión de mujeres en todos los establecimientos docentes en España. Lo que significó su entrada en la universidad, hecho que únicamente había sido posible en casos individuales (con permisos especiales). Solo 36 mujeres habían conseguido licenciarse después de superar numerosas trabas y dificultades. A veces, como tuvo que hacer Concepción Arenal para estudiar Derecho en la Universidad Complutense de Madrid, disfrazándose de hombre, otras asistiendo con un acompañante o colocándose en la mesa del profesor.
Los avances logrados por las mujeres en todos los órdenes y los pronósticos que aseguran su gran liderazgo en este siglo XXI chocan con el balance de su presencia en los puestos clave de poder, que sigue siendo aún muy desfavorable. La toma de decisiones, tanto en el ámbito empresarial como en el docente o el político, sigue siendo cosa de hombres y la corresponsabilidad, más allá de la cuota obligatoria, es en muchos casos más aparente que real.
El debate sobre la visibilidad de la mujer en los lugares estratégicos de toma de decisiones en nuestras organizaciones sociales, políticas y económicas es inseparable del análisis y del balance de la presencia real de la mujer en las posiciones ejecutivas.  El último informe del World Economic Forum, The Global Gender Gap Report 2010, señala además, que la crisis amenaza los avances de la mujer en la empresa. Según el estudio, los mayores creadores de empleo del mundo son incapaces de capitalizar el talento femenino. Women Leaders y del Gender Parity Programme.

Pero el liderazgo de las mujeres políticas puede y debe ser decisivo en la construcción de la igualdad desde el poder democrático. Un estudio divulgado por la Unión Interparlamentaria (UIP), con el título Mapa Mundial de la Mujer en la Política 2010, señala que las mujeres ocupan el 18,8% de los escaños en los parlamentos del mundo, muy lejos todavía de la paridad que la ONU estableció como meta en la cuarta conferencia internacional sobre la mujer celebrada hace 15 años en Pekín y que supuestamente debería haberse alcanzado en 2000, según indicaba el secretario general de la UIP, Anders Johnsson, durante la presentación del estudio.

Las parlamentarias europeas ocupan el 21,4% de los escaños en sus cámaras legislativas, esta cifra asciende al 42% en los países nórdicos, y se sitúa por debajo del 15% en países como Irlanda, Hungría o Rumanía. España se encuentra en el puesto 13 a nivel mundial con un 36,6% (el mismo porcentaje que en el informe de 2008).

El estudio recoge cuáles son los elementos más importantes para impulsar una mayor participación femenina en el mundo político: las cuotas, los mecanismos electorales y la voluntad interna de los partidos para que la integración de la mujer sea una realidad.

Las mujeres políticas ya son la esperanza de la política y la democracia en muchos lugares del mundo. Su poder diferenciado las hace protagonistas de la visibilidad de las mujeres en una sociedad más justa e igualitaria. En palabras de Indira Gandhi: «Para liberarse, la mujer debe sentirse libre, no para rivalizar con los hombres, sinó libres en sus capacidades y personalidad».

En el siglo pasado, algunas mujeres eran ya libres e iguales en su interior, gracias a la cultura, por ejemplo. «No hay barrera, cerradura ni cerrojo que puedas imponer a la libertad de mi mente», decía Virginia Wolf. Ha llegado el momento, inaplazable para la justicia y la sostenibilidad social, medioambiental y para la gobernabilidad democrática que liberemos también las barreras, cerraduras y cerrojos físicos, políticos, económicos y culturales que todavía atenazan a la mitad de la población.


Bibliografía o otras referencias:
Políticas. Mujeres protagonistas de un poder diferenciado
Antoni Gutiérrez-Rubí. Colección Planta29. ElCobre Ediciones, 2008.
Descarga gratuita
Contra el feminismo
Edurne Uriarte. Colección Espasa Hoy. Espasa Calpe. Madrid, 2008
Feminismo para principiantes
Nuria Varela. Ediciones B. Barcelona, 2005

Políticas para otra política. Diario Público (15.04.08)
Chacón: toque de corneta. El Periódico de Catalunya (16.04.08)
El rosa que molesta. Revista Marie Claire (16.05.2008)
Cara y cruz de Bibiana Aído (30.03.2009)
Poder en femenino. Revista Marie Claire (Febrero 2009)
Liderazgo femenino: políticas 2.0 (28.01.2010)

The Corporate Gender Gap Report 2010 (World Economic Forum)
The Shriver Report. A Woman’s Nation Changes Everything (16.10.2009)

Manual de Comunicación Institucional con Perspectiva de Género para la Secretaría (Ministerio) de Relaciones Exteriores de México (versión PDF)

Artículos de interés:
Aurora Boreal (John Carlin. El País, 11.03.2012)

 

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77 COMENTARIOS

  1. Todas las dirigentes femeninas mencionadas en la nota apoyan el brutal ajuste capitalista en Europa, EE UU, etc. donde bajan los salarios de la mujer trabajadora a la mitad. (General Motors, etc.)
    “Ningún país ni ninguna empresa pueden alcanzar todo su potencial sin contar con más mujeres.”
    Se trata del empleo de mujeres en la defensa de los intereses de las empresas y países capitalistas en crisis.
    Es decir, la clase dominante se ve en la necesidad de relevar a su plantel masculino como una medida cosmética.
    No de un cambio de bases, que ponga en un lugar dirigente a la mujer asalariada, cuyas condiciones de vida son atacadas por el salvataje a los bancos.
    Sin embargo, es una mujer la que pilotea el ataque contra las condiciones de vida de millones de mujeres en la UE: Ángela Merkel.
    Las mujeres necesitamos dirigentes para la defensa de la mujer asalariada, no de los bancos.

  2. […] que forman parte de los gobiernos nacionales de la UE es sólo el 26% (Artículo recomendable: El liderazgo de las mujeres políticas: construyendo igualdad desde el poder); se habló de que sólo el 3% de los Premios Nobel de la Ciencia han sido concedidos a mujeres; y […]

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